Carlsen bate a Ding en el desempate de una lucha agotadora, y exhibe juego limpio
El noruego gana (3,5-2,5) la 1? manga de semifinales; Giri supera a Niep¨®mniachi (3-1)


Magnus Carlsen redonde¨® una jornada de gran ajedrez: gan¨® la 1? partida porque Liren Ding perdi¨® la conexi¨®n a internet; regal¨® la 2? porque la situaci¨®n le parec¨ªa injusta; y, despu¨¦s de tres tablas, se impuso en la 2? del desempate tras una gran exhibici¨®n defensiva. En la otra semifinal del torneo r¨¢pido Chessable Masters, el neerland¨¦s Anish Giri continu¨® en racha y se impuso en gran estilo (3-1) al ruso Ian Niep¨®mniachi.
¡°Cuando Liren perdi¨® la conexi¨®n, ¨¦l pod¨ªa hacer tablas de varias maneras. Adem¨¢s, le tengo un enorme respeto, como jugador y como persona. Lo correcto era devolverle el punto, y eso es lo que hice de inmediato¡±, explic¨® el multicampe¨®n del mundo durante su entrevista con Chess24, el club virtual organizador del torneo. Giri, presente en directo, subray¨® ¡°la impresionante labor defensiva de Magnus en la ¨²ltima partida¡±. Para llegar a eso, ambos tuvieron que disfrutar y sufrir mucho durante tres horas y media apasionantes.
En el primer asalto, Carlsen someti¨® con las piezas blancas a Ding al t¨ªpico masaje posicional que tantas victorias le ha dado: una ventaja min¨²scula tras la apertura, convertida poco despu¨¦s en un final de torres ligeramente superior. El 90% de sus rivales terminan sucumbiendo ante ese tratamiento, pero Ding es ultraduro cuando est¨¢ en forma, y en ese momento era una hora prudencial en China, 22.30. De modo que el asi¨¢tico resisti¨® todos los embates del escandinavo, logr¨® una clara posici¨®n de tablas¡ y justo en ese momento ocurri¨® la desgracia: su conexi¨®n a internet se cort¨® cuando solo le quedaban unos segundos en el reloj, por lo que no pudo recuperarla a tiempo, y se le declar¨® perdedor de la partida.
Eso mismo -aunque no en posiciones de empate tan evidente- ha ocurrido ya varias veces a lo largo del torneo, lo que deber¨ªa obligar a pensar en soluciones. Por ejemplo, es probable que se pueda demostrar t¨¦cnicamente que la desconexi¨®n fue ajena a la voluntad del jugador, en cuyo caso no deber¨ªa sufrir ning¨²n tipo de sanci¨®n. Con m¨¢s motivo si eso ocurre en China, donde las conexiones con muchos portales occidentales requieren de un enmascarador, porque est¨¢n castradas por el Gobierno.
Por fortuna, esta vez el rival estuvo a la altura de las circunstancias: en una gran exhibici¨®n de juego limpio, Carlsen abandon¨® la segunda partida nada m¨¢s empezarla, para que el marcador siguiera igualado. Mientras no se encuentre una soluci¨®n m¨¢s razonable, quiz¨¢ ese gesto marque un antecedente que todos los dem¨¢s estar¨¢n obligados a copiar, para no quedar muy mal ante los aficionados.
Lleg¨® el tercer asalto, y el campe¨®n del mundo volvi¨® a fracasar en algo dificil¨ªsimo: convertir en victoria una ventaja peque?¨ªsima frente a uno de los rivales m¨¢s duros que va a tener en toda su carrera. Una vez m¨¢s, Carlsen logr¨® el m¨¢ximo de lo que era razonable: un final de torre y alfil contra torre, y el rey de Ding situado en una banda. Pero el chino demostr¨® que se sabe de memoria la dif¨ªcil t¨¦cnica de ese tipo de posiciones.
