El viejo Madrid siempre gan¨® al Bar?a
Los azulgrana siempre hab¨ªan marcado en Chamart¨ªn desde 2006, una fecha que expresa la vuelta a los or¨ªgenes y a los tiempos en que no estaba Messi
El viejo Madrid siempre gan¨® al viejo Bar?a.
El cl¨¢sico se ha aflojado, igual que se pincha la pelota, desde que el Bernab¨¦u ya no se parece al Bernab¨¦u, el Madrid tampoco es el Madrid y el Bar?a poco tiene que ver con el Bar?a. Acaso el Madrid es hoy m¨¢s que un club porque se simplifica en Florentino y el Barcelona se resume en Messi. Ambos son el hilo conductor de dos instituciones que piensan en grande desde estadios todav¨ªa virtuales a pesar de perder altura deportiva, presos de plantillas veteranas, recuerdo todav¨ªa de cuando discut¨ªan sobre el estilo y la jerarqu¨ªa del f¨²tbol en Europa.
Ahora mismo, y por separado, son dos equipos vulnerables, circunstancia que afecta tambi¨¦n a sus encuentros, tanto en Madrid como en el Camp Nou. La regresi¨®n futbol¨ªstica es tan notoria que sus duelos ya no dependen del juego ni de los goles sino de los rebotes y de la rebeld¨ªa de delanteros con regate y desborde, aunque sin gol, como Vinicius, o del car¨¢cter de un merengue de nombre Mariano. El Barcelona nunca fue rival para el Madrid cuando sus cuitas fueron una cuesti¨®n de nervio, o si se quiere de actitud, y no del f¨²tbol que representa Messi, mitad lesionado, mitad reducido, sin suerte en Chamart¨ªn.
As¨ª que a nadie le extra?¨® que perdiera el Bar?a o ganara el Madrid. La victoria blanca no se daba desde octubre de 2014 y los azulgrana siempre hab¨ªan marcado en Chamart¨ªn desde el a?o 2006. Las fechas expresan la vuelta a los or¨ªgenes y a los tiempos en que no estaba Messi. A?os en los que el Madrid siempre abat¨ªa al Barcelona.
Los barcelonistas todav¨ªa juegan hoy cogidos de la mano y la pelota al pie porque necesitan ganar seguridad con el pase, limitar las p¨¦rdidas, antes de soltarse y atreverse con el rival, y m¨¢s si se trata del Madrid. No tienen extremos para regatear ni desbordar, flaquean sus laterales y su f¨²tbol es centrifugado, pendiente de enganchar con Messi o sincronizar con los desmarques de Griezmann. Tienen, sin embargo, una idea de juego que va y viene con Seti¨¦n.
A ratos son un equipo interesante, incluso con Vidal de cuarto centrocampista, selectivo y profundo en sus llegadas, como se advirti¨® en las ocasiones de Griezmann, Messi y Arthur, los tres negados por un gran Courtois. Y en ocasiones son once futbolistas diseminados y vulnerables, desconfiados y a merced del Madrid. El plantel de Zidane fue tan permeable hasta el descanso como vigoroso en la reanudaci¨®n, aliviado por la falta de contundencia del Bar?a.
Al igual que al Bar?a, al Madrid solo le faltaba acabar las jugadas, falto de gol desde la salida de Cristiano Ronaldo. El partido qued¨® en el limbo, a merced de una jugada, de una pelota dividida, de un arrebato, el terreno propicio para el Madrid. Braithwaite fall¨® y acert¨® Vinicius. El gol levant¨® a la hinchada, el Bernab¨¦u dej¨® de tener miedo a perder y el viejo Madrid recuper¨® el liderato ante el viejo Bar?a.
Florentino P¨¦rez siempre ha querido ser Santiago Bernab¨¦u, y no le falla la memoria, mientras Messi se pregunta qu¨¦ ser¨¢ de su Barcelona.
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