Ajedrez se escribe con ¡®K¡¯
Los fascinantes elementos de politica internacional y sovi¨¦tica que influyeron en la rivalidad K¨¢rpov-Kasp¨¢rov, la mayor en la historia de todos los deportes
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?Hola! ?C¨®mo est¨¢n?
Llevo todo el mes un poco frustrado: escribo cada d¨ªa sobre Anatoli K¨¢rpov y Gari Kasp¨¢rov, pero apenas puedo esbozar las fascinantes historias que forjaron la mayor rivalidad en la historia de todos los deportes. La serie Joyas Hist¨®ricas de cada agosto en mi columna diaria se dedica este a?o al an¨¢lisis t¨¦cnico de las mejores partidas de sus cinco duelos por el t¨ªtulo mundial (1984-1990). Como el espacio que tengo en la versi¨®n en papel es muy escueto, procuro no extenderme mucho m¨¢s en la digital; por tanto, la introducci¨®n a cada partida debe ser muy corta.
De modo que voy a contarles aqu¨ª algunos de esos episodios que he hurtado a mis lectores. Para empezar, unos n¨²meros que trazan el contexto y ayudan a entender mejor las enormidades de los siguientes p¨¢rrafos: la Uni¨®n Sovi¨¦tica (URSS), el pa¨ªs m¨¢s grande del mundo, ten¨ªa 287 millones de habitantes (en 1984); de ellos, unos 50 millones practicaban el ajedrez como pasatiempo, doce millones se consideraban aficionados y m¨¢s de cuatro millones compet¨ªan. Para el Gobierno del Kremlin, el ajedrez era el escaparate para exhibir la pretendida superioridad intelectual del comunismo sobre el capitalismo.
Solo as¨ª puede entenderse que el duelo de 1972 en Reikiavik (Islandia) entre el sovi¨¦tico Bor¨ªs Spassky, campe¨®n vigente, y el estadounidense Bobby Fischer fuera noticia de primera p¨¢gina durante meses en muchos pa¨ªses. Para la Casa Blanca, romper la supremac¨ªa de la URSS en el deporte mental era clavar un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de la propaganda comunista.
Los ajedrecistas nacidos en la segunda mitad del siglo XX somos muy afortunados porque vivimos tres rivalidades cuyo eco fue mucho m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito del ajedrez, que han inspirado pel¨ªculas, novelas y ensayos. Spassky perdi¨® el t¨ªtulo, y fue recibido en Mosc¨² como un traidor. El Kremlin necesitaba un nuevo h¨¦roe que recuperase el honor nacional. Eligieron a K¨¢rpov, en perjuicio de V¨ªktor Korchn¨®i, porque era veinte a?os m¨¢s joven y ten¨ªa un perfil personal (familia obrera de un pueblo de los Urales) m¨¢s adecuado para la propaganda.
Korchn¨®i se convirti¨® en un disidente, se escap¨® de la URSS (la historia de c¨®mo lo hizo ya da para una conferencia), gan¨® el Torneo de Candidatos y se convirti¨® en el aspirante al t¨ªtulo que K¨¢rpov hab¨ªa ganado por incomparecencia de Fischer, que se retir¨® del ajedrez (esto da para una novela de cientos de p¨¢ginas). K¨¢rpov derrot¨® a Korchn¨®i en dos duelos dur¨ªsimos (Baguio, Filipinas, 1978; y Merano, Italia, 1981), cuyos esc¨¢ndalos har¨ªan las delicias de los amantes de la telebasura, e inspiraron la pel¨ªcula que gan¨® en 1984 el Premio Oscar a la mejor en habla no inglesa (La diagonale du fou). Si como muestra basta un bot¨®n, cuando se desvelaron los archivos del KGB (servicio secreto de la URSS), apareci¨® un plan para asesinar a Korchn¨®i si fuera necesario. La prensa sovi¨¦tica le llamaba ¡°el traidor¡± y lindezas similares, casi nunca por su nombre.
K¨¢rpov, n¨²mero uno indiscutible tras la retirada de Fischer (gan¨® todos los torneos que jug¨® entre 1975 y 1985), idolatrado y condecorado al m¨¢ximo nivel, pensaba que ya podr¨ªa vivir de rentas tras sus dos victorias frente al renegado. Pero entonces surgi¨® la tercera K, en Bak¨², capital de Azerbaiy¨¢n (entonces, rep¨²blica sovi¨¦tica), a 2.200 kil¨®metros al sureste de Mosc¨². La erupci¨®n volc¨¢nica del inmenso talento que Kasp¨¢rov exhibi¨® desde ni?o fue recibida por los bur¨®cratas chup¨®pteros moscovitas que viv¨ªan a cuerpo de rey, gracias a la gloria de K¨¢rpov, como si tuvieran una serpiente de cascabel metida en su cama. Y as¨ª surgi¨® una frase de Nikol¨¢i Krogius, director t¨¦cnico de la Federaci¨®n Sovi¨¦tica de Ajedrez, que deber¨ªa ser esculpida en la pared principal del Club Central de Ajedrez: ¡°Para qu¨¦ necesitamos otro campe¨®n del mundo si ya tenemos uno¡±.
A pesar de las diversas zancadillas y trampas de toda ¨ªndole que le tendieron los poderosos protectores de K¨¢rpov, el muchacho azerbaiyano de padre jud¨ªo y madre armenia sali¨® adelante, gan¨® el Torneo de Candidatos y ret¨® a K¨¢rpov. Por fortuna para ¨¦l, pronto le salieron padrinos a¨²n m¨¢s poderosos que los de su gran rival: Alex¨¢nder Y¨¢kovlev, n¨²mero dos del nuevo l¨ªder Mija¨ªl Gorbachov, vio que Kasp¨¢rov encarnaba los valores de la perestroika (renovaci¨®n) y glasnost (transparencia); adem¨¢s, Gu¨¦idar Al¨ªyev, miembro del Politbur¨® (direcci¨®n del Partido Comunista) y presidente del KGB en Azerbaiy¨¢n, le apoy¨® por paisanaje.
?Lo ven? Llevo escritos siete p¨¢rrafos largos, presumo que ustedes coinciden en que son historias apasionantes y apenas he contado los proleg¨®menos de los cinco duelos entre K¨¢rpov y Kasp¨¢rov. Cubr¨ª como enviado especial de EL PA?S todos menos el primero y -si han le¨ªdo ustedes hasta aqu¨ª- les aseguro que sus interioridades extradeportivas son tan interesantes o m¨¢s que las partidas analizadas en mi columna. ?Hasta el pr¨®ximo jueves!
P.D.: Cambiando de tema, quiz¨¢ les interese mi art¨ªculo del pasado lunes en la Revista de Verano sobre ajedrez y envejecimiento cerebral. O el v¨ªdeo 308 de El Rinc¨®n de los Inmortales.
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