Pogacar no se cansa de arrasar a sus rivales en el Tour de Francia
El esloveno, de amarillo, bate a Jonas Vingegaard en la Super Planche des Belles Filles y gana aumentando la ventaja en la general por segundo d¨ªa consecutivo
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Surgiendo de la nada, como las criaturas mitol¨®gicas, saliendo de una nube de polvo, Tadej Pogacar asciende a la cima. El primero. Again. El ni?o esloveno domina todos los elementos. Los dirige a su antojo. Un ni?o caprichoso ante el mostrador de un kiosco de chuches. Todos los placeres le est¨¢n permitidos. Lluvia, calor, viento, aire, polvo. Tierra, asfalto, pav¨¦s. Es mejor que los contrarrelojistas diplomados en la contrarreloj, mejor que los pedr¨ªcolas en los pedruscos, mejor que los se?ores de los repechos en las cuestas cortas, mejor que los escaladores, mejor que Jonas Vingegaard, el ¨²nico que le desaf¨ªa, y le obliga a alcanzar su l¨ªmite, en el primer puerto de monta?a, en la muy espectacular Superplanche des Belles Filles, su jard¨ªn, el infierno de los otros. La desolaci¨®n de la nada en la tierra de los cerezos amargos y del kirsch.
El Tour es un estado de ¨¢nimo. Pogacar, 23 a?os, es la estupefacci¨®n permanente. S¨¦ptima etapa. Un tercio. Dos semanas le quedan a los rivales para evitar que la delgada l¨ªnea de la esperanza llamada Vingegaard desaparezca tragada por los Alpes, por los Pirineos, por la ¨²ltima contrarreloj. Queda todo el Tour y pese a todos los golpes que ha asestado el esloveno que gana pr¨¢cticamente todo lo que corre, el dan¨¦s solo est¨¢ a 35s en la general. El soft power de Pogacar, dir¨ªa alguno, y de banda sonora el killing me softly de Roberta Flack, si el concepto no fuera una contradicci¨®n en s¨ª. Su sonrisa. ¡°Pero no¡±, dice Pogacar, y se mira las mangas de su brillante maillot amarillo, un color a la medida de sus ojos claros, de su pelo rubio rebelde, y las mejillas coloradas. ¡°Vale, he ganado dos etapas y estoy de l¨ªder, pero el Tour no ha terminado. Tengo rivales muy fuertes que est¨¢n muy cerca, quedan todas las grandes monta?as. El Tour est¨¢ abierto, pero tengo mucha confianza en m¨ª. Har¨¦ todo lo posible para defender el maillot¡±.
????ES UN MARCIANO!!!! ?
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) July 8, 2022
Cuando parec¨ªa que ganaba K?mna...
Cuando parec¨ªa que ganaba Vingegaard..+
? APARECI? OTRA VEZ POCAGAR ?
Otra victoria para la historia en Le Planche #TDF2022 pic.twitter.com/EjNJb2wEjb
Es Merckx y no asusta, es Armstrong y no aterroriza. Deprime. Transforma la esperanza en frustraci¨®n, la rebeld¨ªa en sumisi¨®n, en todo caso. Sonr¨ªe y desaf¨ªa. A que no me puedes. La nada es el final del primer escal¨®n de La Planche. Una l¨ªnea de asfalto negra. Una arboleda al fondo, un cambio de rasante al 22% del que surge, primero la cabeza, el casco, luego el resto del cuerpo, y la bicicleta, Lennard K?mna. Est¨¢ en fuga desde el principio. Hace un a?o decidi¨® que no quer¨ªa ser la esperanza alemana para suceder a Jan Ullrich. Mucho sufrimiento, dijo. No es vida. Se tom¨® unos meses de descanso alejado de la vida. Volvi¨® imponiendo a su equipo, el Bora, de que nunca disputar¨ªa la general de una carrera, que solo buscar¨ªa ganar etapas. Cumpli¨® en el Giro, en el Etna de Juanpe rosa. En el Tour elige un mal d¨ªa para cumplir.
Apenas 30s despu¨¦s, de la misma nada, surge Rafal Majka, el polaco que juega con Pogacar, y se r¨ªen juntos. A su rueda, el ni?o esloveno. Detr¨¢s, calculando y el coraz¨®n a 200, todos los favoritos. Majka es el s¨¦ptimo corredor del UAE que hace un relevo en la cabeza en una etapa que el equipo de Pogacar ha querido controlar a toda costa. Antes han trabajado Hirschi, Laengen, Bjerg, Soler, el rey del llano, kil¨®metros y kil¨®metros manteniendo la fuga a tres minutos --y en la fuga iban corredores fuertes, Teuns, ganador hace tres a?os en la Superplanche, Ciccone y su Pedersen, otro Bora con K?mna, otro alem¨¢n, Geschke, un navarro, Erviti, y no se toman ni un respiro--, y luego, ya subiendo, los especialistas, McNulty, Bennett, y, finalmente, Majka. ¡°Llevaba meses pensando en ganar esta etapa, planific¨¢ndolo todo¡±, dice Pogacar, que hace dos a?os le gan¨® en estas mismas cuestas el Tour a su compatriota Roglic en una contrarreloj en la que naci¨® su mito, surgido de la nada de la Planche. ¡°Mi padre estaba al pie del puerto, mi novia, Urska, a un kil¨®metro¡ Es un puerto muy importante para m¨ª. Quer¨ªa ganar costara lo que costara¡±.
Pasada la novia agitada, Majka esprinta, el ¨²ltimo aliento, acerca todo lo que puede a su amigo al alem¨¢n que ya empieza a tragar el polvo de la ¨²ltima cuesta, que quita el hipo. 33s de ventaja. Menos de 200 metros. Pogacar, impaciente, le obedece. Acelera, acelera, y cuando est¨¢ ya pensando que se ha quedado solo, de su rueda surge Vingegaard, fort¨ªsimo. El duelo. El desaf¨ªo. El sprint que nunca querr¨ªa perder Pogacar. K?mna es un figurante que sale movido en la foto cuando le pasa volando el dan¨¦s, y luego Pogacar. No quiere perder. No pierde. ¡°Ufff¡±, dice. ¡°Me ha costado much¨ªsimo. Jonas es un rival duro. Me ha obligado a llegar a mi l¨ªmite¡±. Ambos han subido la Superplanche, 7 kil¨®metros al 8,7%, en 19m 26s (a 21,6 por hora), medio minuto menos que el r¨¦cord del lugare?o Thibaut Pinot. El ¨²ltimo kil¨®metro, el de la tierra, al 9,5%, a 23,1 kil¨®metros por hora. Detr¨¢s de ellos, los dem¨¢s, y Enric Mas, a 21s. El mallorqu¨ªn, junto a media docena de corredores m¨¢s, corre el Tour de la resistencia del que cada d¨ªa se borra alguno. En la Planche flaquearon O¡¯Connor, ya distante, Vlasov y Nairo. Mas ya es noveno en la general. Su Tour acaba de comenzar.
El de Pogacar est¨¢ en la cima. Pasado el pelot¨®n, el polvo se desvanece. Los robles brillan. Pogacar desciende feliz.
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