As¨ª que Ding, con blancas en la ¨²ltima, dispon¨ªa de una oportunidad de oro para tumbar al multicampe¨®n. Y lo intent¨®, con una ventaja objetiva, aunque muy peque?a, tras la apertura. Pero Carlsen no estaba para bromas y planteo una defensa excelente hasta que se firm¨® el empate, que obligaba a dos partidas rel¨¢mpago (tres minutos para cada uno, m¨¢s dos segundos por jugada).
La primera empez¨® con una repetici¨®n del gui¨®n: tremenda dureza del chino, con negras; peque?a ventaja de Carlsen, que yerra t¨¢cticamente cuando intentaba aprovecharla. Y todo apuntaba hacia el empate cuando el gui¨®n salt¨® por los aires: Carlsen volvi¨® a errar, pero Ding le devolvi¨® un regalo todav¨ªa mayor, y qued¨® perdido; sin embargo, con solo unos segundos en el reloj, el noruego cometi¨® una imprecisi¨®n; y tablas.
La segunda fue ¨¦pica. Ding logr¨® una posici¨®n objetivamente ventajosa con blancas, pero las negras no ten¨ªan grandes puntos d¨¦biles. La lucha entr¨® en un largo periodo de maniobras, pero Carlsen logr¨® arregl¨¢rselas para ir cambiando poco a poco sus peores piezas, y as¨ª lleg¨® a un final que hubiera terminado en tablas en una partida lenta. Pero las condiciones eran muy distintas: 01.30 de la madrugada en China, y la mente de Ding tambi¨¦n deb¨ªa de estar en la oscuridad, al comprobar que, de pronto, ten¨ªa que pelear para no perder tras haber dominado toda la partida. Esa mezcla se tradujo en un cortocircuito cerebral, y el chino perdi¨® lo que parec¨ªa imposible.

Giri volvi¨® a demostrar que su estilo ultraconservador le priva de ¨¦xitos mayores, y a los aficionados de grandes momentos. Tras hacer tablas con negras la primera partida sin grandes problemas, el neerland¨¦s caz¨® a Niep¨®mniachi en la segunda con una sutil trampa t¨¢ctica, en la que el ruso cay¨® probablemente porque pens¨® que su posici¨®n no implicaba peligro alguno si se hac¨ªan jugadas normales. De modo que esa victoria elevaba en grande el inter¨¦s del duelo, dado que Niep¨®mniachi estaba ahora obligado a arriesgar. Justo el terreno en el que Giri se siente m¨¢s a gusto, porque no es ¨¦l quien debe hacerlo.
Niep¨®mniachi se tom¨® esa idea tan en serio que lanz¨® su pe¨®n de torre de la columna h en plan kamikaze desde la apertura, como si estuviera jugando contra un aficionado. Para el movimiento 16, su posici¨®n ya era t¨¦cnicamente perdedora, seg¨²n las m¨¢quinas. Pero no para un humano, aunque se trate de una partida entre dos estrellas, y menos a¨²n si es r¨¢pida. De hecho, la ventaja de Giri fue disminuyendo hasta el punto de que el ruso lleg¨® a disponer de un golpe ganador, que no vio, y la lucha termin¨® en tablas tras un espectacular intercambio de mandobles.
El creativo gran maestro eslavo necesitaba ganar la ¨²ltima con negras frente a alguien que solo arriesga cuando le obligan. Para empezar, logr¨® lo necesitaba: un l¨ªo monumental en el tablero. Y Giri recogi¨® el guante del reto y contribuy¨® a embrollar la lucha todav¨ªa m¨¢s, algo rar¨ªsimo en ¨¦l. En ese momento, se pod¨ªa decir que ambos estaban perdidos sin faltar del todo a la verdad. Pero con un matiz importante: el neerland¨¦s administr¨® mejor su tiempo en ese marem¨¢gnum, lo que acab¨® siendo decisivo para que Giri -y esta vez sin la m¨¢s m¨ªnima objeci¨®n en cuanto a su manera de lograrlo- diera un gran paso para estar en la final de este apasionante torneo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
