Queralt Castellet pelear¨¢ por la medalla ol¨ªmpica en Pek¨ªn
La ¡®rider¡¯ espa?ola busca un metal que se presenta caro en la modalidad de ¡®halfpipe¡¯ en los Juegos de Invierno. Javier Lliso, sexto en la final de esqu¨ª acrob¨¢tico
Son alegres, aparentemente despreocupados, con ese aire l¨¢nguido de los surferos en la playa y esa adicci¨®n al riesgo, a la b¨²squeda del imposible, a la adrenalina propia y al susto del que los ven, a los que dejan admirados, con la boca abierta, y les quitan el hipo. Son los freeskiers, y practican la especialidad que debuta en unos Juegos y ha ganado m¨¢s espacio en la moda que ninguna, el big air, el salto al final de un tobog¨¢n y las piruetas ingr¨¢vidas en el aire, y la plancha final, y a sus espaldas surgen chimeneas que son como las de la central nuclear de Springfield, all¨ª donde los dedos gordos de Homer Simpson generan desastres. Son los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno.
Son una cuadrilla ¨²nica y entre ellos, entre los mejores del mundo, o de la historia, podr¨ªa decirse, tan elevado fue el nivel de la final ol¨ªmpica, est¨¢ un madrile?o de 24 a?os, Javier Lliso, quien adem¨¢s de desenfado, look, y una guitarra el¨¦ctrica y sus riffs, tiene mucha cabeza y temple, m¨¢s que algunos de los dem¨¢s competidores, que solo viven del riesgo y desprecian la templanza, y se estrellan en sus aterrizajes imposibles. Y Lliso acaba sexto porque es capaz de frenar un segundo su desatado coraz¨®n, y calcula. Un gramo de sensatez en la locura. ¡°Y es complicado eso porque el escenario, una antigua f¨¢brica metal¨²rgica, es bastante loco, si lo piensas¡±, dice Lliso, quien, s¨ª, se siente un poco Bart Simpson haciendo el cabra.
Salta tres veces. Punt¨²an los dos mejores. Termina con 171,5 puntos (dos notables altos). La victoria es para el jovencito noruego Birk Ruund, que logra 187,7 puntos (dos sobresalientes) con saltos de 1.800 grados (cinco giros) y 1.980 (cinco giros y medio). Plata es el estadounidense Colby Stevenson, 183, 3, y bronce, el veterano sueco de Andorra Henrik Harlaut, de 30 a?os, 181.
¡°Esto ha sido posible con mucho entrenamiento y mucha cabezoner¨ªa. Es brutal. Solo el venir aqu¨ª ya era un sue?o, y llegar a la final y hacerlo bien para encima tener un diploma...¡±, dice. ¡°Es m¨¢s que un sue?o. Ya no s¨¦ ni lo que es. Brutal. Sab¨ªa d¨®nde me iban a dejar los trucos. Ten¨ªa un plan principal, que era hacer el switch (bajar de espaldas) 18 (cinco giros) en vez de que con el safety (agarrar el esqu¨ª a la altura del cierre de la bota), con el tail (la cola del esqu¨ª), que me habr¨ªa dado un plus bestia, y no lo consegu¨ª La segunda quer¨ªa asegurar con el doble 16, el truco que he hecho. Y en la tercera, ir a por lo gordo. He intentado usar la cabeza m¨¢s que el coraz¨®n. He ido a asegurar, a hacer lo que sab¨ªa que pod¨ªa hacer, y saber d¨®nde pod¨ªa terminar¡±.
Y cuando vuela, y alcanza la casi perfecci¨®n, como en su tercer salto --un doble cork (la cabeza por debajo del resto del cuerpo)1620 (cuatro giros y medio en el eje vertical) blunt (agarrando la esp¨¢tula, el extremo, de un esqu¨ª)--, el que le da ¡°lo gordo¡±, el rockero es un modelo zen, y en sus cascos, m¨²sica de sus amigos madrile?os, Los TourJets, un conjunto que se define neopsicod¨¦lico, dream pop, unos My Bloody Valentine de Madrid. Alcanza el nirvana. ¡°Me puse su Night temples. Una m¨²sica bastante diferente. Buen rollo. Me da mucha energ¨ªa para dar lo m¨¢ximo saber que es m¨²sica de amigos. Pero cuando estoy en el aire, ni veo ni oigo, simplemente pienso en lo que estoy haciendo en ese momento y me olvido del despu¨¦s y del antes. Es un sentimiento de presente, de estar totalmente presente en lo que estoy haciendo. Ese momento suele pasar poco, realmente: siempre estoy pensando en alguna cosa. Esto es el aqu¨ª y el ahora¡±, dice despu¨¦s de tirarlo muy amplio. ¡°Ha sido una muy buena ejecuci¨®n¡±, analiza la freeskier Maialen Oiartzabal. ¡°Una planchada perfecta¡±.
