En Augusta no se puede usar el m¨®vil, pero vuelan los drones
El Masters sigue innovando televisivamente mientras en el campo la tradici¨®n no se altera una pizca
Parece una escena de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n. Sobrevolando el lienzo que es el campo del Augusta National, donde cada color y forma est¨¢ exactamente cuidado como en el cuadro de un pintor, y hasta la gravilla est¨¢ rociada de verde para no desentonar, la presencia de los drones produce un curioso contraste. En un para¨ªso que es el summum de la tradici¨®n, la tecnolog¨ªa se ha abierto un hueco en el aire. El Masters proh¨ªbe que los espectadores accedan con tel¨¦fonos m¨®viles (adem¨¢s de tener que acatar un largo listado de m¨¢s restricciones y normas) y en cambio echa a volar estos aparatos para ofrecer una postal televisiva todav¨ªa m¨¢s espectacular.
Mientras sobre el verde todo est¨¢ milim¨¦tricamente donde tiene que estar, y nadie puede correr de un hoyo a otro, ni siquiera llevar la gorra hacia atr¨¢s, y nada cambia de un a?o a otro durante d¨¦cadas, en el aire los drones dan la impresi¨®n de una invasi¨®n alien¨ªgena, como si unas naves modernas llegaran para conquistar un mundo de otra ¨¦poca en el que lo m¨¢s moderno que se ve es una c¨¢mara tradicional de televisi¨®n ¡ªhasta los marcadores son manuales, no electr¨®nicos¡ª.
El invento es de la cadena estadounidense CBS, propietaria desde los a?os cincuenta de los derechos de retransmisi¨®n del Masters, la ¨²nica due?a en la historia del primer grande de la temporada (actualmente cede la se?al durante jueves y viernes a ESPN, y ofrece la resoluci¨®n del torneo el s¨¢bado y el domingo). La primera prueba fue en 2020, en el Masters de la pandemia, celebrado a puerta cerrada y en noviembre, con unos colores muy diferentes a los primaverales de abril. Se estrenaron una c¨¢mara a¨¦rea en el hoyo 16 y dos drones. El experimento funcion¨®. Permiti¨® ver otra perspectiva de un campo muse¨ªstico, el dibujo de algunos hoyos y una visi¨®n global de la naturaleza que rodea a los jugadores. As¨ª que los extraterrestres han llegado para quedarse. Para gozo de las televisiones, este a?o es el primero sin restricciones de p¨²blico y con drones.
Silencio, se juega
El vuelo es alto. Para no molestar visualmente a los golfistas, para sortear la altura de los ¨¢rboles, unos 10 o 15 metros (sobre todo pinos de Georgia) y para que el zumbido que puedan hacer no se escuche en el campo.
¡°La clave es que no hagan ruido. Una de las caracter¨ªsticas del Masters es que no permiten que haya avionetas ni globos aerost¨¢ticos como suele haber en el US Open o en el Campeonato de la PGA. Eso no puede ser en Augusta. Son drones especiales. Los organizadores no quieren ruido en la propiedad. Por eso no hay im¨¢genes cenitales del Masters de Augusta. No es que no quieran ense?ar el terreno, es que el Masters quiere que se oigan los p¨¢jaros, la naturaleza, los aplausos y los golpes¡±, cuenta Daniel Carretero, el ¨²nico espa?ol que durante a?os ha trabajado en el selecto equipo de jardineros del Masters. ¡°La tecnolog¨ªa va avanzando, es normal. Que haya drones no est¨¢ molestando a los golfistas¡±, comenta Pello Iguar¨¢n, caddie del italiano Francesco Molinari.
La historia del Masters es tambi¨¦n la historia de la televisi¨®n en Estados Unidos. Fue precisamente la CBS la que, en 1934, emiti¨® el torneo por primera vez en radio a escala nacional. La televisi¨®n, despu¨¦s de muchas negociaciones, lleg¨® en 1956: dos horas y media de golf a lo largo de tres d¨ªas, con cuatro c¨¢maras en los hoyos 15 y 18. Unos 10 millones de espectadores dieron la bienvenida al Masters televisado, aunque algunos jugadores se quejaron de la molestia de la grabaci¨®n. Era un movimiento imparable. El presidente del club, Clifford Roberts, les convenci¨® del negocio. En 1973 se empez¨® a retransmitir el juego en el famoso hoyo 12 de Amen Corner, en 2003 lleg¨® la alta definici¨®n y en 2010 el 3D. Hoy es el turno de los drones. De permitir los m¨®viles, eso s¨ª, ni hablar.
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