El Madrid est¨¢ en Babia
La excelente actuaci¨®n de Benzema no le alcanza a un equipo distra¨ªdo y mal situado en el campo, sometido de principio a fin por un muy buen Espanyol
El Madrid est¨¢ en Babia, ensimismado con el virtuosismo de Benzema, y va de derrota en derrota, abatido por el Sheriff y el Espanyol, despu¨¦s de empatar contra el Villarreal. Ancelotti no para de mascar chicle, entran y salen los futbolistas sin sentido y el equipo no encuentra la manera de volver sobre los pasos que le llevaron al liderato de la Liga. El Madrid desmereci¨® la solemne actuaci¨®n de Benzema. La victoria del Espanyol fue indiscutible por m¨¢s que la estad¨ªstica anunciaba un ¨¦xito blanco despu¨¦s de sus 11 triunfos en 13 partidos en el RCDE Stadium. Los blanquiazules penalizaron el mal partido de un rival que no jug¨® al f¨²tbol sino que hizo jugadas alrededor de Benzema, autor de nueve goles, insuficientes para compensar la inconsistencia y desestructuraci¨®n del Madrid.
Ancelotti durmi¨® poco y mal durante la semana por los malos resultados y tuvo mucho tiempo para pensar la alineaci¨®n que enfrentar¨ªa al Espanyol. El insomnio acab¨® con Casemiro en el banquillo y Alaba en el costado izquierdo, mientras Nacho formaba como central junto con Milit?o. Aunque a veces alcanza con recurrir a la convencionalidad del 4-4-2 para recuperar la seguridad perdida, no fue el caso del Madrid. El desvelo de Ancelotti aument¨® muy pronto, despu¨¦s de que al Espanyol le dejaran de temblar las piernas por el poder reverencial de Modric, Kroos y Benzema. As¨ª se explica que Pedrosa regalara una pelota de gol a Vinicius que el madridista malogr¨® porque la quiso convertir en una asistencia a Benzema.
Vinicius regateaba de fuera hacia adentro, mientras corr¨ªa sin ton ni son Camavinga. Al Madrid le costaba m¨¢s defender que atacar porque sus medios perd¨ªan la pelota y facilitaban las transiciones del Espanyol. No cerraba bien el equipo de Ancelotti para suerte de Embarba, que desbord¨® a Alaba y puso el bal¨®n en el primer palo para el remate de Ra¨²l de Tom¨¢s. Los errores en el pase de Kroos y Modric contrastaban con el acierto de Melendo. El volante blanquiazul manejaba el partido con autoridad y soltura, excelente en el juego entre l¨ªneas, amo de la medular al lado de Darder ante la inopia del Madrid. El equipo de Ancelotti ten¨ªa un agujero en la divisoria y no replegaba bien ante la velocidad del Espanyol. Hab¨ªa muchos jugadores fuera de sitio en el Madrid. El ¨²nico faro era el siempre admirado Benzema.
El mayor peligro para el Espanyol, muy estabilizado alrededor de Darder, era el agitador Embarba porque se jug¨® la expulsi¨®n de cargar con una tarjeta amarilla por un pisot¨®n a Camavinga. El ritmo blanquiazul sobrepasaba a un plantel madridista acomodado, confundido y falto de ayudas defensivas por el desinter¨¦s de Vinicius y la desubicaci¨®n de Camavinga, sustituido por Rodrygo.
El sost¨¦n de la hinchada
El Madrid cambi¨® al 4-3-3, abri¨® el campo por las bandas con Vinicius y Rodrygo y oblig¨® a recular al Espanyol. El guion evoc¨® por un momento al partido bien planteado y mal resuelto por el Espanyol contra el Atl¨¦tico. El ¨¢nimo de la hinchada sostuvo entonces al equipo despu¨¦s de que a la salida de un saque de esquina no acertara en el remate Milit?o. Vicente Moreno no tard¨® en sustituir a Melendo por Morales.
No quer¨ªa sorpresas el entrenador del Espanyol. Ya escarmentados, siempre competitivos en los partidos exigentes, los blanquiazules se ordenaron bien y se aplicaron mejor en la concentraci¨®n, igual en defensa que en ataque, m¨¢s pu?eteros que el despistado Madrid. Los futbolistas de Ancelotti se distrajeron en una falta y nadie interrumpi¨® la carrera de Aleix Vidal, excelente en la conducci¨®n, el quiebro seco a Nacho y el tiro impecable ante Milit?o. Y si el Espanyol no cont¨® el tercero fue porque el tiro cruzado se le escap¨® por poco a Darder. Las contras del Espanyol torturaban a un Madrid que por m¨¢s jugadores que cambiara ¡ªCasemiro, Jovic, Hazard, Rodrygo¡ª siempre acababa por encomendarse a Benzema. El delantero se pase¨® por la frontal del ¨¢rea como un funambulista y regate¨® a tres defensas antes de rematar a Diego L¨®pez.
El partido ya no par¨® de girar alrededor de Benzema. Atacaba el madridista, a veces artista y en ocasiones jabato, y se defend¨ªa como pod¨ªa el Espanyol, reventado de tanto correr, tenso por el recital de Benzema. El ariete, sin embargo, no encontr¨® m¨¢s veces la porter¨ªa, ni con la ayuda de Courtois, y el l¨ªder abdic¨®, volteado por un Espanyol m¨¢s orgulloso y mejor puesto, superior en su coqueto y vibrante RCDE Stadium. Ancelotti tendr¨¢ 15 d¨ªas m¨¢s sin dormir por el par¨®n de la Liga.
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