Anastasia Bryzgina, velocista ucrania: ¡°Las atletas rusas ya no son mis amigas¡±
La casa familiar en Lugansk de la corredora, que compite en el Mundial de Oreg¨®n, fue ocupada por soldados rusos
Lo primero que hace al despertar Anastasia Bryzgina (Lugansk, 24 a?os) es mirar las noticias. Cansada de leer historias acerca de c¨®mo parte de su pa¨ªs, Ucrania, es reducido a escombros, y sus habitantes asesinados, hubo un tiempo en que intent¨® quitarse ese h¨¢bito. Desconectar. Pero volvi¨® a las andadas pronto. No pod¨ªa ignorar lo que sucede, y ahora no pasa un d¨ªa sin que sepa qu¨¦ est¨¢ pasando en el frente: como prueba ense?ando en su m¨®vil todas las aplicaciones de medios y grupos de mensajer¨ªa Telegram que consulta.
La velocista est¨¢ en Eugene (Oreg¨®n), para competir en el relevo de los 400 metros del Mundial de Atletismo. Es su primera gran competici¨®n despu¨¦s de que el 24 de febrero Rusia comenzara la invasi¨®n de su pa¨ªs. Ese d¨ªa, Bryzgina volvi¨® a su piso de Kiev tras conducir cinco horas desde el norte, donde deb¨ªa disputar el campeonato nacional, finalmente anulado ante la inminencia del conflicto.
La guerra, como era previsible, lo ha condicionado todo desde entonces. Hace las maletas, deja su apartamento en un edificio alto de la capital, y por tanto m¨¢s expuesto a las bombas, y se muda a casa de su hermana, que cuenta con refugio antia¨¦reo. Duerme en el b¨²nker varios d¨ªas, y ante su silencio por lo que est¨¢ pasando, contacta a varias atletas rusas y bielorrusas a las que ten¨ªa por amigas cercanas. ¡°Vinieron a Kiev, conocen a mi familia, vivieron en mi casa, pero ninguna reaccionaba a lo que estaba pasando, as¨ª que empec¨¦ a enviarles mensajes para saber qu¨¦ pensaban¡±.
Su respuesta abri¨® una brecha que ya no se cerrar¨¢. Mientras Bryzgina estaba en el refugio, ellas compet¨ªan en el campeonato nacional ruso, y asum¨ªan la propaganda de su Gobierno. Cuando la atleta ucrania intent¨® hacerles ver lo que estaba sucediendo con v¨ªdeos grabados por ella misma, no extra¨ªdos de ninguna televisi¨®n proclive a ser parcial, la reacci¨®n fue a la defensiva. ¡°Me dec¨ªan que quer¨ªamos destruir la reputaci¨®n de Rusia, que por qu¨¦ les enviaba esos v¨ªdeos horribles, que solo era una operaci¨®n militar. Ya no tengo ning¨²n contacto con ellas. No quiero ser amiga de gente repugnante que apoya a los que est¨¢n asesinando en mi pa¨ªs¡±.
Bryzgina se dice sentirse sorprendida y decepcionada por su actitud, porque son atletas que han viajado por el mundo para competir al m¨¢s alto nivel. ¡°Comprender¨ªa esa posici¨®n en gente que solo va del trabajo a casa y no ha salido de Rusia nunca¡±, lamenta. La velocista respalda el veto a la participaci¨®n de atletas rusos en campeonatos internacionales, que ha provocado que ninguna de sus anta?o ¨ªntimas haya podido viajar a Eugene. ¡°Mientras nosotros est¨¢bamos en refugios antia¨¦reos escuchando explosiones, amigas a las que consideraba cercanas solo se preocupaban de que su pa¨ªs fuera excluido del Mundial. Desde ese momento me doy cuenta de que ya no tengo amigas¡±.
La guerra acaba as¨ª con lazos que el deporte cre¨®. La corredora de Lugansk tard¨® en empezar a interesarse por el atletismo. Pese a nacer en una familia de velocistas que compitieron representando a la Uni¨®n Sovi¨¦tica ¡ªsu madre Olga gan¨® dos oros y dos platas ol¨ªmpicos en 400m entre Se¨²l 88 y Barcelona 92, y su padre un oro en el 4x100 de la ciudad surcoreana¡ª, lo que le gustaba de verdad cuando era ni?a era bailar hip hop. Un d¨ªa, casualmente, todo cambi¨®. Particip¨® una carrera casi sin entrenar, qued¨® ¨²ltima, y la chispa salt¨®, o tal vez fue la llamada de la gen¨¦tica.
