Fuego en La Catedral entre Djokovic y Kyrgios
Enemigos irreconciliables hasta enero, protagonizan una final imprevisible en Londres, donde Nole aspira a igualar a Sampras y el australiano a su primer grande
¡ª Te ha costado decir algo bonito sobre m¨ª... [risas]
¡ª ?Pero te defend¨ª cuando verdaderamente hac¨ªa falta!
¡ª Lo hiciste y lo aprecio.
El periodista serbio Sasa Ozmo, que sigue de manera milim¨¦trica los pasos de Novak Djokovic durante los ¨²ltimos a?os, en uno y otro rinc¨®n del mundo, es testigo de un cruce que en otros momentos se hubiera resuelto entre miradas desafiantes y qui¨¦n sabe si alg¨²n que otro improperio. Chispas garantizadas. Pero el d¨ªa antes de la gran final de Wimbledon (15.00, #Vamos), al paso de Nole reacciona Nick Kyrgios con un gui?o amistoso, algo impensable porque hasta enero de este a?o el balc¨¢nico era objeto constante de los ataques del australiano, que lo calificaba de ¡°in¨²til¡±, dec¨ªa no tenerle ¡°ning¨²n respeto¡± y que el ex n¨²mero uno ¡°tiene una obsesi¨®n enfermiza por ser amado¡±.
Sin embargo, todo cambi¨® el d¨ªa que Kyrgios se desmarc¨® de la gran mayor¨ªa de los jugadores y se pronunci¨® en favor de Djokovic, detenido y deportado en Australia a ra¨ªz del sonado episodio de principios de a?o. ¡°Parece como si fuera un arma de destrucci¨®n masiva. El maltrato de la gente de Melbourne estos dos a?os ha sido atroz¡±, expuso el de Canberra, pol¨¦mico como ninguno en estos tiempos modernos y que parece haber enterrado definitivamente el hacha de guerra, pese a que ambos se midan hoy en una final de alt¨ªsimos vuelos, muy celebrada por el aficionado porque garantiza calidad y espect¨¢culo.
¡±Ahora tenemos una especie de bromance [algo as¨ª como una relaci¨®n cercana entre dos hombres, pero sin sexo], lo cual es un poco raro¡±, explica Kyrgios; ¡°creo que todos sabemos que durante un tiempo no hab¨ªa ning¨²n tipo de amor entre nosotros, pero fui pr¨¢cticamente el ¨²nico jugador que le defendi¨® cuando sucedi¨® lo del Open de Australia, y ah¨ª es cuando uno se gana el respeto; eso no se consigue en la pista, sino cuando vives una crisis de verdad y ves que alguien te defiende. Ahora nos mandamos mensajes por Instagram y todo es raro¡±.
Todo es raro, y tambi¨¦n pasajero. En el instante en el que uno y otro pongan el primer pie en La Catedral, no habr¨¢ red social que impida el fuego. Se avecinan fuegos artificiales en la resoluci¨®n masculina del grande brit¨¢nico, que en principio ofrece un cartel muy desequilibrado en el pre¨¢mbulo: son los 20 grandes, el sinf¨ªn de r¨¦cords y toda la m¨ªstica de Djokovic frente al tenista m¨¢s inestable, que adem¨¢s debuta en una gran final y que no ha ganado un solo trofeo en tres a?os. Solo teor¨ªa. Ahora mismo, pocos pondr¨ªan la mano para garantizar un triunfo del serbio, vencido las dos veces que se enfrentaron previamente (Acapulco e Indian Wells, ambas en 2017) y que tampoco ha ofrecido su nivel m¨¢s brillante en el trazado hacia este ¨²ltimo episodio. En contraposici¨®n, Londres anima al mejor Kyrgios.
