Seti¨¦n, solo ante el peligro
Valverde nunca entendi¨® qu¨¦ le ped¨ªa Bartomeu y acab¨® por ser su v¨ªctima; la ¨²nica certeza hoy es la ilusi¨®n del entrenador c¨¢ntabro por dirigir a su so?ado Bar?a
Ernesto Valverde ha sido un reh¨¦n de Josep Maria Bartomeu desde que le perdon¨® la vida despu¨¦s de la cruel derrota de Anfield, continuaci¨®n del drama de Roma. El presidente le concedi¨® un tiempo de gracia con la condici¨®n de que evolucionara al equipo mientras buscaba un entrenador para la temporada 2020-2021. Bartomeu aspira a un final de mandato en 2021 tan apote¨®sico como fue su elecci¨®n en 2015 despu¨¦s de ganar el triplete con el tridente en Berl¨ªn.
No quer¨ªa perder el tiempo y se espant¨® cuando advirti¨® que el equipo hab¨ªa entrado en una recesi¨®n futbol¨ªstica a pesar de los fichajes de De Jong y Griezmann. Al presidente le doli¨® que el Bar?a no pudiera con el Real Madrid en el Camp Nou, se preocup¨® por el empate de Cornell¨¤ y ya no aguant¨® despu¨¦s de la derrota con el Atl¨¦tico en la Supercopa de Yedda. As¨ª que procedi¨® a destituir sin remordimientos al entrenador porque entend¨ªa que le pertenec¨ªa y no hab¨ªa cumplido el encargo de mejorar al Bar?a.
Valverde nunca entendi¨® qu¨¦ le ped¨ªa Bartomeu. Al fin y al cabo no se sabe muy bien en qu¨¦ consist¨ªa la evoluci¨®n que se le ex¨ªg¨ªa porque el presidente nunca ha sabido explicar en qu¨¦ consiste el estilo del Bar?a. Tampoco ha tenido un interlocutor v¨¢lido para mediar con el t¨¦cnico desde que despidi¨® a Andoni Zubizarreta. Bartomeu se convenci¨® incluso entonces de que no necesitaba ning¨²n director t¨¦cnico ni ide¨®logo despu¨¦s de triunfar con el tridente Messi-Luis Su¨¢rez-Neymar.
Valverde acab¨® por ser su v¨ªctima cuando dej¨® de ser Valverde. El Bar?a perdi¨® la solidez que le llev¨® a ganar dos Ligas y una Copa en su intento de hermosear al equipo para no aburrir a la afici¨®n como le recriminaba la directiva, fr¨¢gil en el debate cainita que habitualmente se da en el Barcelona. Valverde se sinti¨® en medio del habitual contencioso futbol¨ªstico y social barcelonista, expuesto a la intemperie, a merced de Bartomeu. El presidente se puso a buscar entrenador y encontr¨® una f¨®rmula magistral en su intento de llegar en loor de multitud a 2021: contratar a Xavi para sustituir a Valverde supon¨ªa montar una fiesta mayor sobre un entierro, de manera que no repar¨® en gastos cuando mand¨® al CEO ?scar Grau para que acompa?ara al secretario t¨¦cnico Eric Abidal en busca del t¨¦cnico del Al-Sadd. Xavi, sin embargo, emplaz¨® a los emisarios a regresar en junio a Qatar.
La misma respuesta obtuvo cuando acudi¨® a la selecci¨®n de Holanda en busca de Ronald Koeman. Y no le qued¨® m¨¢s remedio que abrir el casting a distintos entrenadores que no ten¨ªan nada en com¨²n ¡ªMassimiliano Allegri, Mauricio Pochettino, Thierry Henry¡ª o encomendarse al t¨¦cnico del filial, Francisco Garc¨ªa Pimienta. La opci¨®n final ha sido la de Quique Seti¨¦n. ¡°Me llamaron ayer y no tard¨¦ ni cinco minutos en decir que s¨ª¡±, afirm¨® el c¨¢ntabro nada m¨¢s pisar el Camp Nou.
La r¨¢pida respuesta de Quique Seti¨¦n result¨® tan reveladora como los balbuceos constantes de Bartomeu y el silencio de Valverde. El nuevo entrenador se mostr¨® pr¨®ximo, franco y generoso en su discurso, dispuesto a combatir con su ambici¨®n y ritmo la rutina y la inercia que paralizan a los jugadores y a explicar tambi¨¦n al presidente aquello que no acierta a contar ni a Valverde. Ni m¨¢s ni menos que en tener un buen gusto por el f¨²tbol o, en clave barcelonista, atender al manual del dream team como fuente de inspiraci¨®n para dar vuelo al Bar?a. El exquisito comportamiento de Seti¨¦n a su llegada y de Valverde en su salida permitieron disimular el fracaso del presidente en su intento de contextualizar la historia de su maquiav¨¦lica decisi¨®n sobre el banquillo del Camp Nou, contraria a la carta de naturaleza del Bar?a. Nunca ha dominado el timing y ha maltratado sin raz¨®n a Valverde, cuyo comportamiento ha sido irreprochable desde el punto de vista personal, consecuente con su manera de entender el f¨²tbol, empleado del club por definici¨®n, una cualidad muy estimada en el Bar?a.
A la espera de que espabile el equipo y se divierta Messi, la involuci¨®n afecta ahora al club despu¨¦s de que el presidente recuperara los modales de los tiempos de Joan Gaspart, nada que ver con los propios de una instituci¨®n deportiva moderna que presume de ser la n¨²mero 1. La improvisaci¨®n se impone y las chapuzas se suceden en los momentos cumbre desde el fichaje y salida de Neymar.
A falta de credibilidad y liderazgo, no le queda m¨¢s remedio a la directiva de Bartomeu que confiar en el golpe de efecto de Quique Seti¨¦n. No hay m¨¢s portavoz autorizado de momento que el entrenador, sometido a una presi¨®n dif¨ªcil de gestionar porque el barcelonismo solo coincide en una frustraci¨®n: el Barcelona deber¨ªa tener m¨¢s Copas de Europa desde que est¨¢ Messi. No se sabe si por un bloqueo futbol¨ªstico o psicol¨®gico, las Champions ya no se ganan sino que se pierden en el Camp Nou.
Quique Seti¨¦n no ha prometido t¨ªtulos sino que su equipo ¡°va a jugar bien¡±, una m¨¢xima muy cruyffista, no siempre entendida por los mercaderes del f¨²tbol y ahora incluso defendida por Bartomeu para justificar el despido miserable de Valverde. No le ha quedado m¨¢s remedio al presidente que contratar a un genuino admirador del juego del mejor Bar?a despu¨¦s de contribuir primero a su desmantelamiento y de fracasar despu¨¦s en la contrataci¨®n de alguna de las figuras que lo construyeron, como Xavi. Ante una junta descre¨ªda, capaz de negociar al tiempo con t¨¦cnicos antag¨®nicos, la ¨²nica certeza hoy es la ilusi¨®n de Quique Seti¨¦n por entrenar a su so?ado Bar?a.
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