Mbapp¨¦ y Haaland disipan el horror al vac¨ªo
Los dos son j¨®venes, voraces y dominantes. Dos prodigiosas actuaciones en d¨ªas sucesivos, frente a equipos espa?oles, les aseguraron la condici¨®n de herederos de Messi y Cristiano
Cuando el deporte requiere un nuevo impulso, no hay mejor f¨®rmula que la rivalidad binaria. Una estrella brilla en los buenos y en los malos tiempos del f¨²tbol, el baloncesto o el atletismo, y en ocasiones es suficiente para mantener todo un edificio, pero dos son siempre mejor que una en las ¨¦pocas de crisis o cambio generacional. Magic Johnson y Larry Bird refundaron la NBA a comienzos de los 80. Messi y Cristiano han transportado el f¨²tbol a un planeta diferente. Todo indica que a Kylian Mbapp¨¦ y Erling Haaland les toca el papel de sucesores.
Los dos son j¨®venes, voraces y dominantes. Dos prodigiosas actuaciones en d¨ªas sucesivos, frente a equipos espa?oles, les aseguraron la condici¨®n de herederos. Atacado por las consecuencias econ¨®micas de la pandemia y por el crep¨²sculo de Messi y Cristiano, el f¨²tbol y los medios de comunicaci¨®n han celebrado con entusiasmo incontenible el nacimiento de la pr¨®xima gran rivalidad: Mbapp¨¦ versus Haaland. El horror al vac¨ªo decrece.
Comprobado su efecto en los partidos, el siguiente pelda?o es subjetivo. ?Qui¨¦n es mejor de los dos? Es la pregunta que probablemente engrasar¨¢ el motor del f¨²tbol. Han pasado 17 a?os desde que Messi y Cristiano comenzaron a cruzar sus trayectorias y todav¨ªa se discute la jerarqu¨ªa de uno sobre el otro. A la maquinaria de esta industria le importa poco la opini¨®n de los aficionados y mucho la vehemencia del debate.
Haaland y Mbapp¨¦ emergen como una respuesta natural del siglo XXI a la evoluci¨®n del juego, un compendio de exuberancia atl¨¦tica y calidad futbol¨ªstica, con la necesaria dosis de ambici¨®n. Les conecta una misma generaci¨®n ¡ªMbapp¨¦ es dos a?os mayor que Haaland, la misma distancia que existe entre Cristiano y Messi¡ª y un apetito voraz en el campo, expresado de manera diferente. Mbapp¨¦ es un delantero que quiere gobernar los partidos. Haaland pretende asaltarlos.
Al periodismo le costar¨¢ muy poco acentuar la rivalidad que asoma. Como ocurr¨ªa con Magic Johnson y Larry Bird, los dos jugadores relatan procedencias y culturas muy distintas. Uno es el producto de la antigua Francia colonial, ahora representada en el f¨²tbol por una preponderancia de espl¨¦ndidos jugadores con or¨ªgenes familiares en ?frica, el Caribe o el Pac¨ªfico. El otro procede de Noruega y responde al clich¨¦ del escandinavo alto, rubio y prote¨ªnico. Haaland juega como si fuera a saltar del drakkar para conquistar una playa.
Mbapp¨¦ est¨¢ probado en todos los ¨¢mbitos. Contaba 17 a?os cuando el PSG pag¨® 140 millones por el traspaso. Un a?o despu¨¦s gan¨® el Mundial y fue el jugador m¨¢s relevante del torneo. La convivencia con Neymar no ha detenido su progresi¨®n, si acaso ha magnificado la posici¨®n del PSG en el concierto internacional. Su caso es singular. Todos los grandes sue?an con Mbapp¨¦, pero s¨®lo uno o dos pueden intentar su fichaje. El PSG dispone de la ambici¨®n y los recursos para enfrentarse a cualquier oferta.
No ocurre lo mismo con el Borussia Dortmund, que representa un modelo amenazado por la nueva oligarqu¨ªa del f¨²tbol. El Borussia se ha especializado en la aldea global. Su cantera es el mundo y espec¨ªficamente el sector m¨¢s barato: el juvenil. Para estos asuntos se mueve con ojo de halc¨®n, pero Dortmund no es Par¨ªs, M¨²nich, Mil¨¢n o Londres. Es una ciudad media en la cuenca minera del Ruhr, las ant¨ªpodas del glamur.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, el Borussia ha perdido uno tras otro a sus mejores futbolistas: Matth?us, Sammer, M?ller, K?hler, Lewandowski y m¨¢s recientemente a Aubameyang, Mkhitaryan y Achraff. Comprar barato y vender caro es su manera de respirar. El siguiente ser¨¢ Haaland. Al contrario que el PSG, el Borussia no tendr¨¢ la m¨ªnima posibilidad de retener a la nueva estrella del f¨²tbol.
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