Messi socorre a Bartomeu
Los cuatro goles del argentino al Eibar resuelven un partido discreto y presidido por la ira de la afici¨®n contra el presidente del Barcelona
Messi recuper¨® la punter¨ªa despu¨¦s de 398 minutos de sequ¨ªa cuando el Camp Nou ya hab¨ªa puesto la soga en el cuello a Bartomeu. Aunque la suerte del presidente no depender¨¢ solo de los goles del capit¨¢n, el argentino desactiv¨® el cami¨®n de dinamita en que se convirti¨® la cita con el Eibar para el m¨¢ximo mandatario del Bar?a. El partido, a fin de cuentas, parec¨ªa sencillo, sobre todo por el rival, uno de los mejores clientes del Camp Nou. Y, ciertamente, fue tan ins¨ªpido que se resumi¨® en los goles del 10 y el buen estreno de Braithwaite. La fuerte carga ambiental, sin embargo, hab¨ªa convertido la contienda en una cita explosiva antes de las visitas consecutivas a N¨¢poles en la Champions y el Bernab¨¦u en LaLiga. La respuesta de Messi fue tan inequ¨ªvoca como la de la afici¨®n: nadie apunta a los jugadores ni al equipo, sino a Bartomeu.
El partido tard¨® siete minutos en comenzar porque la tecnolog¨ªa no funcionaba en el Camp Nou. Los colegiados no pod¨ªan conectar con la sala del VAR mientras Bartomeu no soltaba el tel¨¦fono en el palco, aturdido por la sonora bronca y los constantes gritos de dimisi¨®n de la afici¨®n, indignada por el Bar?agate. No se recordaba un clamor de tanta desaprobaci¨®n desde los tiempos de Gaspart. Acaso hubo algunas jornadas de rechifla cuando empez¨® la decadencia de Ronaldinho, el laissez-faire de Rijkaard y la moci¨®n de censura contra Laporta. La pa?olada regres¨® de forma en¨¦rgica y ostentosa contra Bartomeu. Los puntos blancos llenaban la grada y por un d¨ªa no eran los m¨®viles de los turistas sino de una afici¨®n indignada con la directiva y al tiempo respetuosa con el himno del Bar?a.
Acabado el protocolo, el campo rompi¨® a gritar, tan enfadado que se entabl¨® un di¨¢logo sonoro entre detractores y partidarios de Bartomeu. No todos los aficionados soplan en la misma direcci¨®n y la pelota vuela como si fuera una granada de mano por el Camp Nou. Hay un alivio general si cae en la porter¨ªa rival de la misma manera que la tensi¨®n aumenta cuando ronda el ¨¢rea propia, pasa ocasionalmente por delante del banquillo y en determinados momentos se dirige hacia el palco de Bartomeu, resguardado en su m¨¢scara despu¨¦s de perder al director de su gabinete y brazo derecho, Jaume Masferrer. Los directivos y los aficionados, divididos por una crisis institucional que ha atomizado a la junta, coinciden en entregarse al equipo, ¨²nico sost¨¦n del club, y en encomendarse a Messi.
El capit¨¢n es el ¨²nico l¨ªder cre¨ªble del Bar?a. El 10 entendi¨® que se impon¨ªa serenar cuanto antes un partido muy peligroso por la electricidad de la grada y marc¨® las diferencias con tres goles en 40 minutos ante un rival agradable como el Eibar. 1-0: tom¨® la pelota filtrada por Rakitic ante el balc¨®n del ¨¢rea, tir¨® un ca?o a Arbilla, aguant¨® la carga de Diop y la cruz¨® sobre la salida de Dimitrovic. 2-0: Recibi¨® de Vidal, cambi¨® de ritmo, aceler¨® ante Burgos y chut¨® hasta doblegar al portero del Eibar. 3-0: Remat¨® un rechazo de Tejero despu¨¦s de que Griezmann desaprovechara una asistencia del rosario, habilitado por la buena presi¨®n de Rakitic. Los goles de Messi, que sumaba cuatro partidos y 40 tiros sin anotar, disimularon el extra?o despliegue y la poca fluidez futbol¨ªstica del Barcelona. No se supo muy bien qu¨¦ pretend¨ªa Seti¨¦n.
El estreno de Braithwaite
Ausentes De Jong y Ansu Fati, apareci¨® Arturo Vidal en la punta izquierda para recibir los pases de Ter Stegen y el equipo tartamude¨® mucho, sin continuidad, err¨¢tico en la combinaci¨®n y en cambio resolutivo en la definici¨®n por el acierto de Messi. El 10 acab¨® muy bien las jugadas ante un adversario muy blando en las ¨¢reas, siempre abatido en el Camp Nou, un estadio demasiado grande para su excelente f¨²tbol de equipo peque?o en Ipurua. Messi no quiso que se dudara de su compromiso en unos d¨ªas en que la junta camina por una cornisa a causa de la crisis digital descubierta por la Cadena Ser. Los goles del argentino permitieron a Seti¨¦n gestionar los cambios con tal comodidad que hasta debut¨® Braithwaite mientras coincid¨ªan en la cancha Lenglet y Umtiti, ambos a una tarjeta de sanci¨®n y de no poder jugar, por tanto, en Madrid.
El estreno de Braithwaite result¨® una bendici¨®n para el tramo final porque provoc¨® el cuarto gol de Messi, delicioso en la serie de fintas que se marc¨® para sentar a sus rivales antes de armar el tiro, y fue decisivo tambi¨¦n en el 5-0 que remach¨® Arthur. La manita, el d¨ªgito m¨¢gico del barcelonismo, calm¨® a la hinchada en una tarde pre?ada de ira contra el presidente del Bar?a. El mejor Messi reapareci¨® justamente en el peor d¨ªa de Bartomeu. La pelota viaja ahora a N¨¢poles y despu¨¦s al Bernab¨¦u. Nadie sabe c¨®mo estar¨¢ entonces el Camp Nou.
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