Ni hom¨®fobo ni lo contrario: la UEFA
Se sigue considerando un problema al futbolista homosexual, no a la estructura que lo oprime y ampara el status quo
?Acaso hay algo m¨¢s pol¨ªtico que lavarse las manos ante la estigmatizaci¨®n de un colectivo como el LGTBIQA?
Hay una edad para todo, tambi¨¦n para creer que el f¨²tbol puede funcionar como herramienta de cambio, de integraci¨®n y desarrollo, pero ya no es la m¨ªa. Empiezo a peinar canas, ?saben? Me tragu¨¦ aquellos partidos contra la droga de los a?os del plomo enteritos, e incluso utilic¨¦ mis redes sociales para compartir alguna de las campa?as de concienciaci¨®n promovidas por la UEFA, ya saben: el respect y todo eso. Queremos creer, por supuesto; nuestras intenciones nunca son del todo malas. De hecho, nos gusta tanto el f¨²tbol que, por norma general, preferimos mirar hacia otro lado cuando descubrimos una mancha en la pelota, expresi¨®n acu?ada por Maradona y ultrajada en esos despachos donde se decide el futuro de un deporte que lleg¨® a ser rey, s¨ª, pero que ahora se baja los pantalones -y lo que haga falta- ante las exigencias de los s¨¢trapas y fascistoides de turno. ¡°No nos implicamos en pol¨ªtica¡±, dice la UEFA en su pen¨²ltimo comunicado, ese en el que justificaban su negativa a que el Allianz Arena recibiese iluminado con la bandera arco¨ªris a la selecci¨®n nacional de Hungr¨ªa. ?Acaso hay algo m¨¢s pol¨ªtico que lavarse las manos ante la estigmatizaci¨®n de un colectivo como el LGTBIQA? Ni a favor de la homofobia ni en contra, en definitiva: el chiste se cuenta solo.
Apenas unos d¨ªas antes de esto, por cierto, la propia UEFA abr¨ªa una investigaci¨®n para determinar el origen de los insultos racistas durante el Hungr¨ªa-Francia en Budapest: a poco que escarben, acabar¨¢n con las narices metidas en sus propios cajones, incapaces de anticipar lo que podr¨ªa suceder cuando a una federaci¨®n abiertamente racista y hom¨®foba -ya no digamos al gobierno de un pa¨ªs- se le premia con una sede del torneo. ?Acaso no vieron lo que sucedi¨® en Rusia durante el ¨²ltimo Mundial? Seguramente s¨ª, pues tambi¨¦n la han premiado: que no se diga que los gerifaltes de Suiza no se preocupan por castigar a quienes se pasan sus buenas palabras y dem¨¢s lemas grandilocuentes por la m¨¢quina de contar dinero.
De nada sirve el comunicado del Bar?a si despu¨¦s se va a jugar la Supercopa de Espa?a a Arabia Saud¨ª obviando que all¨ª se despe?a a gays y lesbianas desde las azoteas de los edificios m¨¢s altos.
¡°?Por qu¨¦ no hay ning¨²n gay declarado jugando la Eurocopa?¡±, se pregunta todo aquel que mira al mundo del f¨²tbol desde la distancia. Son m¨¢s de seiscientos convocados para representar a sus respectivos pa¨ªses, suficientes como para hacer buenas las estad¨ªsticas y denunciar, de una vez por todas, que se sigue considerando un problema al futbolista homosexual, no a la estructura que lo oprime y ampara el status quo: en eso deber¨ªa andar la UEFA a esta hora, pero no. De nada sirve su comunicado posterior, con el escudo ribeteado de arco¨ªris, si se muestra incapaz de crear el contexto favorable para que los futbolistas puedan expresar su condici¨®n sexual en libertad, si as¨ª lo desean. Como de nada sirve el comunicado del Bar?a si despu¨¦s se va a jugar la Supercopa de Espa?a a Arabia Saud¨ª obviando que all¨ª se despe?a a gays y lesbianas desde las azoteas de los edificios m¨¢s altos. No se puede, en definitiva, confiar en la UEFA ni en los grandes clubes. Es la hora de los futbolistas, de los verdaderos protagonistas. Y cada d¨ªa que pasa sin que alcen la voz, el f¨²tbol se aleja un poco m¨¢s de un futuro que ya de por s¨ª se le presenta, cuando menos, incierto.
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