¡°Estos d¨ªas en los Juegos, en la villa ol¨ªmpica de Pek¨ªn, son como una excursi¨®n del cole con todos tus colegas, y, encima haciendo lo que m¨¢s te gusta en esta vida, la adrenalina, que, lo quieras o no, es lo que m¨¢s engancha en la vida, y con una recompensa que es hacerlo bien¡±, dice, terminada la final, a los muchos periodistas que le asaltan y le preguntan por la gran calma que ha exhibido en un mar tan revuelto como el que han generado los 31 competidores y sus entrenadores ¨Ccomo el de Lliso, Josep Gil, todo nervios y emoci¨®n feliz-- a un grado de temperatura soleado en el trampol¨ªn big air construido permanente en la antigua acer¨ªa de Shougang, monumento al fe¨ªsmo industrial. ¡°De aqu¨ª no me voy a ning¨²n lado¡±.
Quedarse para siempre en un sitio. Un deseo imposible de cumplir ¨Cjustamente, minutos despu¨¦s, ten¨ªa que hacer las maletas para subir a la monta?a de Zhangjiakou, en cuyo parque de Genting disputar¨¢ la pr¨®xima semana las competiciones de slopestyle junto a Thib Magnin¡ªpara un deportista que ha hecho de la trashumancia desde ni?o su raz¨®n de existir. De Madrid a esquiar en Cerler, pirineo de Huesca. De Cerler, a prepararse, ya m¨¢s de cuatro a?os, con el equipo de la federaci¨®n espa?ola. Veranos en El Tarter, en Andorra; en el hemisferio sur, en Nueva Zelanda; en el glaciar suizo de Saas Fer; inviernos austriacos en el airbag de Innsbruck. Competiciones al otro lado del Atl¨¢ntico, en Colorado, en Mammoth Mountain, California¡
Queralt Castellet, en la final
Una vida de ac¨¢ para all¨¢ no muy diferente a la de Queralt Castellet, la rider (practicante de snowboard acrob¨¢tico) de Sabadell que, en sus quintos Juegos, y a los 32 a?os, se clasific¨® cuarta en las clasificaci¨®n de halfpipe y pas¨® a la final (la pr¨®xima madrugada, jueves 10, a las 2.30, Eurosport) sin necesidad de suspiros. Sin arriesgar. Un tr¨¢mite para una deportista como ella.
¡°Una muy buena ronda¡±, dice Oiartzabal. ¡°Conservadora. Queralt tiene trucos (elementos de vuelo y de giros) para llegar a mejor puntuaci¨®n. Los deja para la final, que es donde hay que arriesgar¡±.
Si Lliso es modelo de calma hind¨², quiz¨¢s, un George Harrison, y sus melenas son as¨ª, a Castellet, mujer amante de la adrenalina siempre, del riesgo, de los nervios, de la incertidumbre, le tira m¨¢s el equilibrio japon¨¦s, el gusto por el detalle de sus competidoras, su flow, su estilo, su fluidez sin violencias, y querr¨ªa, quiz¨¢s, ser una de ellas. Y con ellas, y con la imponente norteamericana Chloe Kim ¨C¡±una bomba de energ¨ªa que posee un arsenal de trucos, y los mostrar¨¢¡±, dice--, la campeona ol¨ªmpica de Pyeongchang pr¨¢cticamente invencible, tendr¨¢ que pelear por las medallas, su ¨²nico objetivo. Kim termin¨® primera en la previa, por delante del prodigio japon¨¦s Mitsuki Ono, de 17 a?os, campeona ol¨ªmpica de los Juegos de la juventud, y de la china Xuetong Cai, quinta en Pyeongchang, donde la catalana fue s¨¦ptima. Quinta y sexta, pegadas a Castellet, dos japonesas m¨¢s, las hermanas Senna y Ruki Tomita.
Todo un desaf¨ªo que Castellet afrontar¨¢ desde la soledad que le pesa. ¡°No pudieron venir mi entrenador [el norteamericano Danny Kass], por covid, ni mi fisio, y se me han hecho duros estos d¨ªas en la monta?a¡±, dice. ¡°Pero puede m¨¢s la ilusi¨®n que tengo por competir¡±. Y la seguridad que tiene de que en sus quintos Juegos alcanzar¨¢ la medalla que desea.
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