El precio de bajar la guardia
En los primeros juegos del tercer set, a Tsitsipas le falt¨® agresividad y ese extra de concentraci¨®n que los m¨¢s experimentados suelen dar en los momentos importantes
Lo ¨²nico que pudo haber aliviado un poco la decepci¨®n por la derrota de Rafael en su partido de semifinales de Roland Garros contra Novak Djokovic hubiera sido que este cayera derrotado en la final ante Stefanos Tsitsipas.
A lo largo de estas dos ¨²ltimas semanas de competici¨®n se lo iba diciendo a mis hijos. El jugador que yo ve¨ªa m¨¢s capaz de vencer al serbio sobre tierra batida si se diera la oportunidad, aparte de mi sobrino, claro est¨¢, era precisamente el griego. Y durante buena parte del encuentro mantuve esperanzas de que fuera a ocurrir.
Despu¨¦s de una primera manga muy ajustada, que bien hubiera podido anotarse cualquiera de los dos contendientes y que, finalmente, se llev¨® el griego en el tie-break, Novak acus¨® la p¨¦rdida y entreg¨® el segundo, tambi¨¦n, con un contundente 6-2. Fue este el momento en el que Stefanos parec¨ªa tener el partido bien encaminado y cercana la posibilidad de su primer Grand Slam. Pero ya se sabe. Cuando quien tienes enfrente es uno de los grandes de la historia de este deporte, hasta que uno se anota el ¨²ltimo punto del partido nadie se puede relajar.
Durante los a?os que acompa?¨¦ a mi sobrino en el circuito y, cada vez que a ¨¦l le llegaba un momento similar ¡ªcon dos mangas a su favor¡ª, mi prudencia se acentuaba y mi consigna era muy clara: ¡°Rafael, m¨¢xima atenci¨®n ahora¡±, sol¨ªa decirle sabiendo que los primeros juegos del tercer set eran determinantes. Le ped¨ªa que los jugara como si le fuera la vida en ello, que no perdiera la concentraci¨®n y que no diera ninguna bola por perdida. Tanto Rafael como yo sab¨ªamos que seguir as¨ª, con igual intensidad, sol¨ªa ser la causa de que el rival perdiera la confianza en s¨ª mismo y en la remontada.
Es com¨²n o comprensible, en cambio, que ocurra justo lo contrario. Que cierto alivio se apodere del jugador que se adelanta por dos sets arriba, que baje un poco la guardia y que acabe, finalmente, cediendo la tercera manga. A partir de ah¨ª, los nervios hacen acto de presencia. El jugador teme que el contrincante sea capaz de darle la vuelta al marcador y el tiempo corre en contra del uno y a favor del otro. Y eso es lo que le ocurri¨® a Tsitsipas no solo en la final de este domingo, sino tambi¨¦n en su partido de semifinales contra Alexander Zverev. Contra este ¨²ltimo, tuvo la capacidad de rehacerse y acabar llev¨¢ndose el partido. Pero esta vez fue diferente.
En los primeros juegos del tercer set, a Stefanos le falt¨® algo de agresividad y ese extra de concentraci¨®n que los jugadores m¨¢s experimentados suelen dar en los momentos importantes. Djokovic se percat¨® de la situaci¨®n, aument¨® su ritmo de juego y mantuvo la misma intensidad hasta el final. Pas¨® de dominado a dominador, y a medida que iban transcurriendo los juegos, creo que todos tuvimos la sensaci¨®n de que el marcador iba a pronunciarse definitivamente a favor del serbio.
Vimos un buen partido y un desenlace que acerca a Novak peligrosamente a Federer y a Rafael, en la lucha que mantienen por cerrar sus respectivas carreras como el mayor conquistador de t¨ªtulos del Grand Slam. Los dos siguientes torneos, Wimbledon y el US Open, probablemente ser¨¢n decisivos para desvelarlo. Yo no me atrever¨ªa a aventurar conclusiones, pero s¨ª me atrevo a mantener la confianza en que sea mi sobrino quien levante alguno de los dos.
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