Ashleigh Barty: vivir como quieres vale tanto como un trofeo
La retirada nunca es una decisi¨®n sencilla, pero tambi¨¦n liberadora si se hace con una convicci¨®n plena
La noticia ha generado impacto por su naturaleza: la n¨²mero uno mundial ha decidido poner fin a su carrera deportiva. En la cumbre de su juego, con sus mejores resultados todav¨ªa calientes, Ashleigh Barty ha puesto pie a tierra y decidido terminar su vida en el circuito profesional de tenis. Es la decisi¨®n de una atleta en la cima, una reina vigente del deporte, de apenas 25 a?os, despidi¨¦ndose de la disciplina a la que ha entregado los esfuerzos de toda una vida.
Personalmente, estas cosas no me sorprenden. Aunque no esperaba leer la noticia, y me impacta en un primer momento, mi mente se traslada inmediatamente a un estado de comprensi¨®n. Terminar tu carrera profesional es mucho m¨¢s que dejar de competir, implica modificar todo un estilo de vida que siempre has llevado sobre los hombros. En los tiempos que corren, con millones de personas desplazadas a la fuerza de sus or¨ªgenes y la barbarie a diario ante nuestros ojos, me produce algo de pudor afirmar lo siguiente. Pero lo har¨¦ por poner contexto a la realidad de Barty: ser tenista profesional no es sencillo. Y en el caso de Ashleigh, su historia como atleta de ¨¦xito tiene un valor a?adido que debemos reconocerle.
El circuito de tenis se desarrolla alrededor del mundo. Es uno de los deportes m¨¢s itinerantes que existen y tu capacidad de adaptaci¨®n a esa exigencia es clave para tu vida en el circuito. La condici¨®n perif¨¦rica de Australia implica una realidad: cuando empiezas el camino sabes que tendr¨¢s pocas opciones de volver a casa. Con la competici¨®n semana tras semana en Am¨¦rica y Europa, cunas principales de torneos, el deportista australiano acepta un pacto de nula desconexi¨®n. Una desvinculaci¨®n que incluye a la familia y el entorno personal.
Por suerte o por desgracia, la pandemia nos ha abierto los ojos. Tras haber vivido confinamientos y un cambio dr¨¢stico en las relaciones sociales, empezamos a valorar mucho m¨¢s simples gestos como un abrazo. Imaginen tener que renunciar a ello varios meses durante a?os, temporada tras temporada, como precio a?adido a pagar por tu profesi¨®n. Ashleigh nunca ha ocultado ser una persona muy familiar. Ha logrado convertirse en una de las mejores tenistas de siempre remando a contracorriente, haciendo un esfuerzo interno a diario y aceptando el peaje de perder lazos con las personas que m¨¢s quiere. Perdi¨¦ndose momentos en busca de un sue?o. La mayor meta de su vida profesional, como ella misma ha reconocido, era ganar Wimbledon. Un objetivo que cumpli¨® tanto en categor¨ªa j¨²nior, con apenas 18 a?os, como en la modalidad absoluta durante la temporada 2021. Haber colmado esa ambici¨®n, cerrando un c¨ªrculo que ha implicado los esfuerzos de toda una vida, la perspectiva como deportista cambia.
Estos d¨ªas escuchamos con asombro que una deportista se marcha cuando lo tiene todo. Tal vez deber¨ªamos prestar atenci¨®n a su voz, cuando nos dice que algo le falta. Barty es libre de construir su vida, hacer aquello que considera m¨¢s adecuado en su camino y tomar las decisiones que vea acordes a sus convicciones. No debe ser presa de las expectativas ajenas, y no debe ser sencillo hacerlo en su posici¨®n. Eso es personalidad. Su legado en el tenis ha quedado marcado. Representando un estilo guiado por la habilidad y el buen tacto, lejos del juego tan duro que hoy impera, se marcha como un buen icono para el deporte. Su entrega en pista siempre fue absoluta, lo comprob¨¦ en la primera ronda del Wimbledon que hizo suyo, y con 25 a?os ha logrado todo aquello por lo que trabaj¨® desde peque?a.
Su palmar¨¦s est¨¢ escrito con letras de oro: campeona de Roland Garros, Wimbledon, Abierto de Australia y n¨²mero uno mundial son m¨¦ritos que no se encuentran en cualquier vitrina. Sus ¨²ltimos pasos en el circuito fueron otro ejemplo de una deportista guiada por su propia idiosincrasia. Renunciar al Masters de 2021 en M¨¦xico, el torneo que re¨²ne a las mejores del a?o, le permiti¨® estar m¨¢s tiempo con su familia y preparar a conciencia una cita especial en Melbourne.
Su personalidad, su humildad y su carisma le hicieron poner un broche que por entonces no reconocimos como tal. Barty se ha despedido del tenis ganando el Abierto de Australia. Su ¨²ltimo golpe fue una conquista hist¨®rica, dando a su pa¨ªs un campe¨®n local en el primer Grand Slam de la temporada por primera vez en m¨¢s de 40 a?os.
Hay que entender una anomal¨ªa hist¨®rica en la que llevamos tiempo sumergidos. No todos los deportistas estamos preparados para estar 10 o 15 a?os en la ¨¦lite, una realidad que han encarnado figuras como Serena Williams o Rafael Nadal. Esto da mucho valor a la decisi¨®n de Barty, capaz de renunciar a los frutos de su esfuerzo para buscar otro bienestar en su vida personal. Crecer, disfrutar y vivir de la manera que quieres tiene tanto valor como el mayor de los trofeos.
El tiempo no vuelve para nadie. Ella se retira tranquila, escuchando a su coraz¨®n y sabiendo que toma una decisi¨®n acertada. Tendr¨¢ la tranquilidad de haberlo dado todo, de haber logrado una calma econ¨®mica y decidida a disfrutar con pausa en el plano personal. Es una realidad que, si bien nos afecta en todas las profesiones, muchas veces olvidamos al observar el deporte profesional.
Llegar a la ¨¦lite en cualquier ¨¢mbito requiere esfuerzos psicol¨®gicos importantes. Ashleigh se ha vaciado a todos los niveles y ha alcanzado un punto de no retorno dentro del deporte profesional. La retirada nunca es una decisi¨®n sencilla, pero tambi¨¦n liberadora si se hace con una convicci¨®n plena.
Asistir al adi¨®s de atletas j¨®venes nos rompe el guion, donde parece no haber lugar para despedidas. Todav¨ªa menos para estrellas en pleno apogeo. Disfrutamos tanto a trav¨¦s del deporte, proyectamos tantas emociones a trav¨¦s de ello, que ego¨ªstamente nos alejamos de la persona que lleva ese tim¨®n. Admiro a Barty como deportista y admiro la valent¨ªa de su decisi¨®n. En la vida hay pocas cosas tan complicadas como saber cerrar una puerta.
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