Maradona y el minuto culminante
En cuanto lleg¨® a Gimnasia y Esgrima, el astro quiso acabar con la mufa, el gafe: decidi¨® suprimir los dorsales 13 y 17, prohibir las prendas de color verde y llevar un sacerdote a cada partido
Todas las historias tienen un momento culminante. Ese momento no ocurre necesariamente al final. Tambi¨¦n puede estar en la primera frase, como en el maravilloso Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo: ¡°Vine a Comala porque me dijeron que ac¨¢ viv¨ªa mi padre¡±. En el caso que nos ocupa, el momento dura poco m¨¢s de un minuto y ocurre en uno de los ¨²ltimos cap¨ªtulos, cuando empieza a intuirse, a¨²n sin certeza, cu¨¢l ser¨¢ el desenlace.
Recapitulemos. Gimnasia y Esgrima se enfrentaba a una temporada dif¨ªcil (los famosos promedios argentinos obligaban al equipo a hacer una campa?a excelente para evitar el descenso) y la directiva decidi¨® encomendarse a dios. Contrat¨® como t¨¦cnico a Diego Armando Maradona. Cuando se trata de Maradona, no vale la pena esgrimir argumentos t¨¢cticos o filosof¨ªas futbol¨ªsticas. El asunto consiste en meter en el vestuario a un hombre que, con su simple presencia, galvaniza a un equipo. Porque es Maradona. Y cuando no est¨¢ saludando al p¨²blico desde el balc¨®n de la Casa Rosada, o dando palmaditas en la espalda a Nicol¨¢s Maduro en Caracas, o abroncando al ex presidente Mauricio Macri desde cualquier sitio, a Maradona le basta con mirar a un jugador para que ¨¦ste se sienta insuflado por el h¨¢lito divino. Hablamos de uno de los m¨¢s extraordinarios futbolistas de todos los tiempos y (m¨¢s all¨¢ de toxicoman¨ªas y otras peculiaridades) de uno de los argentinos m¨¢s argentinos de todos los tiempos.
En cuanto lleg¨®, Maradona tom¨® medidas urgentes. Lo m¨¢s urgente era combatir la mufa, eso que en otras latitudes llaman gafe. Gimnasia y Esgrima es uno de los dos grandes clubes de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires. El otro club es Estudiantes. Estudiantes tiene en su vitrina cuatro campeonatos y tres Libertadores. Gimnasia no tiene nada. En parte por ese palmar¨¦s tan desigual, en parte por otros peque?os detalles, hay quien piensa que Gimnasia carga con la mufa. Maradona decidi¨® suprimir los dorsales 13 y 17 (no pudo porque ya estaban asignados), prohibir a sus hombres las prendas de color verde y llevar un sacerdote a cada partido.
Lleg¨® el turno del f¨²tbol y las cosas salieron regular. De forma que el pasado s¨¢bado, con la temporada enfilando la recta final, Gimnasia y Esgrima se enfrentaba en casa a Patronato (de nombre completo, Club Atl¨¦tico Patronato de la Juventud Cat¨®lica de Paran¨¢) y necesitaba una victoria a cualquier precio para seguir so?ando con abandonar las ¨²ltimas plazas.
Goltz, de Gimnasia, marc¨® en el minuto 5. La afici¨®n respir¨® con alivio. Hasta el cemento del estadio debi¨® suspirar por fin. La primera gran final, como se hab¨ªa definido ese partido, estaba encarrilada.
Y pas¨® el tiempo. Hasta que, a falta de cinco minutos para el final, el ¨¢rbitro pit¨® un penalti a favor de Gimnasia. ¡°Ya est¨¢¡±, se dijeron. ?Qui¨¦n iba a imaginar que el maldito momento culminante era precisamente ese?
Lucas Barrios ejecut¨® la pena m¨¢xima. Enga?¨® al portero, pero el bal¨®n dio en el palo y sali¨® fuera. Patronato sac¨® de puerta con rapidez. Mientras la gente de Gimnasia meneaba la cabeza y Maradona se lamentaba en el banquillo, Cristian Tarragona corri¨® la banda izquierda sin oposici¨®n. Centr¨®. Hubo un breve barullo en el ¨¢rea. Gabriel ?valos marc¨® el gol del empate. Hab¨ªa transcurrido menos de un minuto desde el penalti fallado. Maradona qued¨® petrificado.
Habr¨¢ quien diga que eso no es mufa y que son cosas que pasan. Es cierto. Los partidos trascendentales pueden salir mal. Es cierto. Pero ese minuto puede ser el momento culminante de esta historia de Gimnasia: un aut¨¦ntico drama maradoniano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.