Desde ah¨ª, todo fue muy r¨¢pido. Ante el ¨¦xodo de entrenadores sovi¨¦ticos al extranjero ¡ªsobre todo a EE UU¡ª, tras la ca¨ªda de la URSS, hab¨ªa poco donde elegir en su ciudad, as¨ª que sus padres le propusieron que se marchara a vivir a Kiev, pero sola, porque ellos ten¨ªan sus trabajos en Lugansk. Acept¨®, y desde los 16 a?os sigui¨® rutinas propias de una profesional. ¡°Me di cuenta de que si quer¨ªa ganar deb¨ªa entrenar bien¡±. Sus mayores ¨¦xitos hasta ahora han sido dos el oro en dos campeonatos de Europa j¨²nior y un bronce en un Europeo en pista cubierta.
La preparaci¨®n para Oreg¨®n, l¨®gicamente, no ha sido la id¨®nea. Entrena sola. Su t¨¦cnico le manda los planes por tel¨¦fono porque est¨¢ instruyendo a soldados. Y tras pasar casi todo el mes de marzo en Kiev sin apenas correr m¨¢s all¨¢ de alguna salida puntual a darle vueltas a un lago, la federaci¨®n de su pa¨ªs por fin les ofrece una salida: ir a Portugal para ejercitarse. De ah¨ª Bryzgina pas¨® a Alicante junto a otros ocho compa?eros, dos entrenadores y varios familiares, invitados por la federaci¨®n espa?ola de atletismo. La acogida la define como ¡°c¨¢lida¡±. Mientras tanto, siga las noticias de su pa¨ªs, y se entera por sus vecinos y por c¨¢maras de v¨ªdeo de que soldados rusos se han instalado en su casa familiar de Lugansk.
Sobre su padre, cuenta que se qued¨® dos meses solo en dicha vivienda, antes de que fuera ocupada. ¡°Todos los d¨ªas le ped¨ªamos que se fuera. ?l intent¨® unirse al ej¨¦rcito, pero le dijeron que era mayor. Tiene 60 a?os. As¨ª que se qued¨® ayudando a refugiados y haciendo tareas humanitarias. Al final le insistimos en que era su ¨²ltima oportunidad de irse antes de que llegaran las tropas rusas, y que pod¨ªa ser peligroso, y se fue de la casa¡±. Ahora, sus padres viven cerca de la frontera con Hungr¨ªa. ¡°Todos tenemos nuestras propias historias y nos enteramos de noticias, as¨ª que lo compartimos todo¡±, explica.
Muchos de sus amigos y sus padres est¨¢n ahora con un fusil defendiendo su pa¨ªs, aunque de momento no ha perdido a ning¨²n ser querido, aunque s¨ª conoce a muchos que han perdido su casa por estar en zona ocupada o por los bombardeos.
Su intenci¨®n es volver a Kiev
Dec¨ªa George Orwell que el deporte es una guerra sin armas, tan centrado a veces en la victoria y en aplastar al rival que se vuelve violento. En el campus universiario de Oreg¨®n, sin embargo, Bryzgina, licenciada en Medicina Deportiva, se mueve en un ambiente de calma, con buenas instalaciones para entrenar y restaurantes donde los atletas comen juntos como si de una villa ol¨ªmpica se tratase.
La guerra es el principal tema de conversaci¨®n entre la expedici¨®n de su pa¨ªs, pero Bryzgina es consciente de que el inter¨¦s del resto del mundo, cuando algo se alarga, tiende a decaer. ¡°Me doy cuenta de que la gente, sobre todo en Europa, est¨¢ un poco cansada de estas noticias porque lo ven en televisi¨®n como si fuera una pel¨ªcula, aunque por supuesto se preocupan, es algo que pasa en otro punto del planeta. Para nosotos es la realidad¡±.
Su idea, cuando pase el Mundial, el Europeo de M¨²nich y una competici¨®n en Jap¨®n, es regresar a vivir a Kiev. Aunque ha viajado mucho, no quiere estar en ning¨²n otro sitio que non sea paseando por su casco hist¨®rico o cruzando su puente favorito sobre el r¨ªo Dni¨¦per.
Con todo ese ruido de malas noticias alrededor, reconoce la tentaci¨®n de restar importancia a la competici¨®n. ?Qu¨¦ relevancia tiene correr cuando todo se derrumba? Pero decide no dejarse llevar por la apat¨ªa. ¡°Me di cuenta de que debo luchar para ense?arle al mundo entero que estoy representando a Ucrania¡±.
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