Koeman: no apto para todos los p¨²blicos
En manos del t¨¦cnico est¨¢ elegir el mejor final para esta segunda etapa, pero siempre siendo consciente de que llevar a cabo aquello que te podr¨ªas haber ahorrado, tambi¨¦n es una forma de hacer historia
Dentro de unos a?os, cuando el aficionado del Bar?a recuerde el paso de Ronald Koeman por el banquillo del Camp Nou, su memoria lo transportar¨¢ a ese partido contra el Granada en el que Luuk de Jong, Gerard Piqu¨¦ y Ronald Ara¨²jo se amontonaron en el ¨¢rea rival para rematar balones colgados al peso, un recurso impropio que mi amigo Xos¨¦ ha tenido a bien bautizar como ¡®El triple Alexanco¡¯. Impropio, quiero decir, para un club que ha cimentado su relato sobre hechos constatables y que ahora, por una simple cuesti¨®n de abandono, descubre sus mantras m¨¢s reconocibles convertidos en meros objetos de mofa por boca de una leyenda: vivir para ver.
Llevado al escrupuloso terreno de la ficci¨®n, el t¨¦cnico holand¨¦s ser¨ªa, a d¨ªa de hoy, un Tint¨ªn avejentado que se pasea por el mundo con una soga al cuello esperando a que alguien lo cuelgue, al menos en un sentido estrictamente metaf¨®rico. No evita un solo charco, no deja por pisar ni un solo pie -a menudo alguno de los suyos, que ya son ganas de bailar torcido-, y lo que pudo haber sido una aventura reconfortante, con el mito sosteniendo las verg¨¹enzas del club en una etapa delirante, tiene todos los visos de terminar con su leyenda deformada, visiblemente maltrecha de tanto aparcar excusas en la zona de carga y descarga. Las ¨²ltimas, le¨ªdas en forma de comunicado y sin aceptar preguntas de la prensa, no hacen m¨¢s que ahondar en la sensaci¨®n de que Ronald Koeman solo piensa en Ronald Koeman: ni en sus jugadores, ni en la afici¨®n, ni mucho menos en el Bar?a.
Cualquiera puede ver que la plantilla actual no pasa por ser una de las m¨¢s competitivas del continente: eso se daba por descontado tras recibir una herencia envenenada, el adi¨®s traum¨¢tico de Messi y la llegada de jugadores que se siguen frotando los ojos al ver su firma estampada en un contrato con el membrete oficial del F¨²tbol Club Barcelona. Dicho esto, tampoco es menos cierto que sigue siendo un equipo plagado de internacionales competentes -algunos incluso brillantes- y regado con el talento incipiente de una camada de futbolistas que pueden no garantizar un ¨¦xito inmediato pero s¨ª el m¨ªnimo exigible a un equipo profesional: competir. Esa renuncia impropia, verbalizada por Gerard Piqu¨¦ tras la derrota frente al Bayern y asumida por Koeman como v¨ªa unilateral de escape, sobrepasa cualquier l¨ªmite de la tolerancia aceptable en el ¨¢mbito de la alta competici¨®n. Todo lo dem¨¢s es purpurina, barro y algo parecido a la melancol¨ªa mal entendida.
El Ronald Koeman que ayer se plant¨® ante los micr¨®fonos con un papel en las manos y las gafas de lectura debe dimitir hoy mismo: no ya por el club que le confi¨® -a rega?adientes, es cierto- el liderazgo del fam¨¦lico proyecto, sino por ¨¦l mismo, por todo cuanto representa su figura y lo que seguir¨¢ representando una vez se reduzca la hinchaz¨®n de lo inmediato. En su mano est¨¢ elegir el mejor final para esta segunda etapa, pero siempre siendo consciente de que llevar a cabo aquello que te podr¨ªas haber ahorrado, tambi¨¦n es una forma de hacer historia¡ Y la suya arrastra alg¨²n que otro rombo y el triple Alexanco, es decir: ya no es apta para todos los p¨²blicos.
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