Energ¨ªa m¨¢s profundidad, la receta de Carlo Ancelotti
El t¨¦cnico italiano influy¨® con sus cambios de hombres y posicionales a la brillante reacci¨®n del Madrid
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Hasta en partidos tan extremos y sublimes en el terreno emocional, en el que el condimento an¨ªmico parece comerse el resto de los sabores seg¨²n avanzan los minutos de juego, el Real Madrid-PSG tambi¨¦n tuvo su resquicio para la pizarra y las maniobras de estrategia. Ancelotti y Pochettino libraron su propia batalla. Antes y durante. Posicionamientos de arranque y cambios sobre la marcha. Un ejercicio t¨¢ctico de m¨¢xima intensidad que al final se?al¨® al t¨¦cnico italiano como vencedor. Sus decisiones influyeron directamente en el resultado final.
Messi y Neymar por dentro. El desarrollo del primer tiempo mostr¨® una mejor disposici¨®n t¨¢ctica del equipo franc¨¦s que se plasm¨® inmediatamente sobre el terreno de juego. Ancelotti fue fiel a su ocupaci¨®n de los espacios (4-3-3) y resolvi¨® las ausencias de Casemiro y Mendy sin experimentos, con la mayor normalidad posible: Kroos en el eje y Nacho en el lateral izquierdo, con orden expresa de no pasar del medio campo y esperar las acometidas de Hakimi Achraf.
Pocchettino fue m¨¢s intervencionista. Coloc¨® a Messi y Neymar por dentro, como interiores, a los flancos de Kroos y mand¨® a Mbapp¨¦ a la banda izquierda. Al mismo tiempo cort¨® las alas de uno de sus centrocampistas, Danilo, para que estuviera atento a Vinicius y as¨ª liberar a su lateral derecho. Aun as¨ª, cre¨® una decisiva superioridad num¨¦rica en esa zona central. Cuatro piezas azules en dos escalones: Verratti y Paredes, m¨¢s retrasados y Messi-Neymar, m¨¢s adelantados, contra tres peones blancos (Kroos-Valverde-Modric).
El gol v¨¢lido de Mbapp¨¦ fue la mejor prueba de que ese posicionamiento, forzado para la ocasi¨®n, ten¨ªa su raz¨®n de ser. Recuper¨® el bal¨®n Messi al borde de su ¨¢rea, pas¨® a Neymar, a quien ten¨ªa 10 metros por delante y el brasile?o lanz¨® al ¡®purasangre¡¯ que ten¨ªa sesenta metros por delante para correr. No supo en ning¨²n momento el equipo de Ancelotti frenar esa cadena de alimentaci¨®n. Posiblemente no lo esperaba. Tampoco supo resolver el control colectivo-zonal sobre Mbapp¨¦. Faltaron vigilancias. La velocidad del 7 franc¨¦s exig¨ªa la cercan¨ªa, permanente, no solo visual, de un contrario y ni Carvajal, ni Milit?o entendieron la ecuaci¨®n.
Cambios tempranos. No es amigo Ancelotti de realizarlos antes del minuto 70 o 75, pero en esta ocasi¨®n los decidi¨® en el descanso y los ejecut¨® diez minutos despu¨¦s para no se?alar especialmente a los jugadores sustituidos: Kroos y Asensio. Ten¨ªa claro lo que su equipo necesitaba: energ¨ªa y profundidad. El vigor de Camavinga y la perpendicularidad y velocidad de Rodrygo. Jugadores que buscaran la l¨ªnea recta como camino m¨¢s corto para llegar al ¨¢rea contraria y que, al mismo tiempo, renovaran la intensidad en la presi¨®n alta. Justo como consecuencia de esa renovaci¨®n de ox¨ªgeno lleg¨® la acometida de Benzema sobre Donnarumma y el error del portero italiano.
Ancelotti invirti¨® su tri¨¢ngulo del centro del campo. Del mediocentro (Kroos) y dos interiores al uso (Valderde y Modric) al doble mediocentro (Valverde-Camavinga) -intentaban no posicionarse a la misma altura- y Modric, m¨¢s liberado del repliegue, unos metros por delante. Adem¨¢s, ese doble cambio de cromos estuvo acompa?ado de una tercera maniobra: el intercambio posicional entre Alaba y Nacho. El objetivo ten¨ªa el mismo fin: buscar la proyecci¨®n ofensiva del austriaco por la banda izquierda, mientras Nacho ten¨ªa que estar atento a los movimientos de un Milit?o que, en su af¨¢n de echar una mano a Carvajal con Mbapp¨¦, abandonaba m¨¢s de la cuenta su zona de central derecho.
Todav¨ªa orden¨® el italiano una tercera sustituci¨®n temprana para sus normas de entrenador veterano y met¨®dico. Lucas V¨¢zquez por Carvajal. M¨¢s de lo mismo. Pujanza y perpendicularidad en un solo hombre. Los diez minutos pasados entre las dos primeras modificaciones y la tercera tambi¨¦n ten¨ªan un contenido de respeto y comprensi¨®n hacia su lateral derecho titular. Sin duda el jugador que m¨¢s directamente hab¨ªa sufrido la voracidad del plet¨®rico Mbapp¨¦.
Este zafarrancho operacional de Ancelotti subido a lomos de la exaltaci¨®n emocional de sus jugadores tuvieron como respuesta la brillante reacci¨®n y que el PSG desapareciera de la escena y no rematara a puerta en la ¨²ltima media hora del partido, salvo el lanzamiento de Messi a bal¨®n parado.
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