Oleaje y estilos
¡°En los Grand Slams tienes que surfear olas y parar los golpes¡±, dice el oce¨¢nico, de 27 a?os y 40? del mundo; seg¨²n reflejan los n¨²meros, el jugador que m¨¢s victorias ha registrado en la gira sobre c¨¦sped, con 12 triunfos y solo dos derrotas. ¡°Hay momentos en los que odio este deporte, pero soy competitivo¡±, agrega el aspirante, consciente de que puede convertirse en sucesor del c¨¦lebre y fiero Lleyton Hewitt, ¨²ltimo compatriota que alz¨® un major. Lo hizo hace 20 a?os, precisamente en el All England, donde tambi¨¦n puede convertirse en el tenista con el ranking m¨¢s bajo que gana desde Goran Ivanisevic, t¨¦cnico del serbio, en 2001, como el 125?.
No lo tendr¨¢ f¨¢cil, a buen seguro. Empez¨® torcido ¡ªun escupitajo a un espectador, un show compartido con Stefanos Tsitsipas, una denuncia por malos tratos de su expareja y el desaf¨ªo al c¨®digo de vestimenta con sus gorras de colores, sus camisetas de los Celtics y sus Air Jordan¡ª, pero decidi¨® ponerse serio y su juego prevalece. Encontr¨® adem¨¢s un capotazo inesperado en la despedida forzada de Rafael Nadal y, por tanto, llega fresco. No obstante, a Djokovic le respalda la historia, sus 32 grandes finales (r¨¦cord, una por delante de Roger Federer) y su on¨ªrico curr¨ªculo en Londres, donde ha levantado el t¨ªtulo seis veces; si vuelve a hacerlo hoy, igualar¨¢ a William Renshaw y, sobre todo, la referencia m¨¢s cercana de Pete Sampras.
De estilos profundamente divergentes, el tenis cartesiano de uno y el maravilloso caos del otro, ahora hacen buenas migas y el aficionado se frota las manos. ¡°No s¨¦ si lo llamar¨ªa bromance, pero desde luego estamos mejor. Me defendi¨® y me apoy¨® cuando nadie lo hac¨ªa, y lo aprecio. Le respeto¡±, cierra Nole antes del pirot¨¦cnico desenlace de esta tarde.
120 ¡®ACES¡¯ VS. 27 TRIUNFOS SEGUIDOS
Además de la jerarquía, Djokovic propone de antemano una extraordinaria racha de victorias en Londres. El serbio no pierde un partido desde el 12 de julio de 2017, cuando tuvo que retirarse en los cuartos de final del torneo por lesión. A partir de ahí, tres cumbres y 27 tiunfos consecutivos. Esta edición ha derrotado a Soon-Woo Kwon, Thanasi Kokkinakis, Miomir Kecmanovic, Tim van Rijthoven, Jannik Sinner y Cameron Norrie. En el trazado se ha dejado cinco sets.
Analista y estratega consumado, advierte del peligro del otro finalista. “Su servicio es fluido y potente. Es difícil leerlo”, describe; “puede abrir ángulos y ser agresivo o bien mantenerse en el fondo, pero siempre un metro por delante de la línea. La experiencia a este nivel puede ir ligeramente a mi favor. Soy muy consciente de qué está en juego, pero no hay ninguna garantía porque en una final pueden ocurrir muchas cosas”.
Kyrgios, por su parte, contará con el favor de la grada y se presenta con una intimidatoria estadística al servicio. Hasta ahora ha firmado 120 aces; es decir, un promedio de 24 por partido. En este sentido, encabeza el apartado por delante de John Isner (116) y Taylor Fritz (77). Su pico de velocidad ha sido de 220 kilómetros por hora. “Hay una cosa que es segura: gane o pierda, me iré feliz. Nunca pensé que podría estar aquí, pero ahora tengo una posibilidad”, subraya.
El último debutante en una gran final que se proclamó campeón fue Marin Cilic. El croata batió al japonés Kei Nishikori y se adjudicó el US Open de 2014 con 25 años.
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