El Atl¨¦tico se derrite en Anfield
Los de Simeone reciben un sopapo de f¨²tbol del Liverpool, que marc¨® dos goles en 21 minutos y domin¨® sin problemas antes y despu¨¦s de la expulsi¨®n de Felipe
Endeble en su ¨¢rea, sin pierna dura y cuajo en el medio del campo, sin los arrestos que demandan el escenario y el rival, el Atl¨¦tico sali¨® de Anfield vapuleado. Recibi¨® un sopapo de ese f¨²tbol en modo turbo que despliega el Liverpool de J¨¹rgen Klopp a la m¨ªnima que le conceden un trozo de hierba para correr. No fueron rival los rojiblancos, superados y bailados por las embestidas de Salah, Alexander-Arnold y Man¨¦ cuando apenas hab¨ªa transcurrido 20 minutos. Nadie escenific¨® mejor el desquicie de los rojiblancos cada vez que el Liverpool sal¨ªa en estampida que Felipe, expulsado a la media hora de juego por trabar a Man¨¦ por detr¨¢s. Solo el empate entre el Milan y el Oporto en San Siro alivi¨® la derrota del equipo de Simeone. Tendr¨¢ que espabilar el Atl¨¦tico en su intento por alcanzar los octavos de final.
El partido que plasm¨® permiti¨® que le llovieran adjetivos que poco o nada tienen que ver con la era Simeone. Tanta concesi¨®n en su propia ¨¢rea est¨¢ dejando de ser una anomal¨ªa para convertirse en un mal cr¨®nico. Son ya 16 goles encajados, seis de ellos en los cuatro partidos de Champions. Un saco inimaginable de cargar sobre la espalda de un equipo del Cholo. Este equipo, tantas veces calificado como el mejor del mundo en defensa, anoche fue una caricatura de lo que fue. Y no se llev¨® una tunda mayor porque el Liverpool no afin¨® m¨¢s en el remate y porque jug¨® con cierto aire de equipo sobrado gran parte del segundo tiempo.
Apenas hubo un amago de igualdad en el arranque. Unos minutos de tanteo, en los que el Atl¨¦tico se asom¨® t¨ªmido por el ¨¢rea de Alisson con Carrasco como esgrimista. M¨¢s alboroto que ataque fino. El Liverpool sali¨® flechado a explotar a Salah y a Alexander-Arnold. No hay jugador al que Klopp no tenga aleccionado para esos golpeo cruzados de 40 metros que el egipcio suele amansar con cualquier superficie de su bota antes de perpetrar un eslalon o una pared. Da igual que sea Van Dijk, Oxlade-Chamberlain, Fabinho o Henderson el que le ponga en ¨®rbita con esas par¨¢bolas largas y milim¨¦tricas. ¡°Oh Salah, Oh Salah¡±, coreaba la hinchada del Liverpool como quien adora a una deidad del regate, en este caso. Cada baile era una fiesta en las tribunas. Carrasco y Hermoso tardar¨¢n tiempo en borrar de su memoria futbol¨ªstica el bamboleo al que fueron sometidas sus cinturas.
Fue el propio Atl¨¦tico el que rompi¨® ese equilibrio inicial. Enchuf¨® al Liverpool con malas entregas. La chispa que enciende su ataque supers¨®nico. De Paul, Koke, Hermoso, cometieron errores en el pase que propulsaron al equipo de Kloop. A la que ve a su equipo correr, Anfield se sobreexcita intuyendo el descorche. En una de esas transiciones, ?lexander-Arnold tuvo tiempo de medir y seleccionar el centro al ¨¢rea. Y all¨ª, entre Felipe y Trippier, se tragaron la llegada de Diogo Jota, que ejecut¨® a Oblak sin siquiera escuchar la respiraci¨®n de sus dos desorientados marcadores. La bronca de Oblak fue monumental. En sus siete temporadas como rojiblanco, nunca se ha visto tantas veces vendido el meta esloveno como en esta.
Una defensa retratada
El Atl¨¦tico fue tierno, demasiado ante un rival que lo mismo apisona chocando que saliendo en velocidad. Lo comprob¨® el liviano Correa, que quiso frenar a Man¨¦ con agarrones mientras conduc¨ªa poderoso hacia el ¨¢rea de Oblak. Su apertura cay¨® en los pies de Alexander-Arnold, que vio el corte por el medio de Man¨¦ y le asisti¨® para que este fusilara a Oblak. De nuevo, qued¨® retratada la defensa de tres centrales del Atl¨¦tico, al que se le infiltran indetectables los delanteros rivales con una facilidad inusual.
Apenas hab¨ªan transcurrido 20 minutos y se repet¨ªa el primer cap¨ªtulo de lo vivido hace dos semanas en el Metropolitano. Con unas cuantas r¨¢fagas, el Liverpool mandaba y amenazaba con una tunda. Entre los futbolistas de Simeone, el que no estaba desquiciado, estaba enterrado. De Paul no se impon¨ªa, Koke ve¨ªa pasar aviones y Jo?o F¨¦lix y Luis Su¨¢rez estaban desconectados. El duelo volvi¨® a mostrar que el goleador charr¨²a sufre en esta clase de encuentros en los que el Atl¨¦tico es sometido en su campo. El instinto a 50 metros del ¨¢rea vale poco o nada. Con 2-0, Felipe se vio obligado a parar una contra que iniciaba Man¨¦ con una zancadilla por detr¨¢s. Vio la roja directa, no se sabe bien si por la simple entrada o porque al ¨¢rbitro le irrit¨® que no le hiciera caso cuando le llam¨® para amonestarle.
Con diez el Atl¨¦tico y dos goles en contra, el partido ya solo estaba para lo que quisieran hacer el Liverpool, que perdon¨® la tunda en el inicio del segundo tiempo y se entreg¨® a la diversi¨®n regateadora de Salah.
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