La Real Sociedad sufre, el Mirand¨¦s disfruta
El equipo donostiarra vence por un margen estrecho al conjunto de Segunda en la ida de las semifinales de la Copa
El Mirand¨¦s disfrut¨® en Anoeta pese a la derrota; la Real sufri¨® aunque gan¨®. Dentro de tres semanas se dilucidar¨¢ en Anduva una semifinal de la Copa que no est¨¢ nada clara. Todo puede pasar, porque un gol rojillo deja fuera al equipo txuriurdin.
La Copa es de los aficionados. Lo fue el mi¨¦rcoles en Bilbao. Lo fue tambi¨¦n en San Sebasti¨¢n. El clima de Anoeta, el recibimiento al autocar de la Real por la Avenida de Madrid, las gradas llenas, fueron f¨²tbol y pasi¨®n en estado puro, muy lejos de las especulaciones sobre los candidatos a jugar la Supercopa en un fr¨ªo estadio de un paraje t¨®rrido como Arabia Saudita. Sevilla recibir¨¢ para la final de Copa una invasi¨®n festiva sean quienes sean los equipos clasificados de dos cruces apasionantes.
M¨¢s de mil seguidores del Mirand¨¦s estuvieron en el coliseo donostiarra, junto con los 34.000 de casa, y sufrieron una decepci¨®n nada m¨¢s comenzar. Los nervios del inexperto le jugaron una mala pasada al Mirand¨¦s, que a los nueve minutos perd¨ªa en Anoeta por un despiste de Odei, que esper¨® demasiado un bal¨®n en el ¨¢rea y cuando fue a despejar se le hab¨ªa metido Portu por medio. El defensa buscaba la pelota y se encontr¨® el tobillo del delantero murciano. Oyarzabal ejecut¨® el penalti que adelantaba a la Real. El comienzo so?ado.
Pero el Mirand¨¦s no se amilan¨® por el contratiempo, ni mucho menos. Odegaard, Isak y compa?¨ªa, que destaparon las verg¨¹enzas del Real Madrid en cuartos de final, no amedrentaron a las tropas rojillas. Iraola envi¨® a sus hombres a la presi¨®n. Mickael Malsa tom¨® el mando en el centro del campo. El jugador de Martinica, con la cabeza levantada, dirigi¨® el juego de los suyos con un aplomo sorprendente. En la banda izquierda, Merquelanz ¡ªcedido por la Real¡ª abr¨ªa el campo y recib¨ªa con peligro, buscando siempre al impredecible Matheus Aias, el goleador del Mirand¨¦s.
Fallo y redenci¨®n
Antes del gol de la Real ya hab¨ªa avisado el equipo burgal¨¦s. En el minuto cuatro, un disparo de Merquelanz lo envi¨® a c¨®rner Remiro; despu¨¦s del tanto, tambi¨¦n lo intent¨® el Mirand¨¦s, que provoc¨® el p¨¢nico en el ¨¢rea local, pero el disparo de Kijera le sali¨® flojo. Frente a una Real demasiado espesa, con la responsabilidad de la eliminatoria sobre los hombros, hab¨ªa un equipo valiente que, por momentos, super¨® al conjunto de Primera Divisi¨®n, que comet¨ªa demasiados errores. En uno de ellos, Odegaard perdi¨® un bal¨®n en la l¨ªnea de volantes, recuper¨® el Mirand¨¦s y la pelota le lleg¨® a Matheus, que tras sortear a Monreal bati¨® a Remiro junto al palo.
La afici¨®n local no se lo pod¨ªa creer; la visitante tampoco. Estall¨® de alegr¨ªa con el empate, aunque la Real encaj¨® r¨¢pido el golpe y fue Odegaard, redimi¨¦ndose de su error, el catalizador y el autor del gol que volv¨ªa a poner en ventaja a los donostiarras. Lider¨® un contragolpe, dispar¨® para que rechazara Limones y despu¨¦s de un segundo disparo de Portu emboc¨® la pelota camino de la red, a la tercera.
No mejor¨® la Real en la segunda parte. Ni un ¨¢pice, mientras que el Mirand¨¦s cada vez se sent¨ªa m¨¢s seguro de s¨ª mismo. Para el minuto 15, Remiro ya hab¨ªa tenido que zambullirse a por dos balones rematados por los delanteros visitantes.
El equipo de Iraola segu¨ªa vivo, mientras la Real picaba piedra, obligada por un marcador raqu¨ªtico y la percepci¨®n de que Anduva no es un escenario adecuado para andarse con remilgos en el partido de vuelta. No hubo manera de encontrar un agujero en la bien organizada defensa mirandesa. La vuelta puede ser un infierno para la Real. Los m¨¢s de mil que llegaron de Miranda gritaban ?S¨ª se puede!
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