Haza?a en solitario en el Fitz Roy
El belga Sean Villanueva relata c¨®mo escal¨® sin ayuda todas las cimas relevantes del grupo de macizos en la Patagonia en seis d¨ªas hist¨®ricos
Una ca¨ªda de piedras da?a la funda de la cuerda principal.
Pierde dos empotradores de anclaje al romperse una anilla de transporte.
La cuerda se desenfunda por completo en el ¨²ltimo r¨¢pel.
Fitz Roy
(3.405 m)
Mermoz
Poincenot
Cumbre Sur
Saint-
Exupery
Rafael
Ju¨¢rez
Val de
Biois
Kakito
Aguja
de la S
Guillaumet
2
4
3
5
1
Fotograf¨ªa: Lander Etxeandia.
EL PA?S
Una ca¨ªda de piedras da?a la funda de la cuerda principal.
Pierde dos empotradores de anclaje al romperse una anilla de transporte.
La cuerda se desenfunda por completo en el ¨²ltimo r¨¢pel.
Fitz Roy
(3.405 m)
Poincenot
Mermoz
Cumbre Sur
Kakito
Saint-
Exupery
Rafael
Ju¨¢rez
Val de
Biois
Aguja
de la S
Guillaumet
2
4
3
5
1
Fotograf¨ªa: Lander Etxeandia.
EL PA?S
Una ca¨ªda de piedras da?a la funda de la cuerda principal.
Pierde dos empotradores de anclaje al romperse una anilla de transporte.
La cuerda se desenfunda por completo en el ¨²ltimo r¨¢pel.
Monte Fitz Roy
(3.405 m)
Poincenot
(3.002 m)
Mermoz
(2.732 m)
4
Kakito
Saint-Exupery
(2.558 m)
Cumbre Sur
2
Rafael
Ju¨¢rez
(2.482 m)
Val de
Biois
(2.653 m)
3
Guillaumet
(2.574 m)
5
Aguja de la S
(2.335 m)
1
Fotograf¨ªa: Lander Etxeandia.
EL PA?S
Una ca¨ªda de piedras da?a la funda de la cuerda principal.
Pierde dos empotradores de anclaje al romperse una anilla de transporte.
La cuerda se desenfunda por completo en el ¨²ltimo r¨¢pel.
Monte Fitz Roy
(3.405 m)
Poincenot
(3.002 m)
Mermoz
(2.732 m)
4
Kakito
2
Saint-Exupery
(2.558 m)
Cumbre Sur
Rafael
Ju¨¢rez
(2.482 m)
3
Val de Biois
(2.653 m)
5
Guillaumet
(2.574 m)
Aguja de la S
(2.335 m)
1
Fotograf¨ªa: Lander Etxeandia.
EL PA?S
Despu¨¦s de firmar una maravillosa cabalgada de seis d¨ªas escalando en solitario el macizo del Fitz Roy, en la Patagonia, y aup¨¢ndose, de paso, hasta 10 de sus cimas, Sean Villanueva O?Driscoll pudo reconocer que la monta?a m¨¢s temible que tuvo que vencer se hallaba en su interior. La voz de este alpinista belga, de padre espa?ol y madre irlandesa, suena juvenil mientras se empe?a en relatar en castellano los detalles de una actividad que lleva el sello de los visionarios y adelantados a su ¨¦poca. Aunque definir as¨ª su actividad es banalizarla: Sean Villanueva ha tomado el testigo de los mejores alpinistas de la historia, ha estudiado su legado y aceptado el reto de imitarles para llevar el juego del alpinismo hasta un escal¨®n superior. So?ar donde nadie lo hace, osar donde nadie se atreve, fabricarse un reto que deje huella o acabe en desastre, reunir m¨²sculo psicol¨®gico suficiente para armar la mochila y partir hacia una aventura escrita con letras de ne¨®n. No se puede hablar de deporte, el t¨¦rmino es reduccionista, por mucho que Villanueva sea un escalador de ¨¦lite: el alpinismo es bello porque coloca a sus actores frente a s¨ª mismos y frente al medio natural, porque enfrenta la experiencia y la fortaleza a la inseguridad que evoca el azar o la soledad. Hace un a?o, mientras escalaba la aguja Poincenot, pegada al Cerro Fitz Roy, Alberto I?urrategi tuvo una revelaci¨®n: ¡°Sean Villanueva y Nicolas Favresse aparecieron de la nada y desaparecieron pared arriba. Fue una visi¨®n tan fugaz que pareci¨® un sue?o. Su fluidez, su dominio del medio, su material minimalista y su arrojo me dejaron profundamente marcado. No escalaban, corr¨ªan. Hab¨ªa visto pasar el futuro del alpinismo¡±, recuerda.
