Alfombra rojilla para Osasuna
Un flojo Alav¨¦s encadena su cuarta derrota consecutiva ante los navarros, que suman ya dos triunfos a domicilio
Osasuna se encontr¨® en Mendizorroza con una alfombra rojilla por la que pase¨® con la soltura con la que suelen caminar las estrellas cinematogr¨¢ficas a la entrada de un estreno o un festival. Naturales, con estilo, sin imposturas, sin maquillar pero con personalidad. Llegaron a Vitoria y se llevaron los puntos como quien recibe el galard¨®n a la mejor interpretaci¨®n y da la sensaci¨®n de que est¨¢ acostumbrado, aunque no lo est¨¦. S¨®lo les falt¨® a los navarros imprimir la huella de los guantes de Herrera en el cemento fresco de alguna de las zonas de obra del Paseo de Cervantes. Podr¨ªa haberse marchado el portero a hacerlo. Apenas tuvo trabajo.
Calleja no tir¨® por la calle de en medio, sino que, por decisiones t¨¦cnicas y lesiones diversas, cambi¨® a siete jugadores de inicio en relaci¨®n al ¨²ltimo partido, del que han pasado ya tres semanas. Ni siquiera el inamovible Pacheco, lastimado a ¨²ltima hora, apareci¨® en la alineaci¨®n, pero el inicio alegre del Alav¨¦s, gracias a la movilidad de Luis Rioja, se diluy¨® enseguida y dio paso al f¨²tbol espeso que ha acompa?ado al centenario equipo vitoriano en las primeras jornadas. En la zaga, sobre todo, el Alav¨¦s se muestra demasiado condescendiente.
La flojera defensiva se sustanci¨® en el primer gol osasunista. David Garc¨ªa remat¨® de cabeza por la escuadra el primer saque de esquina lanzado por los navarros. Casi sin remangarse se pon¨ªa por delante el equipo de Arrasate. La falta de concentraci¨®n de los vitorianos se tradujo poco despu¨¦s en una mano de Tony Moya dentro del ¨¢rea, un penalti prescindible que se convirti¨® en el segundo gol visitante, transformado por Roberto Torres. Casi sin esfuerzo, Osasuna alcanzaba una diferencia apreciable frente a un rival que necesita generar mucho para marcar un gol, y lo cierto es que apenas generaba. Sin apretar demasiado, el equipo pamplonica llegaba mucho m¨¢s al ¨¢rea contraria.
Con los goles, Osasuna ya tuvo hecho casi todo el trabajo. Le bast¨® despu¨¦s con vigilar los escarceos alavesistas y administrar sus energ¨ªas durante el resto del partido. Todos los acercamientos con peligro en la segunda mitad fueron de los visitantes. Ofuscados, los hombres del Alav¨¦s no tuvieron opciones, mientras Sivera tuvo que trabajar cada vez que Osasuna se estiraba, casi siempre con criterio. Los cambios no cambiaron al equipo de Calleja, torpe en ataque, desaparecido en medio campo y con una defensa que hac¨ªa aguas. Los navarros, bien ordenados, sin veleidades de ning¨²n tipo y con el viento a favor, dejaron pasar los minutos para que se fueran extinguiendo las fuerzas de su rival, impotente, con cuatro derrotas que pesan como una losa. Muchas veces el estado de ¨¢nimo lo es todo, y la moral vitoriana est¨¢ por los suelos, mientras que las dos victorias consecutivas a domicilio de Osasuna les refuerza en sus ideas y les impulsa por la alfombra rojilla, que atravesaron con el trofeo al mejor equipo de la fresca noche vitoriana.
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