Valverde pelea con los mejores y acaba cuarto en su 13? Lieja
Pogacar se impone en en el sprint final para ganar su primer monumento y frustrar la aspiraci¨®n de Alaphilippe de ganar con el maillot de campe¨®n del mundo
Valverde termina cuarto y est¨¢ triste. Las palabras ¨C¡±estamos contentos, hemos estado bien¡ estuvimos en el selecto grupo de cinco¡ hay que estar contento¡±¡ªcontradicen el tono, subrayan su frustraci¨®n, pues hasta 75 metros del final de la Lieja-Basto?a-Lieja, manten¨ªa la ilusi¨®n de ganar, o si no de ganar ¨C¡±y ganar habr¨ªa sido la leche¡±, acepta el ciclista murciano, dorsal 41 de la Decana el d¨ªa que cumpl¨ªa 41 a?os--, s¨ª al menos de subir al podio, de salir en la foto de honor por octava vez en 13 participaciones, el s¨ªmbolo absoluto de su perennidad excepcional, su persistencia entre los mejores. ¡°Por supuesto que me habr¨ªa gusto estar en el podio¡±, admite.
Y la foto del podio se la habr¨ªa hecho junto a algunos chavalillos, con el esloveno Tadej Pogacar, que podr¨ªa ser su hijo y ya gan¨® el Tour hace pocos meses a los 21 a?os y a los 22 ha ganado su primer monumento despu¨¦s de un sprint en el muelle de las Ardenas o con el franc¨¦s Julian Alaphilippe, el campe¨®n del mundo, el ciclista que m¨¢s se parece a Valverde y cuya frustraci¨®n es a¨²n mayor, pues el destino le dio la oportunidad de borrar en el mismo sitio, en las mismas condiciones casi, los dos errores que le costaron la victoria en octubre pasado, y aunque no se equivoca en esta ocasi¨®n, y remonta con fuerza y velocidad, tampoco es el m¨¢s fuerte, y la frustraci¨®n de su pa¨ªs, que espera desde hace 41 a?os un compatriota que ponga su nombre en el palmar¨¦s de la carrera por debajo del de Bernard Hinault, que gan¨® el 20 de abril de 1980, cinco d¨ªas antes de que naciera Valverde, bajo una nevada hist¨®rica; o con el franc¨¦s que llega, David Gaudu, bret¨®n como Hinault y ya maduro a los 24 a?os, que acaba tercero¡
Como dice Eusebio Unzue, el director que primero le llev¨® a las Ardenas, en 2005, y le inocul¨® el virus de las cl¨¢sicas que mejor definen su carrera: ¡°Y son 20 temporadas pele¨¢ndose con los mejores, en primera l¨ªnea¡±. Como a?ade Unzue, que sigue a su lado: ¡°Si la selecci¨®n de los cinco mejores se hizo por fuerza, por narices, no por oportunismo, y all¨ª estaba ¨¦l, la victoria fue un tema de sangre fr¨ªa¡¡±
Y como a Alaphilippe, a Valverde, un profesor de p¨®ker, un maestro de la sangre fr¨ªa, le traiciona al final, en las rectas ventosas de Lieja entre el Mosa, soleadas el ¨²ltimo domingo de abril, y el Ourthe, quiz¨¢s la ansiedad. Por abusar de su sangre fr¨ªa, Valverde quiz¨¢s ha perdido m¨¢s carreras que ha ganado, pero calma en el momento clave, cuando el canadiense Michael Woods, el quinto en discordia, rompe la carrera en la ¨²ltima ascensi¨®n, la de la Roche aux Faucons, a 13 kil¨®metros del final. Valverde solo vigila a Alaphilippe y a su rueda fuerza al franc¨¦s a cerrar huecos, a acelerar, a gastar m¨¢s. Y atr¨¢s se queda el ganador del a?o pasado, el gran favorito, Roglic, solo contra el viento y perdido.
En sus cuatro victorias anteriores, la ¨²ltima en 2017, el final de la Lieja se decid¨ªa en un repecho interminable en los suburbios de Ans, y la v¨ªspera de esta edici¨®n Valverde aceptaba que era un final que le conven¨ªa m¨¢s, que controlaba mejor. En 2019, un a?o que, bajo un diluvio helado, ¨¦l se retir¨® en los bosques, se traslad¨® la meta al centro de la ciudad, junto a la espectacular estaci¨®n de trenes, una recta de 800 metros en ligera pendiente que, Valverde, como un novato ansioso, encara el primero despu¨¦s de cruzar el ¨²ltimo puente. Y primero sigue porque los dem¨¢s, l¨®gicamente, se acomodan a su rueda y calculan, piensan en sus movimientos, miden la distancia. A Valverde, que piensa que el viento a favor no le desfavorece, no le queda m¨¢s remedio que arrancar el primero, y lo hace buscando sorprender, as¨ª gasta su ¨²ltima bala, y su arrancada es la se?al que esperan los dem¨¢s. La espera Alaphilippe, que arranca desde la cuarta posici¨®n y remonta fenomenalmente, la espera, m¨¢s que ninguno, Pogacar, dinamita en los finales de etapas muy duras, como ya demostr¨® en el Tour, quien sale quinto, de la rueda del franc¨¦s y le derrota por media rueda. Y Valverde, que ha comprobado again que los nuevos can¨ªbales no son mejores que ¨¦l, el viejo decano del ciclismo mundial, est¨¢ triste, y acepta con resignaci¨®n: ¡°Me han dejado todo el peso en el sprint y, al final, cuarto¡ vale, hay que estar contento¡±.
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