Baloncesto para derribar fronteras: de un campo de refugiados palestino a jugar contra el Estudiantes
Un grupo de mujeres palestinas disputa un amistoso contra el club colegial como parte de un programa para superar los conflictos sociales a trav¨¦s del deporte
Laurence Azghn, de 18 a?os, marc¨® la primera canasta de su equipo en el partido entre el Palestine Youth Club y un combinado de jugadoras de cantera del Club Movistar Estudiantes. Su cara pas¨® de la incertidumbre a la felicidad cuando lanz¨® y vio que hab¨ªa encestado. El partido, que se celebr¨® la ma?ana del 23 de junio en el Polideportivo Magari?os, no tuvo mucha historia, al menos desde el punto de vista del marcador. Las colegialas ganaron 68 a 33 al equipo de baloncesto femenino del campo de refugiados de Chatila, en Beirut (L¨ªbano). Pero el valor de estar all¨ª jugando ten¨ªa muchos significados para Azghn: ¡°Me siento afortunada por estar en Madrid, es una oportunidad para m¨ª. Jugar contra un equipo de baloncesto de verdad es incre¨ªble¡±. Lo cuenta a media voz, con gesto t¨ªmido y a?ade: ¡°En Beirut jugamos partidos amistosos, pero es dif¨ªcil entrenar¡ Estar aqu¨ª, con otras chicas, de otros lugares, es algo muy bueno para nosotras¡±. Laurence es de origen sirio, aunque naci¨® en L¨ªbano, y forma parte de la iniciativa Basket Beats Borders que est¨¢ estos d¨ªas en la ciudad invitada por la Liga Cooperativa Basket Madrid.
Basket Beats Borders (El baloncesto vence a las fronteras) comenz¨® a fraguarse hace cinco a?os desde el Centro Juvenil de Chatila, un espacio ¡°autogestionado¡± por las propias jugadoras donde realizan actividades educativas, de ocio y deporte. Chatila es un campo masificado, que se estableci¨® en 1949 para acoger a m¨¢s de 3.000 palestinos que hu¨ªan del conflicto con Israel, fue creciendo y en la actualidad se calcula que viven hacinadas unas 30.000. La guerra en Siria increment¨® la poblaci¨®n de un territorio de apenas un kil¨®metro cuadrado, con frecuentes cortes de luz y apenas agua corriente. Rola A. Fereck, de 21 a?os, es otra de las jugadoras del equipo, ella es libanesa, el hiyab le cubre la cabeza y una enorme sonrisa inunda su cara. Empez¨® a jugar al baloncesto en el colegio, luego lo hac¨ªa con su padre y una de sus hermanas, pero ¡°un d¨ªa vi a un grupo de chicas entrenando, me pareci¨® inusual porque siempre ves chicos. As¨ª que pregunt¨¦ y me dijeron que eran un equipo de chicas palestinas, que lo pasaban bien jugando juntas al baloncesto¡±. Pregunt¨® a su padre si pod¨ªa unirse y le dijo que ¡°por supuesto¡±, que fuese y que ¡°disfrutase¡±. Como su amiga Laurence, Rola est¨¢ feliz estar en Madrid, una experiencia que dice es un ¡°sue?o¡±.
Con Basket Beat Borders el equipo ya ha viajado a otros pa¨ªses. Primero estuvieron en Irlanda, luego en Roma y en 2019 en el Pa¨ªs Vasco, adem¨¢s hay planes para futuros desplazamientos. El equipo comenz¨® en 2012, cuando Majdi Majzoub, un pintor palestino que viv¨ªa en Chatila, decidi¨® montar un club femenino de baloncesto para que jugase su hija con sus amigas. Majzoub es un amante del deporte, con pelo y barba cana, mirada profunda y hablar pausado: ¡°El equipo tambi¨¦n lo hice para luchar contra el sexismo que hay en la sociedad. La mayor¨ªa de estas jugadoras tienen alrededor de 18 a?os, una edad en la que a veces se casan y forman una familia. Pero son muy j¨®venes y es importante que a partir del equipo se empoderen, que se formen, que vayan a la universidad, y que luego toman la decisi¨®n que ellas quieren sobre sus vidas, pero que no se cierren puertas demasiado pronto¡±.
Las puertas para ellas tienen muchos cerrojos. Otro importante es el racismo y la segregaci¨®n que sufre la poblaci¨®n palestina en L¨ªbano. Algunas jugadoras de Chatila tuvieron problemas para conseguir la visa. El Palestine Youth Club incorpor¨® a dos gallegas que quer¨ªan colaborar con el proyecto, del que sab¨ªan por su entrenador en la Agrupaci¨®n Deportiva de Baloncesto Fonti?as de Santiago de Compostela. Laura ?lvarez Dom¨ªnguez es una de ellas, tiene 28 a?os y comparte el estado de euforia de sus nuevas amigas: ¡°Estas chicas son capaces de superar tantos obst¨¢culos que es incre¨ªble, son un ejemplo, estoy encantada de estar aqu¨ª¡±, y a?ade, ¡°aunque vengamos de sitios completamente distintos, hay muchas cosas que nos unen, tambi¨¦n como mujeres, aunque nuestra realidad sea distinta. Pero lo bueno es que el baloncesto es un lenguaje universal y nos permite entendernos muy f¨¢cilmente¡±.
Esa conexi¨®n no es nueva en Estudiantes. En julio de 2010, el club colegial, en colaboraci¨®n con el Consejo Superior de Deportes, envi¨® un equipo para disputar varios torneos en las ciudades palestinas de Hebr¨®n y Bel¨¦n. Dos meses despu¨¦s, la selecci¨®n femenina de baloncesto palestino visit¨® la cancha de la calle Serrano para jugar contra el equipo de Liga Femenina. La iniciativa se llam¨® entonces ¡°Baloncesto por la paz¡±. Lorena P¨¦rez, de la Fundaci¨®n Estudiantes, se?ala que su colaboraci¨®n con Basket Beats Borders tiene que ver con ¡°romper barreras a trav¨¦s del baloncesto femenino¡±, y a?ade que est¨¢n encantadas de ¡°volver a conectar con un pueblo, el palestino, al que siempre debemos prestar atenci¨®n¡±.
El partido termina con abrazos, fotos e intercambio de materiales. Majdi Majzoub esboza una sonrisa de complicidad, el equipo que cre¨® hace diez a?os ha permitido que muchas chicas pudieran vivir experiencias nuevas y ver otros paisajes. El de Chatila arrastra una historia tr¨¢gica. En 1982, en los campos de Sabra y Chatila, la Falange Libanesa (de origen cristiano) asesin¨® a sangre fr¨ªa a entre 500 y 6.000 refugiados, seg¨²n distintas fuentes. Lo hizo con la connivencia del ej¨¦rcito israel¨ª, entonces comandado por el que luego fue presidente Ariel Sharon que dej¨® hacer a pesar de ser responsables de la seguridad en la zona. Majzoub se?ala que parte de su trabajo como entrenador y formador tiene que ver con revertir esa memoria: ¡°Tengo una promesa. Igual que Chatila genera un mal recuerdo por aquella masacre, mi idea con estas chicas que juegan al baloncesto es renombrarla en positivo, como un lugar de esperanza para seguir viviendo y avanzando¡±.
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