El Madrid vuelve a su ¡®coronaliga¡¯
Tras verse en una situaci¨®n cr¨ªtica, los blancos enlazan por primera vez este curso tres partidos sin encajar y atrincheran su ¨¢rea, las virtudes que le llevaron al ¨²ltimo t¨ªtulo
El Real Madrid fue durante a?os un bon vivant. Iba por los campos descamisado, entregado a la vida alegre de sus atacantes. No le importaba desordenarse porque, en el cuerpo a cuerpo, pocos le pod¨ªan aguantar el ritmo. Pero estos son tiempos austeros, tambi¨¦n para ¨¦l. En el ¨¢rea contraria ya no va sobrado y solo puede sobrevivir entregado a la aplicaci¨®n, la cautela y la sobriedad para administrar lo que tiene. Hasta nuevo aviso en forma de fichaje de un goleador, resurrecci¨®n de Hazard o aparici¨®n mariana de Jovic, esta es la ¨²nica v¨ªa al ¨¦xito que tiene desde que Cristiano reside a los pies de los Alpes.
As¨ª levant¨® la coronaliga y solo as¨ª ha podido rearmarse en estos ¨²ltimos d¨ªas cr¨ªticos. Por primera vez en lo que va de curso, ha enlazado tres partidos consecutivos sin encajar un tanto, el mejor term¨®metro del paso al frente de la plantilla en este trance. Cuando viaj¨® al Pizju¨¢n hace ocho d¨ªas, acumulaba una media de 1,4 dianas recibidas por encuentro en todas las competiciones, m¨¢s del doble que la pasada Liga (0,65) y casi cuatro veces por encima de los 10 choques del postconfinamiento que decidieron el t¨ªtulo dom¨¦stico (0,4).
En esos 15 partidos precedentes, los blancos sufr¨ªan 9,7 disparos por d¨ªa, de los que 3,7 acababan entre los tres palos de Courtois, obligado a hacer horas extra. El Betis le lanz¨® 15 veces; el C¨¢diz, 14; y el Alav¨¦s, el Valladolid y el Levante, 11. Y en Champions hab¨ªa recibido nueve goles en las cinco primeras jornadas de la fase de grupos, lo nunca visto en su expediente europeo. Era un equipo al descubierto en las dos ¨¢reas, sin mazo en la rival y expuesto en la propia. Sin embargo, en estos tres duelos recientes, contra Sevilla (0-1), Gladbach (2-0) y Atl¨¦tico (2-0), con el agua al cuello, la estad¨ªstica se ha invertido: la cifra de tiros a puerta en la meta del belga se ha desplomado a casi un tercio (1,3) y los remates totales se han quedado en ocho.
Contra Sevilla, Gladbach y Atl¨¦tico, la cifra de tiros a puerta recibidos se desploma a casi un tercio
La mejora trasciende a la l¨ªnea defensiva, pese a la vuelta de Ramos, cada vez m¨¢s imprescindible. Tiene que ver, sobre todo, con una mayor aplicaci¨®n colectiva en cada rinc¨®n del campo. Con Modric y Kroos en su mejor versi¨®n, los de Zidane han disfrutado de m¨¢s control del juego y, atr¨¢s, como le gusta decir al t¨¦cnico en una clara herencia de su pasado en la siderurg¨ªa juventina, no han arriesgado nada.
La reacci¨®n resulta imposible desligarla de la vinculaci¨®n pr¨¢cticamente emocional que el entrenador mantiene con el n¨²cleo duro del vestuario, el que tantas cosas le ha hecho ganar, como ¨¦l mismo confes¨® antes de viajar al Camp Nou y tras el doble trompazo contra C¨¢diz y Shakhtar. Era la primera curva seria del a?o y el franc¨¦s proclam¨®: ¡°Siempre voy a estar a muerte con ellos¡±.
El reto pendiente
Y ahora, en otra coyuntura a¨²n m¨¢s l¨ªmite, con el ruido de sables de fondo ante la posibilidad de un fracaso europeo y tambi¨¦n ¡ªaunque en menor medida¡ª de una temprana despedida de la Liga, esos mismos jugadores ¡ªsalvo Isco y Marcelo, a la sombra¡ª han recuperado las virtudes de la coronaliga para seguir todos juntos. Casualmente, el curso pasado, la mejor racha de partidos (5) sin encajar al margen del postconfinamiento tuvo lugar en otra crisis similar, en medio de las urgencias en la liguilla de la Champions y con el nombre de Mourinho chirriando en los o¨ªdos de Zizou.
¡°Esto significa mucho para el entrenador que soy¡±, resumi¨® agradecido ZZ este s¨¢bado. Se refer¨ªa, en concreto, a las pocas ocasiones que concedi¨® su equipo, al buen trabajo defensivo, a ¡°las ayudas de los extremos a los laterales¡±, a la ¡°presi¨®n y agobio arriba¡±, y a ¡°mantener el ritmo en la segunda parte¡±. Ninguna referencia al virtuosismo. Todas se?ales de compromiso que tranquilizan al entrenador y le hacen ver que su mensaje sigue teniendo vigencia en el vestuario. Ahora, superado el sofoc¨®n, viene la prueba de la rutina, comprobar si esta reacci¨®n extraordinaria tiene continuidad en la fatiga del d¨ªa a d¨ªa, sin rivales de cartel ni escenarios ag¨®nicos.
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