Ding tumba (2,5-1,5) a Nakamura en la primera manga
Giri se adelanta a Grischuk (3,5-3,5) tras siete empates por jugar con negras la ¡®muerte s¨²bita¡¯
Quienes desean que Liren Ding vuelva a perfilarse como la principal amenaza para destronar a Magnus Carlsen, como parec¨ªa hace un a?o, tienen desde hoy motivos para el optimismo. El chino, 3? del mundo, ha dado indicios de superar su mala racha: 2,5-1,5 sobre el estadounidense Hikaru Nakamura en la 1? manga de cuartos de final del torneo r¨¢pido Chessable Masters (Chess24.com). El neerland¨¦s Anish Giri super¨® al ruso Alex¨¢nder Grischuk a su peculiar manera: siete tablas. La 2? manga de los otros dos duelos (Carlsen-Caruana y Niep¨®mniachi-Art¨¦miev) se disputa este s¨¢bado.
La primera partida Ding-Nakamura mostr¨® lo peor y lo mejor del chino, 3? del mundo en partidas lentas y r¨¢pidas. Lo peor: sigue en baja forma, y por eso no afin¨® tras manejar la apertura con un impecable y muy instructivo estilo hipermoderno. Lo mejor: cuando Nakamura no perdon¨® y consigui¨® una posici¨®n muy ventajosa, totalmente ganada a primera vista, Ding se las arregl¨® para forzar un final de alfiles de distinto color donde dio otra lecci¨®n de t¨¦cnica refinada para salvar medio punto.
El disgusto de Nakamura creci¨® mucho m¨¢s en la partida siguiente. Ding logr¨® con negras una ventaja posicional a muy largo plazo, y mare¨® a su rival con esa t¨¦cnica exquisita -casi tanto como la de Carlsen- hasta que el estadounidense err¨®, y el asi¨¢tico se impuso en la octog¨¦sima jugada.
Teniendo en cuenta que para el chino ya era medianoche, ?ser¨ªa capaz de mantener esa ventaja en los dos ¨²ltimos asaltos? Nakamura fue a por ¨¦l en el tercero con negras, planteando la arriesgada Defensa Holandesa. Y la estrategia no le sali¨® bien porque, quiz¨¢ ansioso al no conseguir el tipo de posici¨®n que deseaba, el americano rompi¨® el flanco de rey cuando ello solo pod¨ªa perjudicarle. Una nueva derrota hubiera terminado con la primera manga sin necesidad de jugar la cuarta partida.
Y Ding tuvo esa victoria en sus manos, pero se le escap¨®, debido a un c¨¢lculo impreciso cuando le quedaba menos de un minuto en el reloj; no es aventurado decir que, en plena forma, el chino hubiera rematado esa partida y la primera manga de este duelo.
Pero esa imprecisi¨®n le oblig¨® a disputar el cuarto asalto a la una de la madrugada en Pek¨ªn. Nakamura, con blancas, se lanz¨® de nuevo, pero Ding logr¨® mantener su cerebro bien despierto y, a pesar de que su rival logr¨® el tipo de posici¨®n, muy complicada, que le interesaba, el asi¨¢tico no tuvo muchos problemas para lograr el empate ganador.
Grischuk y Giri juegan desde casa, lo que significa -seg¨²n han admitido ambos- que pasan de estar atendiendo a sus hijos a concentrarse en las partidas. Otros, como Carlsen, aunque no tiene hijos, dan importancia a ese problema, en el sentido de que necesitan sentir que est¨¢n jugando un torneo, y se van a un hotel (el campe¨®n del mundo participa desde la costa de Dinamarca) o a otro sitio que les ayude psicol¨®gicamente.
Cabe preguntarse si ello influy¨® en los errores de ambos en el segundo asalto, despu¨¦s de firmar un empate insulso en el primero. Grischuk se equivoc¨® en la jugada 28, permitiendo que Giri aplicase su refinada t¨¦cnica para lograr un final ganador de alfil frente a caballo con pe¨®n de ventaja. Pero el neerland¨¦s, cuya aversi¨®n al riesgo roza lo patol¨®gico, logr¨® fallar donde el riesgo era casi cero, y tuvo que conformarse con un segundo empate, al que sigui¨® un tercero sin mucha historia.
El cuarto s¨ª fue interesante, porque Grischuk sacrific¨® un pe¨®n a cambio de quedarse con el par de alfiles en una posici¨®n abierta. Y no sufri¨® para firmar el cuarto empate, que llev¨® el duelo a la supuesta emoci¨®n de dos partidas rel¨¢mpago. Ambas fueron tablas, reforzando el acierto de quien puso a Anish Giri el apelativo de Drawish Giri (en ingl¨¦s, draw significa tablas).
Como el neerland¨¦s fue el primero de su grupo en la fase anterior, ten¨ªa derecho a elegir el color para la muerte s¨²bita o sistema Armaged¨®n (una sola partida, con cinco minutos para las blancas, obligadas a ganar, y cuatro para las negras). No hace falta decir qu¨¦ color prefiri¨® Giri. Y tampoco el tipo de juego que plante¨®, hasta lograr el a?orado s¨¦ptimo empate, para alegr¨ªa de su familia, y de pocos m¨¢s. Eso s¨ª, fue noble en sus manifestaciones posteriores: ¡°No acepto felicitaciones cuando empato, solo cuando gano¡±.
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