Werner se impone a Su¨¢rez
¡°No estuvimos finos en ataque¡±, dice Simeone, que sustituy¨® al uruguayo en el minuto 59 ante un Chelsea mejor organizado en la presi¨®n que se adelant¨® tras un robo y una asistencia del alem¨¢n
Fuera Luis Su¨¢rez. Corre el minuto 59 y el Atl¨¦tico pierde por 2-0 ante el Chelsea en el global de una eliminatoria indescifrable para el equipo madrile?o. Fuera Su¨¢rez. Lo anuncia el cartel del cuarto ¨¢rbitro en Stamford Bridge mientras Simeone, que ha dado la orden de sustituir al uruguayo por Correa, permanece impasible en la banda como si contemplase un paisaje distante. Su¨¢rez repara en la noticia, menea la cabeza, y sonr¨ªe mostrando dos hileras de dientes afilados. Est¨¢ en el mediocampo y el tiempo apremia, pero se toma su pausa para abandonar el campo.
Camina sacando pecho, sin cerrar la boca, sin dejar de mostrar los dientes en un gesto de desd¨¦n congelado. Est¨¢ furioso, pero canaliza su ira hacia sus vendas: lentamente, en¨¦rgicamente, mientras camina se va desenvolviendo la cinta roja que le comprime los tendones de la mano. Pasa junto a Simeone, su jefe, su c¨®mplice hasta hace poco, el responsable de la decisi¨®n que le se?ala sutilmente como responsable subsidiario de la eliminaci¨®n. Su¨¢rez acumula casi dos horas de lucha est¨¦ril con R¨¹diger y Zouma en un cruce en el que, igual que sus compa?eros, apenas consigue desequilibrar a sus marcadores.
Su¨¢rez no quiere ni sentarse entre sus compa?eros. Busca una escalera y se acomoda en el hormig¨®n sin dejar de quitarse vendas, botas y protecciones como quien repite un ritual de desarme para no expresar su rabia de otro modo. Al retirar a su referencia m¨¢s combativa en el ¨¢rea rival, Simeone ha lanzado un mensaje equ¨ªvoco. Para que no haya lugar a confusi¨®n, levanta la voz. La orden retumba en todos los recovecos, entre las pancartas, en los ventanales de los palcos y en las gradas cubiertas de lonas del estadio vac¨ªo: ¡°?No se vayan del partido!¡± El t¨¦cnico del Atl¨¦tico quiere aclarar a su tropa que el hecho de haber retirado a Su¨¢rez, marchamo de rebeld¨ªa, no significa rendici¨®n. ¡°?No se vayan del partido!¡±, repite. Y Su¨¢rez, que no ha metido ni un gol ni ha dado una asistencia en los seis duelos de Champions disputados esta temporada, se sigue quitando vendas rojas sin dejar de mostrar los dientes de su sonrisa ir¨®nica.
¡°No pudimos presionarlos¡±
¡°Es normal que el futbolista quiera seguir jugando¡±, dijo Simeone tras el partido. ¡°Pero no estuvimos finos en ataque; y [en la segunda parte] entendimos que con Llorente a la derecha, Sa¨²l en la izquierda, Dembel¨¦, Joao, Correa y Lemar tendr¨ªamos otra movilidad para poder atacar¡±.
Simeone permaneci¨® de pie durante todo el encuentro, embutido en una parca de plumas negra, luctuoso. Tuchel casi nunca abandon¨® ni su sill¨®n ni su chicle. Nervioso pero satisfecho porque su equipo se impon¨ªa a base de una presi¨®n m¨¢s coordinada que le permiti¨® ocupar el campo rival durante mucho tiempo y alejar en el proceso al Atl¨¦tico, y al malogrado Su¨¢rez, del ¨¢rea de Mendy. ¡°Ellos nos presionaron muy bien¡±, dijo Koke, camino del vestuario, tras la derrota. Sucede que se presiona mejor cuando presionan todos y no solo unos pocos. El Chelsea acompa?¨® la presi¨®n con todas sus l¨ªneas. El Atl¨¦tico solo lo hizo con sus dos atacantes, sus dos jugadores de banda, y sus dos laterales. Esto oblig¨® a los seis implicados a correr m¨¢s, a ocupar m¨¢s campo, y a fatigarse m¨¢s que sus contrincantes. Si el Atl¨¦tico pareci¨® m¨¢s cansado fue porque el Chelsea se organiz¨® con m¨¢s eficacia. Esto complic¨® el juego de Su¨¢rez y facilit¨® el de Werner.
