El Tour de Francia de Van Aert y Pogacar
El belga suma su segunda victoria de etapa y el esloveno, l¨ªder, vuelve a aumentar la ventaja en la general gracias a la bonificaci¨®n
La naturaleza es as¨ª. Chocan dos placas tect¨®nicas y de sus pliegues brotan los Alpes, pero como hay una placa de sal entremedias, una bandeja de agua salada que se ha evaporado, las monta?as del Jura, tan humildes a su lado, nacen, hijas de las mismas fuerzas, uno poco m¨¢s lejos, dejando entre ambas los lagos de los millonarios suizos, que pueden asistir, elevando un poco la mirada hacia las alturas del estadio ol¨ªmpico de la muy ol¨ªmpica Lausana, cuesta de la avenida del Mont Blanc arriba, a otra demostraci¨®n de c¨®mo los deseos de la naturaleza son incontrolables para el humano, arrolladores, y no es el capricho lo que lleva a chocar contra toda l¨®gica, y sin placa de sal que les modere, en un sprint innecesario a las dos grandes fuerzas del Tour, a la que viste de verde, el Wout van Aert que se niega a dejar el escenario, y el que vest¨ªa de blanco y desde el jueves de amarillo, su color natural en el Tour, el Tadej Pogacar que, despu¨¦s de que Mathieu van der Poel en su primera acci¨®n en cabeza en todo el Tour hubiera hecho un relevo intenso, a cinco kil¨®metros de la llegada, cuc¨², aqu¨ª estoy, se pone a la rueda de un franc¨¦s abnegado y sorprendido al sentir en el cogote el aliento del l¨ªder del Tour un d¨ªa que deber¨ªa dejar a otros ganarse sus lentejas.
Y con esta paradoja hasta la rutina de hablar de Pogacar over and over again se convierte en estimulante: el esloveno est¨¢ inventando el Tour.
¡°Era un final que me gustaba y viendo que habr¨ªa sprint pens¨¦ que pod¨ªa ganar¡±, dice Pogacar, que llegaba plet¨®rico, dos victorias seguidas en las dos etapas anteriores, y de su casco amarillo ya gritan dos mechones rebeldes rubios, m¨¢s amenazante su coco, y sin pararse a explicar, quiz¨¢s porque no las conoce, qu¨¦ fuerzas le empujan a convertirse en un intruso el primer d¨ªa del calor del Tour, al que tambi¨¦n desaf¨ªa, y env¨ªa a su amigo polaco Majka a que haga trizas a todos y les deje sin resuello. ¡°Intent¨¦ ganar, pero, como se vio, hoy no he sido el m¨¢s r¨¢pido¡±. Le gan¨® Van Aert, y la l¨®gica le pudo a la naturaleza, como ya le pudo el belga, en la foto finish, en el sprint por la plata ol¨ªmpica en el circuito del Fuji, en Tokio. En Lausana, entre ambos se intercala el gran especialista australiano Michael Matthews, que siempre choca este Tour con uno m¨¢s r¨¢pido. Y Van Aert, que con esta de Lausana se ha apuntado su segunda victoria de etapa, reconoce que a punto estuvo de decir basta cuando Majka, en lo m¨¢s duro, le estaba escarbando en los higadillos. ¡°Ya¡±, dice el belga de verde amante del juego de egos, del choque tect¨®nico, el ox¨ªgeno de su motivaci¨®n. ¡°Esta etapa la ten¨ªamos marcada en el Jumbo desde antes del Tour. Y a m¨ª me ha tocado definir el trabajo del equipo. Llegu¨¦ a mi l¨ªmite, pero aguant¨¦. L¨¢stima que Van der Poel no est¨¦ bien este Tour. Ganarle a ¨¦l me da siempre m¨¢s prestigio, pero no est¨¢ tampoco mal ganar a Pogacar, ?no?¡±
Era una etapa de transici¨®n, d¨ªa de fuga y de secundarios, de recuperaci¨®n de la Planche, de toma de ox¨ªgeno ante los Alpes, que amenazan, y 28 grados en las calles h¨²medas, sobre el lago despu¨¦s de un recorrido sin apenas tramos llanos a trav¨¦s de la frontera del Jura. Los que viven de la experiencia hab¨ªan dictaminado, fuga grande, ventaja considerable, etapa entre los fugados; los dem¨¢s, como Roglic, el espejo, a curarse las heridas, los golpes que en la espalda del esloveno martirizado se convierten en un cuchillo hundi¨¦ndose en su espalda con cada pedalada. Pero el canibalito no vive de experiencia, vive tan al d¨ªa que corre sin pensar si el derroche de hoy ser¨¢ la carencia de ma?ana, sin temor. Y su b¨²squeda de recompensa instant¨¢nea, quiz¨¢s aumentada porque la amenaza del covid, que el s¨¢bado hizo retirarse a un compa?ero del UAE y a un ciclista del Ag2r, es real y aumenta, y nadie sabe si al d¨ªa siguiente una tos tonta y un ant¨ªgeno le obligar¨¢n a irse a casa, arrastra a todos, y no les deja respirar. A Jonas Vingegaard le obliga a ponerse a su rueda, y a Roglic, y a Mas y a tantos Ineos, que est¨¢n en todas partes y nunca se sabe qui¨¦n es el que m¨¢s lejos llegar¨¢, y a Vlasov, que quiere impresionar tambi¨¦n, y a todos aquellos para los que el Tour comienza en los Alpes, cuando ya quiz¨¢s Pogacar lo ha dejado cerrado. ¡°Mi rival no es el covid. El covid amenaza a todos por igual¡±, dice el esloveno, de 23 a?os. ¡°Mi rival son todos los dem¨¢s equipos¡±.
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