Villanueva no pudo entonces volar de regreso a Europa, atrapado en El Chalt¨¦n por la pandemia de la covid, donde ha pasado todo un a?o y ah¨ª sigue. All¨ª, residiendo a los pies del Fitz Roy y del Cerro Torre, empap¨¢ndose de la historia del lugar e inspir¨¢ndose de la m¨ªstica de unas cimas que la climatolog¨ªa ha convertido en perversas, Villanueva dej¨® crecer en su cabeza una monta?a de sue?os y miedos. Ordenar su ilusi¨®n, darle forma, vencer los reparos, masticar la terrible incertidumbre y ser capaz de digerirla le llevaron meses de lucha. En 2014, dos de los escaladores m¨¢s grandes y reconocidos, los estadounidenses Alex Honnold y Tommy Caldwell (nadie puede olvidar sendos documentales sobre sus haza?as: Free Solo y Dawn Wall) se encordaron para firmar la primera traves¨ªa integral del Fitz Roy, escalando sin parar de norte a sur, arriba y abajo, entre el 12 y el 16 de febrero.
La noticia dio la vuelta al mundillo del alpinismo, y a los que desconocen este universo se les podr¨ªa ilustrar con una imagen: fue algo as¨ª como escalar las fachadas de una hilera de 10 rascacielos, su llamado skyline, sin posibilidad de rescate y bajo la amenaza de los vientos y tormentas m¨¢s furiosos que se conocen. Lo que acaba de lograr Sean Villanueva, entre el 5 y el 10 de febrero pasados, es a¨²n m¨¢s incre¨ªble, puesto que lo ha hecho en solitario y en sentido inverso al trazado escogido por la pareja estadounidense.
Escalar en solitario
En los tramos m¨¢s expuestos, el escalador se quita la mochila e instala en la roca material de progresi¨®n por el que pasa la cuerda para asegurarse hasta llegar a un punto seguro. Recoger el material de aseguramiento supone tener que recorrer tres veces cada tramo.
El escalador asciende. En caso de ca¨ªda, la cuerda le retiene desde el ¨²ltimo punto de anclaje.
Cuando llega a un lugar ¨®ptimo, crea una reuni¨®n con un m¨ªnimo de tres anclajes. Termina el largo fijando la cuerda al punto seguro.
La siguiente maniobra de un escalador en solitario es izar hasta la reuni¨®n la mochila con el resto del material. ?sta suele ir metida en un petate dise?ado para deslizar mejor por la roca, pero Villanueva no pudo elevarlo as¨ª por estar da?ada una de sus cintas.
El escalador va recogiendo parte del material mientras desciende rapelando hasta el principio del largo.
Retira el resto del equipo cuando asciende de nuevo. Villanueva, adem¨¢s, tuvo que hacerlo con la mochila de 30 kilos a la espalda.
De nuevo en la reuni¨®n, recoge toda la cuerda y se prepara para atacar el siguiente tramo. As¨ª hasta la cima.
Solo dos personas conoc¨ªan de antemano los planes de Villanueva cuando este parti¨® de El Chalt¨¦n portando 30 kilos de material sobre sus hombros. No llevaba radio ni tel¨¦fono v¨ªa sat¨¦lite. No deseaba generar expectativas y lo ¨²nico que esperaba era regalarse una experiencia vital: ¡°Es sencillamente incre¨ªble que la traves¨ªa coincidiese con mi 40 cumplea?os y que adem¨¢s disfrutase de una ventana de buen tiempo de seis d¨ªas, algo muy muy infrecuente en estos lugares¡±, se maravilla. ¡°Al principio, quise hacer la traves¨ªa con un compa?ero, pero al marcharse Nicolas, la idea de hacerlo solo fue creciendo en mi cabeza, aunque solo como una pesadilla. Consider¨¦ que necesitar¨ªa 10 d¨ªas de buen tiempo, cosa casi imposible aqu¨ª, as¨ª que me dije que me conformar¨ªa con seis. Como me parec¨ªa altamente improbable, andaba tranquilo pensando que no tendr¨ªa que llevar a cabo mi sue?o¡ hasta que lleg¨® un parte meteorol¨®gico que lo cambi¨® todo¡±, r¨ªe. El sentido del humor de Sean Villanueva es contagioso y los relatos de sus aperturas de v¨ªas en Pakist¨¢n, Groenlandia, Baffin o la misma Patagonia resultan delirantes, pura despreocupaci¨®n para unas actividades de alt¨ªsimo nivel: como si las ascensiones de mayor compromiso fuesen un simple juego. ¡°Creo que en Espa?a el alpinismo tiene m¨¢s tradici¨®n que en B¨¦lgica, obviamente, pero tambi¨¦n se ve como un asunto serio, grave, casi trascendente. Yo y mis amigos procuramos divertirnos y obviar el lado m¨¢s ¨¦pico del alpinismo¡±, apunta Villanueva.
