Stephen Curry, el perfecto embajador
A partir de ¨¦l, los Golden State Warriors construyeron una dinast¨ªa ganadora con un estilo de juego no visto hasta ese momento
No ser¨¦ yo quien afirme con rotundidad que Stephen Curry es el mejor jugador actual de la NBA. Ni tampoco el m¨¢s valioso. Este tipo de debates lo dejo para los m¨¢s cafeteros, pues son tantos los aspectos a tener en cuenta y la dificultad de ponderarlos que siempre me huele a debate interminable. Eso s¨ª, hay uno en el que no tengo dudas. El mejor embajador para la NBA y el baloncesto del siglo XXI se llama Stephen Curry.
Desarrollo argumento. Con r¨¦cord de triples o sin ¨¦l, estamos ante el mejor tirador de la historia del baloncesto. Su dominio en todo tipo de modalidades de tiro le colocan por encima de sus posibles rivales. Curry es brutal en catch and shoot (coger y tirar), en tiro tras bote, a una pierna, entrando a canasta, lanzando bombas¡ Da igual el c¨®mo y el desde d¨®nde. Corta, media, larga y distancia sideral.
Solo con su faceta de tirador le habr¨ªa sido suficiente para tener un huequito en la historia. Pero es que, a partir de ¨¦l, los Golden State Warriors construyeron una dinast¨ªa ganadora con un estilo de juego no visto hasta ese momento. Su rapidez en la ejecuci¨®n ofensiva, el uso del triple o el small ball (juego con peque?os) fueron las bases de un juego espectacular que aunaba eficacia, belleza y diversi¨®n. Era muy dif¨ªcil no ser de los Warriors.
Los ¨¦xitos crean escuela y poco a poco fueron apareciendo jugadores con cada vez m¨¢s rango de tiro (la distancia desde la que son capaces de hacer da?o). El uso del triple no ha parado de crecer y ver a cuatro o incluso cinco bajitos en la pista ha dejado de ser novedad. El juego en la NBA de hoy est¨¢ claramente influenciado por Curry y sus Warriors del 2015 y 2016, por lo que se puede decir sin temor a equivocarse que es de los pocos jugadores que pueden presumir de haber cambiado el juego. Para mayor m¨¦rito, lo ha conseguido con un cuerpo de serie, nada sobresaliente en cent¨ªmetros, m¨²sculos o aventuras a¨¦reas, lo que le acerca emocionalmente al aficionado, que se siente m¨¢s f¨¢cil representado en alguien tan aparentemente normal. Ni siquiera le hace falta ir de fiero o peleado con el mundo, si nos atenemos a su cara de chaval que no ha roto nunca un plato, ni dentro ni fuera de la pista.
En sus inicios no fue tomado muy en serio como proyecto de estrella, ni tampoco le ayudaron sus problemas de lesiones en sus primeras temporadas, lo que a?ade el atractivo que siempre supone una historia de superaci¨®n de adversidades. Su biograf¨ªa tambi¨¦n apunta hacia hijo, marido y padre ejemplar dentro de una familia muy medi¨¢tica.
La suma de todas sus virtudes y circunstancias le han convertido en el mejor atrapafocos de la NBA. Todo reluce alrededor de Curry. Cuando est¨¢ en la cancha, augura entretenimiento y resulta dif¨ªcil no tener al menos un ojo pendiente de ¨¦l, no vaya a ser que te pierdas algo grande. Cuando termina el partido, su comportamiento sigue siendo ejemplar, es respetuoso, se mete en los charcos justos y rara vez no deja de escapar una sonrisa. Todas las noches se enfrenta a la inhumana tarea que soportan los m¨¢s grandes, obligados a intentar lograr una vez m¨¢s lo nunca visto anteriormente. Ahora, con su triple 2.977, lo ha vuelto a hacer. Y estoy convencido de que no ser¨¢ su ¨²ltima haza?a. Para m¨ª no hay discusi¨®n. Don Stephen es el perfecto embajador para una liga en constante b¨²squeda de la globalidad de su producto. Ya ver¨¦is c¨®mo cualquier d¨ªa hacen el anuncio ese de los bombones en su casa.
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