Casemiro para todo
El brasile?o anota dos goles por primera vez en su carrera y desatasca a un Madrid de bajas revoluciones en un partido en el que el Sevilla, furioso con el VAR, no hab¨ªa perdido el mando
El repertorio de Casemiro no se agota. En un partido en el que el Madrid se atasc¨® a bajas revoluciones, el brasile?o sali¨® al rescate con dos goles de delantero para sumar ya 13 victorias consecutivas contra el Sevilla en el Bernab¨¦u. Casemiro, cada vez m¨¢s dominante de los partidos desde la contenci¨®n, con la seguridad de un caudillo sobre el campo, desenfund¨® tambi¨¦n el registro goleador en una tarde en la que ni Jovic ni Rodrygo hac¨ªan cosquillas al rival. La exhibici¨®n del mediocentro sirvi¨® al Madrid para dormir l¨ªder y alargar hasta 17 la serie de partidos sin perder, algo que no suced¨ªa desde hace dos a?os, y a Vinicius le brind¨® un rato para disfrutar el recreo final.
El regreso de Lopetegui a La Castellana, con su Sevilla cuarto en la tabla, tuvo algo de escenificaci¨®n de las razones de la brevedad de su estancia en el banquillo blanco. Antes de que se moviera el bal¨®n, empezaron a aparecer copas sobre la hierba. Primero el trofeo de LaLiga Promises, que los infantiles le ganaron precisamente al Sevilla en Emiratos con un recital del hijo de Jos¨¦ Antonio Reyes. Despu¨¦s, la Supercopa de Arabia, que los sevillistas saludaron con un pasillo a los blancos, al final del cual estaban el trofeo y Sergio Ramos. El capit¨¢n, fuera de la lista por la lesi¨®n de tobillo que no le impidi¨® terminar aquella final, ni marcar el penalti de las fotos, no quiso perderse la ocasi¨®n de presentar al Bernab¨¦u el primer t¨ªtulo tras el curso del hundimiento que se llev¨® por delante a Lopetegui y Solari. Ramos recogi¨® los aplausos, se toc¨® el coraz¨®n y desapareci¨®.
Entonces ya comenz¨® el f¨²tbol, entre la resaca de la cortes¨ªa y el alivio que la victoria procura a la grada. El esp¨ªritu de los proleg¨®menos lo hered¨® en los primeros minutos el imperturbable Jovic, cuyas pulsaciones marcan ese paso. Un aceler¨®n diagonal de Rodrygo le dej¨® la pelota al borde del ¨¢rea, con aire, una invitaci¨®n al remate. El delantero la toc¨® con suavidad, como quien devuelve un bal¨®n suelto a un recogepelotas. Por entonces, la tarde no anunciaba rasgu?os. Courtois y Vaclik pasaron un primer tiempo de miranda bajo la fina lluvia madrile?a.
El Sevilla manten¨ªa cierto gobierno con Banega, Gudelj y el Mudo V¨¢zquez, pero se trataba m¨¢s de un gesto territorial que de una amenaza. Buscaban con Munir la banda del regresado Marcelo, m¨¢s ben¨¦volo que Mendy. Pero al brasile?o lo auxili¨® bien Rodrygo, con fuelle suficiente tambi¨¦n para lanzarse a zigzaguear al ataque. ?l y Modric mostraron lo m¨¢s punzante del Madrid en el primer acto, donde aparte de eso lo m¨¢s vibrante lo procur¨® el VAR. Milit?o cay¨® fulminado mientras persegu¨ªa a De Jong en un c¨®rner, estrellado contra la pantalla de Gudelj. El holand¨¦s se qued¨® libre y cabece¨® a la red, pero Mart¨ªnez Munuera descubri¨® el topetazo en el v¨ªdeo, anul¨® el tanto y enfureci¨® al Sevilla.
Orden y desorden
El equilibrio de cautelas y orden se lo llev¨® por delante una anomal¨ªa. Cuando la grada emiti¨® los primeros s¨ªntomas de hartazgo por la mormera, Luka Jovic perfor¨® la defensa con un taconazo hacia la carrera de Casemiro, que levant¨® con delicadeza la pelota por encima de Vaclik. Una combinaci¨®n con los papeles cruzados entre el mediocentro y el delantero, que ya hab¨ªa asistido de tac¨®n a Bale en Vila-real.
El tanto fue un despertador. Entraron Benzema y Vinicius por Jovic y Rodrygo, y lleg¨® el empate por la zona en la que el brasile?o dej¨® algo m¨¢s solo a Marcelo, pese a que Varane acudi¨® al rescate. Pero el franc¨¦s no logr¨® espantar la pelota con la que cay¨® Munir. De Jong reba?¨® las sobras, dispar¨® cruzado y ese gol s¨ª que se lo qued¨®, pese a unos segundos de incertidumbre de VAR: la pelota hab¨ªa tocado el brazo del atacante ca¨ªdo. La ventaja la dej¨® Casemiro respirar apenas un parpadeo. De nuevo compa?¨ªa al ataque, mat¨® de cabeza un centro de Lucas V¨¢zquez. Casemiro en el orden de mediocentro que no dej¨® migaja por barrer, y en el desorden de irrumpir como goleador. Incluso rond¨® el triplete.
Con la paz impuesta por el adulto, lleg¨® el tiempo para el recreo de Vinicius. El brasile?o, alica¨ªdo este curso, reencontr¨® la sonrisa en el campo abierto, a la carrera contra Kound¨¦. Una vez, dos veces, tres veces. Encar¨®, se fue, volvi¨®, se fue. Hasta dej¨® un pase que era un caramelo y que Kroos, dentro del ¨¢rea, no acert¨® a embocar. El Bernab¨¦u, primero adormilado, luego inquieto, termin¨® entusiasmado con la exuberancia de Vinicius. Eso s¨ª, una vez aliviado por el orden y desorden de Casemiro. Casemiro para todo.
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