Spanoulis y los Reyes Magos de Grecia
El griego es el pen¨²ltimo gran nombre de un estilo de jugador exterior con tanta personalidad que ha sido capaz de orientarnos a todos los dem¨¢s sobre la verdadera esencia de la profesi¨®n
Vassilis Spanoulis ha batido por fin el r¨¦cord de puntos totales en la actual Euroliga (4.157), en poder previamente de Juan Carlos Navarro, y ambos se han manifestado una mutua admiraci¨®n. El logro de Spanoulis nos permite hablar de un baloncesto europeo que no se entender¨ªa sin la personalidad griega impregnando la competici¨®n durante los ¨²ltimos 35 a?os. Recuerdo, como si me hubiera sucedido ayer, un partido de preparaci¨®n en mi primera temporada profesional. Yo ten¨ªa apenas 20 a?os cuando el entrenador me pidi¨® que defendiera (o lo que fuese que yo hac¨ªa) a Nikos Gallis, el mejor jugador heleno de entonces. Fueron escasamente 10 minutos, pero al regresar al banquillo cre¨ª que por fin me hab¨ªa salido pelo en el pecho y que mi voz jam¨¢s volver¨ªa a ser la de un repelente ni?o pijo del Barrio de Salamanca.
Spanoulis es el pen¨²ltimo gran nombre de un estilo de jugador exterior con tanta personalidad que ha sido capaz de orientarnos a todos los dem¨¢s sobre la verdadera esencia de la profesi¨®n. En los a?os ochenta y principios de los noventa eran Gallis y su alter ego, Panagiotis Giannakis, los que nos marcaron mucho el paso. Con su recordado Aris de Sal¨®nica nunca llegaron a ser campeones de lo que hoy es la Euroliga (Giannakis s¨ª lo logr¨® en 1996 con Panathinaikos), pero su victoria frente a la inabordable Uni¨®n Sovi¨¦tica de Volkov, Marchulenis y Tachenko, en el campeonato de selecciones de 1987, es uno de los momentos cumbre del baloncesto m¨¢s puramente competitivo del viejo continente.
A finales de los noventa, apareci¨® Theo Papaloukas, m¨¢s parecido en su juego a Giannakis que a Gallis, pero con la misma pinta de padre de todos. ¡°Seguidme, que esto lo vamos a ganar as¨ª¡±, anunci¨® a los nuevos ¡ªy asustadizos¡ª ricos del CSKA en los albores del siglo, y lo llenaron de d¨®lares a cambio de testosterona, traducci¨®n previa de cualquier necesidad t¨¦cnico-t¨¢ctica para un tipo nacido al baloncesto en Atenas o alrededores.
La cumbre del dominio griego en Europa lleg¨® con el Panathinaikos de Dimitris Diamantidis, al que ya perteneci¨® tambi¨¦n Spanoulis. Zeljko Obradovic puso varias Final Four en sus manos y el base zurdo se dedic¨® a proteger all¨ª el bal¨®n, en ataque y en defensa, con la elegancia y la ret¨®rica de los elegidos.
El momento que encumbr¨® a Spanoulis tuvo lugar en la final de la Euroliga en Londres 2013. Olympiacos ven¨ªa de ser campe¨®n la temporada anterior, con Vassilis como jefe m¨¢ximo, pero estaba siendo bien controlado por el Real Madrid, hasta que el genio dijo basta. Sus 20 puntos, con cinco triples en la segunda parte, y la sensaci¨®n de control sobre el partido, lo situ¨® para siempre al nivel de sus predecesores, completando un quinteto que est¨¢ pensando ya en incorporar a un buen sexto hombre, Nick Calathes, greco-americano como Gallis y tal vez el mejor pasador de todos ellos.
Estos d¨ªas de homenajes al ariete de un estilo tan griego del juego y, por lo tanto, tan europeo, nos ha sorprendido tambi¨¦n con la noticia del fallecimiento de David Stern, el arquitecto absoluto de esta NBA tan fotog¨¦nica y expansiva, m¨¢s del griego Antetokoumpo y, por lo tanto, tan americana. Y se me vino a la mente la an¨¦cdota del chaval caminando por Madrid con su padre, cuando se cruzaron con una admiradora incondicional. ¡°Que sepas, Pablito, que para m¨ª tu padre era mucho mejor que Michael Jordan¡±. ¡°Mar¨ªa Antonia, mujer, no es necesario que nos compares; simplemente Michael y yo entend¨ªamos el baloncesto de forma muy diferente¡±.
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