La conexi¨®n Garc¨ªa
La llegada de Marcelino reconcilia a Ra¨²l y Dani, que produjeron el primer gol al Madrid en la semifinal de la Supercopa de Espa?a
El Madrid de los Garc¨ªa, que eran cinco, alcanz¨® fama a finales de los setenta. Era un equipo casi de andar por casa, que perdi¨® una final de la Copa de Europa contra el Liverpool. El Athletic de los Garc¨ªa, que eran dos hasta que lleg¨® Marcelino, penaba por los campos de Espa?a hasta que apareci¨® el t¨¦cnico y sorprendi¨® al Real Madrid, que ya s¨®lo tiene un Garc¨ªa, y de segundo, que es Sergio Ramos.
Y esa conexi¨®n rojiblanca entre t¨¦cnico y jugadores con el apellido m¨¢s com¨²n en Espa?a, que comparten mill¨®n y medio de personas, se ha convertido en una soluci¨®n, despu¨¦s de que durante semanas pareciera un problema irresoluble. La llegada de Marcelino ha ordenado las cosas, por mucho que en La Rosaleda utilizara un sistema similar al de su antecesor frente al mismo rival.
Hasta que la directiva del Athletic decidi¨® la sustituci¨®n de Gaizka Garitano como entrenador, la presencia de Ra¨²l y de Dani Garc¨ªa empezaba a resultar sospechosa por razones diferentes. El delantero navarro hab¨ªa perdido la titularidad. Los goles que se le ca¨ªan de los bolsillos la temporada anterior, y que mantuvieron al equipo en la zona media-alta, se hab¨ªan esfumado. Ra¨²l apenas remataba, y su habitual labor de brega en la vanguardia se hab¨ªa convertido en un esfuerzo balad¨ª.
Garitano opt¨® por alinear a Villalibre, casi por aclamaci¨®n popular. Cuando en Valdebebas Ra¨²l Garc¨ªa volvi¨® a aparecer en la alineaci¨®n inicial, sorprendi¨® con su salida furiosa, como un juvenil intentando demostrarlo todo. Jug¨® pasado de vueltas, realiz¨® tres faltas en 13 minutos y dos de ellas fueron consideradas por Gil Manzano ¡ªel ¨¢rbitro en la final del domingo¡ª merecedoras de amarilla. Antes del cuarto de hora hab¨ªa dejado al Athletic con diez jugadores, que se multiplicaron pero acabaron sucumbiendo.
La crisis de Ra¨²l Garc¨ªa parec¨ªa coyuntural; la de Dani Garc¨ªa era estructural. El jugador guipuzcoano fue uno de los escuderos de Garitano en el Eibar, desde Segunda B hasta Primera. Cuando se reencontraron en el Athletic, alcanz¨® plaza fija en la alineaci¨®n, pero en los ¨²ltimos tiempos, el t¨¦cnico cesante se empe?¨® en combinarlo con Mikel Vesga. Ambos casaban bien con cualquier otra pareja, pero juntos se hac¨ªan previsibles y el Athletic se convert¨ªa en un equipo sin filo.
En el primer partido con Marcelino, Dani Garc¨ªa perdi¨® la titularidad, pero volvi¨® a figurar en el equipo, en la semifinal de La Rosaleda, formando pareja con Vencedor. Entonces, su aparici¨®n tuvo otro sentido. Marcelino orden¨® una presi¨®n adelantada para impedir la salida c¨®moda del Madrid, y en eso es un especialista. Jug¨® un gran partido de contenci¨®n, y estuvo atento para reba?ar el bal¨®n en el error de Lucas V¨¢zquez, y para darle el pase a Ra¨²l Garc¨ªa, en una conexi¨®n que acab¨® en las redes de Courtois. El navarro dijo al final que ten¨ªa el partido marcado en su agenda despu¨¦s de reconocer que en Valdebebas se equivoc¨® y dej¨® a sus compa?eros a los pies de los caballos. Esta vez no. La conexi¨®n funcion¨® ordenada desde el banquillo por el tercer Garc¨ªa. Ra¨²l no entr¨® en combusti¨®n. Se dedic¨® al trabajo fino, marc¨® dos goles y clasific¨® al Athletic para la final.
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