El Athletic, los Williams y el valor del recorrido
Su trazo ¨²nico sobrevive en este f¨²tbol de macrosuperficies sin relieves, que s¨®lo conviene a los clubes gigantes
Terminada la final de la Supercopa, Nico Williams, el prometedor delantero del Athletic, se retir¨® la medalla que acababa de recibir como subcampe¨®n del torneo. Fue un acto reflejo, sin ning¨²n otro significado que el provocado por la tristeza de la derrota. El gesto no conten¨ªa el menor rastro de soberbia o rechazo, ¨²nicamente desilusi¨®n. Con 19 a?os, acababa de perder su primera gran final. Varios metros por detr¨¢s, I?aki Williams esperaba en la fila de jugadores preparados para recibir la medalla. Ni en ese momento le abandon¨® su patronazgo de hermano mayor. Con un gesto inequ¨ªvoco, pidi¨® a Nico que volviera a colocarse el galard¨®n.
¡°Le dije que en la vida son m¨¢s frecuentes las derrotas que las victorias. No hay que olvidarlo¡±, declar¨® el mayor de los Williams, un jugador que no naci¨® ni creci¨® en la abundancia. En plena gestaci¨®n, su madre atraves¨® el desierto del Sahara en condiciones insufribles y obtuvo refugio en Espa?a. Su hermano, que ahora irrumpe como proyecto de excelente futbolista, ha sido el testigo m¨¢s pr¨®ximo de la trayectoria de I?aki. Si permanece atento, descubrir¨¢ la certeza del consejo que recibi¨®.
De alguna manera, I?aki Williams expres¨® una par¨¢bola que tambi¨¦n le sirve al Athletic, que ha perdido siete de las ocho finales que ha disputado desde 2009 (cinco de Copa, dos en la Supercopa de Espa?a y una en la Europa League de 2012). Contra el Barcelona gan¨® la Supercopa de 2015 en el antiguo formato de dos partidos. Frente a la invitaci¨®n al des¨¢nimo, este inventario de finales perdidas subraya la relevancia del recorrido en la aventura del f¨²tbol.
Lejos de buscarse coartadas para explicar sus frustraciones, el Athletic ha revelado la tenacidad, consistencia y ambici¨®n necesarias para preservar su singular modelo. Las derrotas le han herido, pero este camino, que ya se alarga 13 a?os, tambi¨¦n le ha fortalecido. Quienes solo disfrutan del valor instant¨¢neo del ¨¦xito desechan el valor del esfuerzo y el aprendizaje en el recorrido. Recompensa m¨¢xima o nada es una idea cada vez m¨¢s incrustada en el f¨²tbol y en la sociedad.
El Athletic, que decidi¨® mantener su ideario en contra de la corriente mundial que surgi¨® despu¨¦s de la Ley Bosman, tiene 45.000 socios, ha construido un campo ejemplar con capacidad para 51.000 espectadores en una provincia de un mill¨®n de habitantes, su cantera funciona a pleno ritmo ¡ªJulen Aguirrezabala, Vencedor, Sancet y Nico Williams son habituales de la selecci¨®n sub 21¡ª y no est¨¢ asediado por problemas econ¨®micos. Su trazo ¨²nico sobrevive en este f¨²tbol de macrosuperficies sin relieves, que solo conviene a los clubes gigantes. Al resto le sucede lo mismo que al peque?o comercio: se predica su desaparici¨®n.
El Real Madrid le venci¨® en la final, sin objeci¨®n alguna a la victoria. Al Athletic le super¨® el magisterio de Modric, la solvencia de Milit?o frente a I?aki Williams y la destacada respuesta de Courtois en el penalti. En todas las finales que ha perdido, el Athletic ha sido inferior al rival. Pero qu¨¦ rivales: el Bar?a, Real Madrid y el mejor Atl¨¦tico de la historia. Contra la Real Sociedad, su cercano vecino, jug¨® mal, concedi¨® un penalti y sufri¨® la expulsi¨®n de I?igo Mart¨ªnez.
Para perder contra estos equipos, el Athletic construy¨® una apreciable saga de victorias, algunas de ellas memorables. Cada una de ellas ¡ªcontra el Sevilla en 2009, Par¨ªs Saint Germain, Manchester United y Schalke 04 en 2012, Bar?a en 2020, Real Madrid, Barcelona y Atl¨¦tico de Madrid en las dos ¨²ltimas ediciones de la Supercopa¡ª representa el valor que todas las finales perdidas no pueden enterrar. I?aki Williams lo sabe. Hace bien en record¨¢rselo a su hermano Nico y a todo el Athletic.
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