El gran ¡®Big Bang¡¯ que catapult¨® al f¨²tbol
La ventaja financiera ha atra¨ªdo inversiones de todo el mundo, creando nuevas potencias como el Manchester City, el Chelsea y, quiz¨¢s pronto, el Newcastle
El 27 de octubre de 1986 entr¨® en vigor en el Reino Unido la desregulaci¨®n financiera impulsada por la entonces primera ministra Margaret Thatcher. Aquel llamado Big Bang convirti¨® a la decadente City de Londres en el primer centro financiero mundial. El 20 de febrero de 1992, ahora hace 30 a?os, lleg¨® otro gran estallido: la creaci¨®n de la Premier League. Al igual que el financiero, el Big Bang que catapult¨® al f¨²tbol ingl¨¦s no lleg¨® solo y su onda expansiva se sinti¨® en todo el globo. La creaci¨®n de la Premier coincide con la expansi¨®n de los canales privados de televisi¨®n de pago en Europa, la reforma de la Copa de Europa para convertirla en la entonces revolucionaria Champions League y, muy importante, la ley Bosman.
Las televisiones pusieron el dinero que propulsar¨ªa el ¨¦xito de la Premier y de la Champions. Y la ley Bosman abri¨® las puertas a la libre circulaci¨®n del talento futbol¨ªstico y permiti¨® la llegada a Inglaterra de muchos de los mejores jugadores y, con ellos, entrenadores del continente (ning¨²n entrenador ingl¨¦s ha ganado nunca la Premier: Alex Ferguson es escoc¨¦s¡).
El f¨²tbol ingl¨¦s era en v¨ªsperas de la Premier un enfermo. El hooliganismo y el auge de la extrema derecha en los a?os 70 y 80 estaba vaciando las gradas porque hab¨ªa expulsado de ellas a las clases medias y a las familias. Y las tragedias en 1985 de los estadios de Bradford y Heysel y el traum¨¢tico desastre de Hillsborough (1989) obligaron a los clubes a eliminar las entradas de a pie pese a que la taquilla a¨²n constitu¨ªa la fuente principal de ingresos.
Los entonces cinco grandes (Arsenal, Manchester United, Liverpool, Tottenham y Everton) llevaban a?os presionando para no tener que compartir los m¨¢s bien escu¨¢lidos ingresos de televisi¨®n con las divisiones inferiores y para tener libertad para firmar contratos comerciales como se hac¨ªa en el deporte de Estados Unidos. Esos clubes y el canal de televisi¨®n ITV empezaron a urdir el gran complot que culminar¨ªa el 17 de julio de 1991 con la decisi¨®n de crear una nueva liga, un proyecto al que se unieron el resto de equipos de Primera en 1992. Pero no fue ITV quien se llev¨® el gato al agua, sino el nuevo canal v¨ªa sat¨¦lite BSkyB, de Rupert Murdoch, que se hizo con los derechos de la naciente Premier por cinco temporadas.
Cinco a?os despu¨¦s, en la temporada 1996-97, los equipos de la Premier recibieron 685 millones de euros por derechos de televisi¨®n, incluidas las competiciones de la UEFA. Ese mismo a?o, los clubes de la Serie A se repartieron 551 millones, los de la Liga 524, la Bundesliga 444 y la liga francesa 293, seg¨²n los datos de statista.com. Las cifras de la temporada 2021-22 son espectaculares: 6.100 millones de euros la Premier, 3.400 la Liga, 3.000 la Bundesliga, 2.300 la Serie A y 1.700 millones la liga francesa. La Liga se defiende muy bien, teniendo en cuenta que Espa?a es un pa¨ªs con una econom¨ªa mucho m¨¢s peque?a, pero el gran vencedor del Big Bang futbol¨ªstico es la Premier.
Esa ventaja financiera significa que el f¨²tbol ingl¨¦s ha atra¨ªdo inversiones de todo el mundo, creando nuevas potencias como el Manchester City, el Chelsea y, quiz¨¢s pronto, el Newcastle. No queda ya equipo que no haya renovado o ampliado su estadio o se haya mudado a uno nuevo. Salvo el Chelsea, que estaba a punto de refundar Stamford Bridge cuando su propietario, el oligarca ruso Roman Abramovich, tropez¨® con los primeros desencuentros pol¨ªticos entre Londres y Mosc¨² y congel¨® el proyecto. Ahora, la guerra en Ucrania puede cuestionar incluso el derecho de Abramovich a seguir siendo due?o del club. Es un s¨ªntoma de uno de los puntos d¨¦biles de la Premier: muchas inversiones obedecen m¨¢s a razones de propaganda pol¨ªtica o egolatr¨ªas de multimillonarios que a decisiones comerciales o de tradici¨®n futbol¨ªstica. El otro punto d¨¦bil es que cada vez hay m¨¢s distancia entre los seis grandes y los dem¨¢s.
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