La Superliga emerge del lago Ness
El proyecto est¨¢ a la altura de los tiempos que corren: elitista, extremadamente favorable a los clubes que mueven fangotes de dinero y contrario a la vocaci¨®n popular
Florentino P¨¦rez aprovech¨® la asamblea telem¨¢tica del Real Madrid para reflotar la idea de la Superliga europea y las ventajas que se derivar¨ªan de su creaci¨®n. Todo es secreto en esta aventura, excepto la voluntad del Real Madrid y del Bar?a de liderarla. En su despedida como presidente del club catal¨¢n, Josep Mar¨ªa Bartomeu declar¨® que el Barcelona hab¨ªa aprobado la adhesi¨®n a la Superliga, sin ofrecer el menor detalle del proyecto y sin permitir preguntas al respecto.
Los dos clubes espa?oles son los ¨²nicos que han hecho p¨²blico su intenci¨®n de abandonar el formato actual de la Liga de Campeones y del organismo que lo regula: la UEFA. Es un desaf¨ªo de consecuencias incalculables para los clubes que quieran embarcarse en el proyecto y para los equipos que se queden fuera (el 99,9%), acogidos en el mejor de los casos al patronazgo de los s¨²per ricos de la Superliga.
El proyecto tiene las mismas costumbres que el monstruo del lago Ness. Aparece y desaparece, sin que nadie logre saber d¨®nde se esconde. Es seguro, sin embargo, que la Superliga emerger¨¢ cualquier d¨ªa y dar¨¢ fe de su existencia. Se trata de una idea a la altura de los tiempos que corren: elitista, extremadamente favorable a los clubes que mueven fangotes de dinero y contraria a la vocaci¨®n popular que corr¨ªa por las venas del f¨²tbol hasta que banqueros estadounidenses, oligarcas rusos, jeques ¨¢rabes y grandes capitanes empresariales detectaron las ilimitadas posibilidades del negocio.
La Superliga adquirir¨ªa un car¨¢cter similar al de la NBA, burbuja de oro del baloncesto que deja migajas a su alrededor. El resto del baloncesto es pedrea, y con eso hay que conformarse. Pero a diferencia de la NBA, un invento que est¨¢ a punto de cumplir 80 a?os y surgi¨® del vac¨ªo para aprovecharse de la tremenda producci¨®n de jugadores que le ofrec¨ªa el baloncesto aficionado universitario, la Superliga significa la escisi¨®n quir¨²rgica del sistema que gobierna el f¨²tbol actual. La batalla est¨¢ asegurada.
Florentino P¨¦rez se refiri¨® a la nueva competici¨®n como inevitable y necesaria. No le gusta el formato nacional, ni el reparto de dinero en la competici¨®n internacional. Presiona para ganar m¨¢s dinero y para que los dem¨¢s, con excepci¨®n del Bar?a, ganen menos. En definitiva, para que se regrese a la situaci¨®n que tanto les benefici¨® desde 2006 a 2015, cuando Real Madrid y FC Barcelona recib¨ªan por los derechos de televisi¨®n de la Liga espa?ola tres veces m¨¢s de dinero que el Atl¨¦tico de Madrid, el siguiente en el orden de beneficiados.
Las ventajas que obtuvieron los dos clubes en ese decenio fueron impresionantes, decisivas para marcar diferencias siderales en el mercado de fichajes, en la captaci¨®n de patrocinadores y en el universo publicitario. Desde esa perspectiva, es impecable la l¨®gica de Florentino P¨¦rez, perfecto representante del ideario neoliberal. Tiene tambi¨¦n todo el derecho a defender y aprovechar su posici¨®n de privilegio, si es necesario insinuando aliados imprescindibles.
El presidente del Real Madrid desliz¨® el nombre de Gianni Infantino, presidente de la FIFA y rival de Alexander Ceferin, el mandatario de la UEFA. No fue una alusi¨®n gratuita. Florentino P¨¦rez no deja un cabo suelto. Le cit¨® para que se observe a Infantino como el mejor aliado posible en el agrio conflicto que se avecina, con la UEFA, las Ligas y el 99% de los clubes en contra.
Menos edificante fue el car¨¢cter paternalista de su premisa, en plan lo que es bueno para el Real Madrid es inevitablemente bueno para el f¨²tbol, discurso que concede a la Superliga de los muy ricos la capacidad de establecer el tipo de derramas a las que se acoger¨¢n los pobres del f¨²tbol. Que la caridad les recoja.
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