Yarmolenko, h¨¦roe de Ucrania camino al Mundial
El delantero del West Ham lidera a su selecci¨®n en la victoria contra Escocia (1-3). Deber¨¢n ganarle a Gales el domingo en Cardiff para asegurar el billete a Qatar
La presi¨®n psicol¨®gica puede ser estimulante o aplastante. No hay pruebas de que la angustia y el dolor que produce la guerra en la mente de los deportistas que la padecen sirva para que compitan mejor. Todo indica que sucede al rev¨¦s. Pero Andriy Yarmolenko no mostr¨® ni un ¨¢tomo de ansiedad cuando Malinovsky le envi¨® ese bal¨®n a trav¨¦s de 40 metros de aire escoc¨¦s. Corri¨® muy suelto a la espalda de Cooper, control¨® la pelota con la punta de la bota izquierda, casi sin mirarla, y defini¨® con un globito por encima del portero Craig Gordon.
El 0-1, a la media hora de partido, sell¨® con elegancia el dominio abrumador de la selecci¨®n de Ucrania sobre Escocia. Como si el peso de la guerra recayera sobre el equipo local, el equipo de los hombres que no defend¨ªan nada m¨¢s que un billete, inhibidos ante un rival que se jugaba mucho m¨¢s que el acceso al Mundial.
La invasi¨®n de Ucrania por el ej¨¦rcito ruso el 24 de febrero paraliz¨® la repesca de clasificaci¨®n mundialista de la selecci¨®n del pa¨ªs agredido. Los partidos se postergaron y lo que antes fue un proceso administrativo deportivo se convirti¨® para los futbolistas ucranios en una cruzada publicitaria para recordarle al mundo que en su pa¨ªs se libraba una guerra de liberaci¨®n nacional. El seleccionador Oleksandr Petrakov no dej¨® de arengar a los jugadores advirti¨¦ndoles de que en Ucrania sus paisanos se estaban dejando la vida. Los soldados desde el frente les pidieron victorias balomp¨¦dicas urgentes. El presidente, Volod¨ªmir Zelenski, los anim¨® a completar la doble misi¨®n brit¨¢nica ¡ªderrotar a Escocia en Glasgow y a Gales en Cardiff¡ª y lograr as¨ª la clasificaci¨®n para el Mundial. Una epopeya imprescindible para contribuir a ganar la guerra cruenta que se libraba en casa.
La atm¨®sfera que los recibi¨® en Hampden Park fue b¨¦lica y festiva a un tiempo. Las gradas se cubrieron de banderas azules y amarillas y la multitud cant¨® con el mismo entusiasmo Flowers of Scotland que asisti¨® sobrecogida al himno del pa¨ªs eslavo. Envueltos en banderas, los jugadores visitantes entonaron las estrofas desencajados y luego se pusieron a jugar al f¨²tbol como si el tr¨¢nsito resultase natural.
Stepanenko, Zinchenko, Yarmolenko y Tsygankov, el mediocampo ucranio, se hizo cargo de la situaci¨®n como si todo transcurriera en el Estadio Ol¨ªmpico de Kiev. La primera ocasi¨®n correspondi¨® a Tsygankov, que puso a prueba a Gordon con un tiro al ¨¢ngulo; Yarmolenko tuvo la segunda, y a punto estuvo de filtrarle el tiro por el sobaco al portero resistente. Desbordados en todos los frentes, los escoceses reaccionaron con pelotazos y centros a la olla, solo para devolver la pelota al territorio rival. Ucrania manej¨® el partido con algo m¨¢s que bravura. Entre Zinchenko y Yarmolenko demostraron que las asociaciones graciosas no est¨¢n re?idas con la desesperaci¨®n.
Fue tras el descanso cuando Zabamyi, central del Dinamo, avanz¨® por la mitad del campo como si corriera por un parque privado. Llev¨® la pelota pegada al pie durante 50 metros, se la dio a Yarmolenko, y el siete del West Ham desat¨® el caos. El centro al segundo palo fue f¨¢cilmente cabeceado por Yaremchuk ante la perplejidad de McTomminay.
Solo el 0-2 empuj¨® a los escoceses de vuelta a una competici¨®n por la que hab¨ªan pasado como sombras. Respondieron del ¨²nico modo que fueron capaces: con tiros desde lejos y centros a discreci¨®n. Finalmente McGregor mand¨® el bal¨®n al otro lado de la raya de gol ucrania, y el partido cobr¨® una emoci¨®n repentina. La adrenalina afect¨® al p¨²blico y a los jugadores escoceses m¨¢s que los ucranios, serenamente dominadores de su primera prueba hasta el 1-3 definitivo. El domingo les espera la Gales de Gareth Bale en Cardiff.
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