Messi se queda con las ganas
El argentino, en¨¦rgico y capataz, capitaliza todos los ataques del Bar?a pero por una vez le falla la punter¨ªa
No encontraba el hueco Messi, inquieto sobre el c¨¦sped como pocas veces porque no se atornill¨® en una parcela ¡ªni en el costado derecho ni en el balc¨®n del ¨¢rea, como acostumbra¡ª sino que emul¨® en cierta manera a ese Leo de 2009, cuando Guardiola, en el hist¨®rico 2-6, le pidi¨® que jugara de falso nueve con la exigencia de bajar a recibir porque los centrales no sal¨ªan de sitio. Pero no se sal¨ªa con la suya porque Casemiro est¨¢ en todas partes y porque no ten¨ªa con qui¨¦n aliarse. Por eso, a Messi le comieron los demonios cuando lanz¨® un quiebro y corri¨® hacia Courtois, cuando Griezmann se interpuso en su camino en vez de hacer un desmarque de arrastre. El 10, enojado, le pidi¨® con una reprimenda que entendiera el juego, que no le pusiera barreras. Una hoja de servicios que s¨ª cumpli¨® y con creces De Jong. Leo construy¨® y el holand¨¦s rompi¨®. Pero fue insuficiente.
Con la presi¨®n alta del Madrid que se remiti¨® hombre a hombre, Ter Stegen asumi¨® el mando en la salida desde la ra¨ªz, en ocasiones de manera peligrosa porque dos p¨¦rdidas valieron dos contras est¨¦riles del Madrid; en ocasiones de manera vital porque superadas las l¨ªneas de presi¨®n los huecos eran mayores. Y por ah¨ª se mov¨ªa Messi, siempre dando pasos de cangrejo para recibir el bal¨®n, para despegarse de Varane y Ramos, para hacer jugar al equipo. En una de esas, teji¨® una jugada entre regates y paredes con De Jong, Griezmann y Alba, que finalmente el franc¨¦s envi¨® alta. Se ech¨® las manos a la cabeza Messi al tiempo que le aplaudi¨®, metido en el partido porque sab¨ªa que un triunfo les acercaba al laurel final.
No ces¨® en su empe?o el 10 azulgrana, que tambi¨¦n pis¨® ¨¢rea y disfrut¨® de dos ocasiones en el primer acto: un disparo raso y flojo que ataj¨® Courtois sin apuros; otro en el que vari¨® su movimiento, pues lanz¨® la diagonal hacia delante para que Busquets se la pusiera a la carrera, para que Leo controlara y disparara, de nuevo demasiado centrado. Aunque a cada desmarque de Messi, siempre acompa?aba la reacci¨®n de De Jong, que ocupaba su sitio con rupturas hacia delante, preocupado como ninguno por el juego posicional, tambi¨¦n por pisar el ¨¢rea porque as¨ª se lo reclam¨® Quique Seti¨¦n en una de sus primeras conversaciones.
Pero no se qued¨® ah¨ª la generosidad del holand¨¦s, pues se encarg¨® de coger a Carvajal en cada ocasi¨®n que percut¨ªa por el costado derecho ¡ªa imagen y semejanza, el mi¨¦rcoles, de Sterling con el City¡ª, tambi¨¦n de cerrar espacios e incomodar a Valverde. No se le da mal a De Jong el Bernab¨¦u, pues hace un a?o ¡ª5 marzo de 2019¡ª firm¨® con el Ajax una actuaci¨®n memorable que sirvi¨® para echar de la Champions al Madrid, entonces tres veces seguidas campe¨®n del torneo. Pero la diferencia es que de azulgrana el bal¨®n no se reparte entre todos sino que se manufactura en las botas de Messi.
El quinto cl¨¢sico consecutivo de Leo sin marcar
Messi, m¨¢ximo goleador de los cl¨¢sicos con 26 goles, se qued¨® por quinto consecutivo sin marcar. No le mete gol al Madrid desde que se acabaron sus pulsos con Cristiano Ronaldo, el 6 de mayo de 2018. El argentino disput¨® su 43? cl¨¢sico e iguala con Gento, Sanch¨ªs y Xavi, mientras que Sergio Ramos afianza su liderato con 44. Vin¨ªcius (19 a?os y 233 d¨ªas) le arrebat¨® a Messi (19 a?os y 259 d¨ªas) el r¨¦cord de goleador m¨¢s precoz en un cl¨¢sico disputado este siglo.
Tras el 0-0 de diciembre en el Camp Nou, fue el segundo cl¨¢sico del Bar?a sin marcarle al Madrid. No pasaba desde 1975, cuando estuvo tres sin batir al meta madridista. El Bar?a no se quedaba sin marcar en LaLiga en ese estadio desde el 22 de octubre de 2006, cuando perdi¨® por el mismo resultado que ayer: 2-0. La mejor racha de un visitante en el Bernab¨¦u, con cuatro triunfos del Bar?a, se cerr¨® con el triunfo del Madrid, que no se impon¨ªa desde hac¨ªa cinco a?os y ocho meses.
Trat¨® La Pulga de decir esta es la m¨ªa y Busquets se la volvi¨® a poner por encima de la defensa, pero el 10, extra?amente, fue torpe en la definici¨®n. Fallos que penaliz¨® Vinicius ¡ªtambi¨¦n Braithwaite porque si en la primera jugada se gan¨® un mano a mano con Courtois, en la segunda perdi¨® la marca del extremo¡ª con su tanto. Y errores repetidos por Messi que por una vez se qued¨® con las ganas. La ocasi¨®n en que pudo medirse con Courtois lleg¨® Marcelo por detr¨¢s para sisarle el esf¨¦rico cuando ya armaba la pierna.
Un detalle explic¨® la motivaci¨®n de Messi, pues cuando el Madrid marc¨® se fue corriendo a buscar y plantar la pelota en el c¨ªrculo de cal para reactivar el juego. Pero no fue la noche del 10. No firm¨® una actuaci¨®n memorable como tantas otras veces en el Bernab¨¦u (dos goles y una asistencia en el 2-6; dos tantos en 2011 en la Champions; tres dianas en 2014¡). Incluso en un arrebato de impotencia, en una contra lanzada por Casemiro, Leo hizo una falta t¨¢ctica y recibi¨® la tarjeta amarilla. Por una vez, le puso ganas y alma y se qued¨® sin punter¨ªa ni premio.
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