Para enlazar las 10 ascensiones, Sean emple¨® rutas ya abiertas, pero tambi¨¦n escal¨® ¡°peque?as zonas v¨ªrgenes¡±. ¡°La dificultad m¨¢xima que encontr¨¦ no pasar¨ªa del 6 c, pero lo m¨¢s serio no era escalar las cimas sino bajarme de ellas. Conoc¨ªa algunas l¨ªneas de r¨¢pel y otras no, y en algunos casos tuve que abandonar material para poder alcanzar alguno de los collados¡±, recuerda. Escalar en solitario autoasegur¨¢ndose es un trabajo de locos: una vez completado el tramo de cuerda escogido, el escalador ha de izar un petate con todo el material sobrante, descender y ascender de nuevo por la cuerda para poder recuperar el material empleado, lo que viene a ser algo parecido a escalar dos veces cada cima. ¡°Tengo que reconocer que mi log¨ªstica no fue ejemplar. Se puede hacer mucho mejor, mucho m¨¢s ligero. Pero no quer¨ªa batir ning¨²n r¨¦cord, ni ser el m¨¢s r¨¢pido, ni hacer historia, ni nada parecido: lo que realmente me motivaba era vivir esa experiencia, ver hasta d¨®nde era capaz de llegar, disfrutar cada segundo all¨¢ arriba¡±, se sincera. En todas las cimas, cada noche y cada amanecer, as¨ª como al alcanzar ciertos collados, Sean sacaba su flauta irlandesa y tocaba algo. Era su manera de concederse treguas mentales, de relajar su mente antes de volver a concentrarse en avanzar sin fallar. ¡°No veas qu¨¦ ac¨²stica encontr¨¦ all¨ª arriba¡±, r¨ªe.
¡°La traves¨ªa ha llegado por casualidad pero en el mejor momento de mi vida de alpinista, con una buena madurez, mucha experiencia y una gran fortaleza f¨ªsica y mental. Dicho lo cual, no s¨¦ si lo logr¨¦ por estas razones o porque tuve mucha suerte. Por ejemplo, casi toda la escalada discurre por vertientes orientadas al sur, que aqu¨ª equivalen a las caras norte europeas: deb¨ªan estar h¨²medas o heladas, pero encontr¨¦ casi siempre roca seca, lo cual me permiti¨® avanzar sin sobresaltos¡±, concede. El d¨ªa de su 40 cumplea?os, decidi¨® vivaquear antes de lo habitual para celebrarlo: de haber seguido, se hubiera encontrado parte de la ruta francoargentina al Fitz Roy mojada. Un d¨ªa despu¨¦s, se hab¨ªa secado y pas¨® sin problemas.
Si su apuesta tuvo ¨¦xito fue porque durante meses se prepar¨® a conciencia por si llegaba una posibilidad de acometer la empresa, pero a la hora en cuesti¨®n ni siquiera dispon¨ªa del material necesario: lo pidi¨® prestado para salir a la carrera y con discreci¨®n. As¨ª se entren¨® durante un a?o Sean Villanueva: ¡°Hice carrera a pie, escalada deportiva, b¨²lder, entrenamiento en panel, levantamiento de troncos, dominadas, flexiones, nadar en aguas fr¨ªas, estiramientos, ejercicios de movilidad, yoga, taichi, chi-gong, meditaci¨®n, jardiner¨ªa, tocar la flauta, cantar, comer sano, dormir bien y visualizar el reto¡±. Asegura que le hubiese gustado seguir escalando, viajar con su peque?o universo y su soledad a cuestas hasta hartarse.
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