Osaka, un reclamo que busca rivalidad
En el tenis, como en todos los deportes, lo que realmente llena las gradas son los cl¨¢sicos duelos m¨¢s que los grandes deportistas. Es lo que yo deseo para el femenino
La pandemia nos ha hecho perder un poco la noci¨®n del tiempo, as¨ª que no recuerdo exactamente la fecha en que Naomi Osaka estuvo entren¨¢ndose en la Rafa Nadal Academy de nuestro pueblo, Manacor, ocasionando el revuelo l¨®gico entre los tenistas que se preparan aqu¨ª y entre los usuarios locales que coincidieron con ella en el gimnasio de las instalaciones.
No ha sido ninguna sorpresa que se haya proclamado campeona del Open de Australia. Ya mencion¨¦ hace unos d¨ªas que la japonesa part¨ªa como la jugadora m¨¢s en forma del circuito y su actuaci¨®n durante todo el torneo as¨ª lo ha demostrado. La excepci¨®n a sus rotundos resultados fue la de su encuentro en los octavos de final contra Garbi?e Muguruza, la ¨²nica que ha sido capaz de ponerla en serios aprietos y llevarla hasta el l¨ªmite.
La jugadora nipona, sin embargo, se ratific¨® tanto en su partido de semifinales contra Serena Williams como en la final contra Jennifer Brady como la nueva estrella del tenis femenino. Destaca por la potencia de sus golpes de fondo, por la intensidad de su juego y por su gran capacidad para generar tiros ganadores. Tiene un gran drive, un buen rev¨¦s, un primer servicio demoledor y, sobre todo, cuatro Grand Slams en su vitrina, logrados en cuatro a?os consecutivos, con tan solo 23 a?os.
Hay s¨®lidos argumentos, pues, para calificarla como la sucesora o el relevo natural no solo de Serena Williams, sino tambi¨¦n de la recientemente retirada Maria Sharapova. Como ellas dos, Naomi se est¨¢ postulando, adem¨¢s, como un gran reclamo comercial para muchas marcas.
Aparte de un tenis muy atractivo, tiene un f¨ªsico poderoso, unos rasgos multi¨¦tnicos y una personalidad contundente. Y apoy¨® activamente el movimiento antirracista en Estados Unidos, pa¨ªs en el que se ha criado, uni¨¦ndose al boicot que distintas personalidades del deporte llevaron a cabo para condenar los disparos que recibi¨® Jacob Blake por parte de la polic¨ªa, consolid¨¢ndose as¨ª como una imagen muy deseable.
Pero en el tenis, como en todos los deportes, el reclamo y lo que realmente llena las gradas son los cl¨¢sicos duelos m¨¢s que los grandes deportistas. Los aficionados a nuestro deporte hemos deseado siempre ver partidos entre Bj?rn Borg y Jimmy Connors; entre Ivan Lendl y John McEnroe; entre Pete Sampras y Andre Agassi; o en la etapa m¨¢s moderna, entre Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal; los que seguimos el f¨²tbol, queremos ver un Bar?a-Madrid; y en las competiciones europeas nos atraen los choques con equipos temibles y prestigiosos como el Manchester City o el Bayern de M¨²nich.
El espectador deportivo se nutre de sentirse part¨ªcipe, de tomar partido por uno u otro jugador, por uno u otro equipo y por la emoci¨®n que proporcionan las rivalidades ajustadas, los partidos de resultado imprevisible y cierta estabilidad en los deportistas. El aficionado reclama ciertas garant¨ªas.
Y esto es lo que yo desear¨ªa que ocurriera en el tenis femenino: la aparici¨®n de unas cuantas tenistas que den estabilidad y creciente atractivo a los partidos de la WTA. Deseo que Muguruza se confirme como una de ellas. Y presumo que as¨ª ser¨¢. Recu¨¦rdese que estuvo a una bola de deshacerse de la flamante ganadora de este Open de Australia.
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