Un arbitro ¡®cornudo¡¯ y el delito de honor
El VAR y los colegiados son in¨²tiles cuando se est¨¢ convencido de estar del lado justo de la historia. El siciliano Concetto Lo Bello fue el ¨²nico trencilla cuyas decisiones respet¨® siempre la afici¨®n italiana
Italia no derog¨® hasta 1981 el delito de honor. Una suerte de atenuante para los cr¨ªmenes nacidos de una supuesta restituci¨®n leg¨ªtima de la dignidad patriarcal tras un adulterio. Una atrocidad legal y cultural. Pero tambi¨¦n una pista para entender la dimensi¨®n social que entra?a recordarle a alguien las posibles grietas en su matrimonio. Pues bien, cornuto es el grave insulto con el que toda Italia se ha referido siempre a los ¨¢rbitros en el campo. Pero solo un jugador, Antonio Cassano, se atrevi¨® a hacerle el gesto de los cuernos a un colegiado en el campo: fue a Maurizio Rosetti en un Milan-Roma de 2003. Le cayeron varios partidos. Pero, ?ten¨ªa raz¨®n? Tambi¨¦n eso es muy relativo.
La primera cita al llegar a Roma fue con una agente inmobiliaria que apareci¨® 40 minutos tarde. Llov¨ªa y hac¨ªa un fr¨ªo del demonio en el Trastevere. Y ante la protesta airada, aquella se?ora aport¨® la primera lecci¨®n. ¡°Sepa que aqu¨ª no hay certidumbres, todo se basa en una aproximaci¨®n¡±. Italia es el pa¨ªs de las sfumature. Los matices, las famosas sombras de Leonardo. Casi nunca nada es rotundo. Entre otras cosas porque trajo malas experiencias en lo pol¨ªtico en 1922 hasta 1943. Pero tambi¨¦n porque esa rigidez dial¨¦ctica se considera de mala educaci¨®n en cualquier conversaci¨®n. La premisa, aplicada al f¨²tbol, convierte las pol¨¦micas arbitrales en un debate infinito. Y al VAR, en un artilugio in¨²til. Especialmente si uno est¨¢ convencido de estar del lado justo de la historia.
Simone Inzaghi, entrenador de la Lazio, lo explic¨® de manera muy concisa hace dos jornadas despu¨¦s de que su equipo perdiese con el Inter por culpa de un penalti que, como reconoci¨® ¨¦l mismo, era penalti. ¡°Si lo revisas 10 o 12 veces, puedes verlo. Pero no puedes pitarlo despu¨¦s de pocos segundos, como ha hecho el ¨¢rbitro¡±. Es decir, sucedi¨®, pero nadie lo hubiera podido ver tan r¨¢pido. De modo que, para Inzaghi, no deb¨ªa pitarse.
Algo parecido le sucedi¨® a Buffon hace tres a?os en la eliminatoria de cuartos de final de Champions contra el Madrid. La Juve hab¨ªa igualado en el Bernab¨¦u el 0-3 de la ida. Un pedazo de gesta hasta el minuto 93, cuando Benatia le dio una patada clara a Lucas V¨¢zquez en el ¨¢rea y Cristiano marc¨® el gol que dio el pase al Madrid. Buffon, fuera de s¨ª, acus¨® al ¨¢rbitro de tener ¡°un cubo de basura en lugar de un coraz¨®n¡±: ¡°Si pitas un penalti as¨ª en el 93 no eres un hombre, eres un animal¡±. Lo interesante es que no discutiese el fondo de la cuesti¨®n, sino que lo hubiera pitado tras el gran esfuerzo de su equipo.
La realidad dentro del ¨¢rea es una de esas sfumature. ¡°Penalti es cuando ¨¢rbitro pita¡±, dec¨ªa en su legendaria sentencia Vujadin Boskov, entrenador de la mejor Sampdoria de la historia y convertido hoy en un mito por la iron¨ªa de sus frases. Y as¨ª deber¨ªan ser las decisiones siempre. Excepto con el gol de Turone de cabeza que el colegiado hab¨ªa concedido el 10 de mayo de 1981 y que el juez de l¨ªnea anul¨® err¨®neamente. Para los romanistas fue la madre de todos los robos. El tanto, que la tecnolog¨ªa ha confirmado a?os despu¨¦s, le hubiera podido dar el segundo scudetto. Hay incluso documentales sobre c¨®mo hubiera sido el mundo si el ¨¢rbitro no hubiese confiado en aquel maldito asistente.
Los ¨¢rbitros, en un pa¨ªs dividido entre quienes son de la Juve y quienes la odian, son el ¨²nico enemigo com¨²n. Solo uno ¡ªadem¨¢s de Pierluigi Collina¡ª goz¨® del respeto un¨¢nime. Concetto Lo Bello, un siciliano guapo y con un car¨¢cter de mil demonios (su hijo continu¨® la saga), fue en los sesenta una leyenda a la altura de los jugadores de la ¨¦poca. Aquel colegiado no solo se libraba de los insultos en cada partido, sino que apenas necesitaba sacar tarjetas ni acariciar el silbato (cuentan que solo Gianni Rivera os¨® protestar sus decisiones) para poner orden. La arrolladora personalidad del ¡°tirano de Siracusa¡± y una mirada como si fuera una suerte de Cocodrilo Dundee sobre la hierba bastaban. Ten¨ªa tanta autoridad que termin¨® siendo diputado en el Parlamento. El ¨²nico sitio en Italia donde uno puede recibir m¨¢s insultos que en un estadio.
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