¡°Intentamos ir a presionarlos en su salida del bal¨®n con los cuatro de arriba¡±, explic¨® Simeone, evocando su despliegue de Llorente, Su¨¢rez, Joao F¨¦lix y Carrasco frente a la l¨ªnea de tres centrales y el portero del Chelsea. ¡°Creo que se intent¨® hacer con mucho esfuerzo¡±, dijo el t¨¦cnico. ¡°Pero pocas veces pudimos robar esa pelota que te genera una situaci¨®n de peligro cerca del ¨¢rea contraria. Intentamos saltar a la presi¨®n con Lodi y Trippier cuando ellos romp¨ªan las presiones de Llorente y Carrasco. Lo intentamos. Pero no pudimos. Ellos fueron mejores y salieron de la presi¨®n¡±.
¡°?Cortalo! ?Cortalo!¡±
¡°En la Premier se juega con una intensidad superior a la que se juega en Espa?a¡±, dijo Azpilicueta, el capit¨¢n del Chelsea, ya en los vestuarios, despu¨¦s del partido; ¡°nosotros hemos replicado lo que hacemos cada fin de semana para recuperar la pelota¡±.
La semifinal se cerr¨® en el minuto 33. Koke sac¨® una falta indirecta en el c¨ªrculo central. Estas situaciones a bal¨®n parado siempre fueron reverenciadas por Simeone y, con raz¨®n, dada la falta de creatividad de su ataque. El t¨¦cnico mand¨® a Lodi a que subiera, para unirse a otros seis compa?eros que esperaban el env¨ªo en el ¨¢rea rival. Koke entreg¨® la pelota a Trippier para que la centrara, y cuando el ingl¨¦s se dispon¨ªa a colgar el pase, se le interpuso Werner, que corri¨® a la presi¨®n a toda velocidad. El alem¨¢n cort¨® la trayectoria del bal¨®n, que fue a dar a Kant¨¦. Kant¨¦ se la dio a Havertz, y los siete jugadores del Atl¨¦tico que esperaban el remate en el ¨¢rea se convirtieron en espectadores del desastre. Havertz aceler¨® por el medio campo con Werner a la izquierda y Ziyech a la derecha, y la jugada fue un tres para tres contra Trippier, Koke y Savic.
La salvaci¨®n del Atl¨¦tico gravit¨® en Trippier durante un segundo. Solo el ingl¨¦s pudo interrumpir el contragolpe de ra¨ªz haciendo falta a Havertz. ¡°?Cortalo!¡±, le grit¨® Simeone, desesperado. ¡°?Cortalo!¡±. Pero Havertz dio dos zancadas y se liber¨® del agarr¨®n.
Superado Trippier, Havertz lo tuvo f¨¢cil. Despu¨¦s de robar la pelota, Timo Werner se le hab¨ªa desmarcado haciendo otro esfuerzo. Con dos sprints en uno solo, el rubio de Stuttgart recibi¨® el env¨ªo al espacio y midi¨® el pase preciso entre Savic y Oblak. Lo remat¨® a un toque Ziyech con la pierna mala y envi¨® la pelota a la red.
¡°Necesito entrenadores que me den ca?a¡±, dijo Werner el martes, cuando le preguntaron c¨®mo hac¨ªa para soportar las invectivas constantes de Tuchel desde la banda. ¡°Eso me da fuerza¡±, zanj¨® el alem¨¢n, de 25 a?os, probablemente, el jugador m¨¢s influyente de un partido t¨¢ctico como pocos. Dif¨ªcil de jugar para los nueves. Especialmente para Su¨¢rez.
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