Los Alonso, historia de la Copa de Europa
Tres generaciones, abuelo, padre e hijo, logran el r¨¦cord de estar cada uno en la final por el t¨ªtulo
De los cinco t¨ªtulos del abuelo Marquitos (1956-60) con el Real Madrid al del s¨¢bado del nieto Marcos con el Chelsea pasando por la final perdida por Marcos padre (1986) con el Barcelona. Los Alonso han dado un paso m¨¢s en la historia de la Copa de Europa. Ya son ¨²nicos. Nunca tres generaciones de una misma familia hab¨ªan alcanzado tal protagonismo en la competici¨®n europea por excelencia al lograr estar cada uno de ellos en la final de la Copa de Europa. El peque?o de la dinast¨ªa, Marcos Alonso Mendoza (Madrid, 1990) no lleg¨® a disputar ning¨²n minuto en el partido decisivo contra el Manchester City (1-0) este fin de semana, pero fue titular, jug¨® los 180 minutos, en la eliminatoria de octavos contra el Atl¨¦tico, y estuvo en el banquillo en el resto de los encuentros menos en los dos primeros (Lampard era entonces el entrenador). Es campe¨®n de pleno derecho.
No ha sido su mejor a?o en el Chelsea, en cuanto a minutos de juego se refiere, pero se siente tan orgulloso del t¨ªtulo como cualquier otro compa?ero, con un momento especial: su gol en el ¨²ltimo minuto contra el City en la Premier que result¨® decisivo para que su equipo fuera tercero y se clasificara directamente para la pr¨®xima Champions. Este domingo viaj¨® a Madrid con sus padres, presentes en Oporto, y a pesar del cansancio l¨®gico de una noche completa de celebraci¨®n todav¨ªa ten¨ªa fuerzas para mandar un mensaje a su progenitor.
¡°Yo solo s¨¦ que la familia Alonso ha disputado siete finales de la Copa de Europa y hemos ganado seis, las cinco de mi abuelo y la del s¨¢bado m¨ªa. No s¨¦ todav¨ªa qui¨¦n es el ¨²nico que la perdi¨®...¡±, bromeaba. Marcos Alonso Pe?a (Santander, 1959) se resigna a la evidencia. ¡°Tiene raz¨®n Marcos, ?qu¨¦ le voy a hacer? Lo m¨ªo es irreversible. C¨®mo no me compre una de pl¨¢stico... Ya me hubiera gustado a m¨ª no haber jugado aquella final contra el Steaua [con el Barcelona], pero haber sido campe¨®n. Jugu¨¦ los 120 minutos y de qu¨¦ me sirvi¨®. Hubiera preferido no jugar, ganar y tener una al menos. Como tiene ahora mi hijo. Jugar es importante, pero m¨¢s lo es ganar. ?Pero si hasta fall¨¦ un penalti! Quiz¨¢s por eso en Oporto sufr¨ª y disfrut¨¦ como si estuviera jugando¡±.
La final contra el Steaua. Si pudiera, Marcos padre borrar¨ªa de su memoria aquella final con el Bar?a. Nol olvida. ¡°Estaba cojo¡ Bueno, no estaba totalmente recuperado de una lesi¨®n. Pero hice el esfuerzo que ten¨ªa que hacer para jugar. Todo fue mal, desde donde nos concentramos, lejos de Sevilla, alejados de todo, al calor que hac¨ªa el d¨ªa del partido. Est¨¢bamos muertos. Lo malo es que ellos estaban peor y no fuimos capaces de ganarles. Un desastre¡¡±.
Sobre su hijo, un reconocimiento mezcla de padre y exfutbolista-entrenador. ¡°Le he visto sufrir esta temporada. Con Lampard le fue mal. No contaba con ¨¦l para nada. Un d¨ªa Marcos me dijo que no se iba a dejar ir, al rev¨¦s. Comenz¨® a entrenarse como un loco por su cuenta, al margen de lo que hac¨ªa con el equipo. Ten¨ªa que estar preparado por si las cosas cambiaban. Y cambiaron. Lleg¨® Tuchel y le puso de titular. Jug¨® contra el Atl¨¦tico en octavos. Todo iba fenomenal, pero volvi¨® al banquillo. No ha abierto la boca y cada vez que ha tenido una oportunidad la ha aprovechado, como con su gol ante el City en la Premier¡ y ahora ah¨ª est¨¢ campe¨®n de la Champions¡±.
La puntera del abuelo. En estos d¨ªas, m¨¢s que nunca, est¨¢ en la memoria de los Alonso el recuerdo del abuelo. ?l s¨ª que sabe de la Copa de Europa. Cinco finales, cinco t¨ªtulos consecutivos. Par¨ªs, Madrid, Bruselas (estuvo en el banquillo), Stuttgart y Glasgow. A Marquitos, que falleci¨® el 6 de enero de 2012, el mismo d¨ªa que el Real Madrid cumpl¨ªa 110 a?os, le encantaba contar batallitas de aquellas Copas de Europa en blanco y negro. En sus mon¨®logos su favorita era la primera. As¨ª lo contaba. ¡°Nos tuvimos que ir a Par¨ªs y el otro finalista era el Stade de Reims. Jug¨¢bamos en campo contrario y se pusieron por delante con dos goles. Empataron Di St¨¦fano y Rial. Volvi¨® a marcar Hidalgo, el que luego fue seleccionador, y me vi obligado a hacer el 3-3. Sal¨ª con el bal¨®n desde atr¨¢s, se la di a Di St¨¦fano y me fui para arriba. Hubo un remate de Marsal y el rechace me lleg¨® a m¨ª que remat¨¦ con la puntera¡ Rial marc¨® el 4-3¡¡±.
Ese gol de Marquitos en el Parque de los Pr¨ªncipes siempre fue motivo de conversaci¨®n entre los pentacampeones por las veces que lo narr¨® el protagonista. Di St¨¦fano siempre zanjaba la conversaci¨®n. ¡°Menos mal que solo metiste uno, pibe¡¡±. Por aquellos tiempos el premio por ganar el t¨ªtulo eran 200.000 pesetas, y el s¨¢bado los jugadores del Chelsea se embolsaron 400.000 euros cada uno, divididos entre semifinales y final.
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