Armand Duplantis supera los 6,21 metros, r¨¦cord del mundo de salto con p¨¦rtiga

Se acercan las ocho de la tarde en Hayward Field, y el primer Mundial en suelo estadounidense est¨¢ a punto de terminar. Los americanos, tan cinematogr¨¢ficos, tan amantes de finales felices, miran a Mondo Duplantis sostener la p¨¦rtiga y quieren presenciar lo que nunca se ha visto antes. El list¨®n est¨¢ sobre 6,21m, un cent¨ªmetro m¨¢s de lo alcanzado por el sueco en la pista cubierta de Belgrado el pasado marzo. Todos sus rivales han hecho ya tres nulos y est¨¢n fuera de la competici¨®n, lo que significa que Duplantis es oro por primera vez en un Mundial al aire libre. Pero eso es solo la mitad del espect¨¢culo.

Quedan los fuegos artificiales del duelo del hombre contra la historia, y Duplantis, que conoce esa sensaci¨®n y ya nada le impresiona, un veterano de 22 a?os al que apuntan los m¨®viles desde la grada pensando en Instagram y YouTube, corre en su segunda oportunidad, clava la p¨¦rtiga en el cajet¨ªn, y se eleva en un vuelo limpio que no roza el list¨®n y al que le sobran algunos cent¨ªmetros. Cae gritando. Es su quinto r¨¦cord del mundo, el primero al aire libre.

Salta euf¨®rico el joven nacido y criado en Louisiana pero de nacionalidad sueca, la de su madre, ya sin la p¨¦rtiga en la mano, un atributo m¨¢s de su cuerpo. Antes de intentar el r¨¦cord, solo ha fallado una vez en toda la tarde, contra los 5,87m. No va a saltar m¨¢s, y recibir¨¢ 100.000 d¨®lares de la organizaci¨®n, el precio al que se pagan los r¨¦cords. Lo celebra dando una voltereta sobre el tart¨¢n. No solo se lleva el r¨¦cord del mundo, tambi¨¦n el de los campeonatos (antes 6,05m) y la mejor marca al aire libre (6,16m previamente). Adem¨¢s, se quita de un plumazo el mal sabor de boca del Mundial de Doha 2019, cuando fue plata. El estadounidense Christopher Nilsen obtiene ahora ese metal con 5,94m, y el filipino Ernest John Obienta el bronce al estrellarse contra la misma altura pero con m¨¢s fallos previos.

Es la en¨¦sima culminaci¨®n de toda una vida mirando hacia arriba, planeando en la soledad de las alturas. Los v¨ªdeos caseros del Duplantis de la infancia no son los de cumplea?os rodeados de amigos. Al menos no los m¨¢s conocidos. Son los que muestran a un ni?o elevarse y caer en una colchoneta colocada en su patio trasero, el lugar en el que empez¨® una actividad que ha naturalizado tanto como comer, beber y dormir. ¡°No me acuerdo exactamente de la primera vez que salt¨¦. No recuerdo la primera vez que cog¨ª una p¨¦rtiga. Siempre he sido capaz de saltar con p¨¦rtiga¡±, explica en un v¨ªdeo sobre sus inicios.

Esa base adquirida en los momentos de aprendizaje, cuando el cuerpo y el cerebro absorben y se adaptan al medio a mayor velocidad, le dio una ventaja sobre el resto que se ha traducido en una superioridad tan abrumadora que pocos pueden presumir de ella, tal vez la venezolana Yulimar Rojas en el triple salto o la estadounidense Sydney McLaughlin en los 400m vallas. Esta ¨²ltima consigui¨®, junto a Duplantis y la nigeriana Tobi Amusan en el 100m vallas, los tres r¨¦cords de esta edici¨®n del Mundial, los mismos que en Doha.

Tras atravesar un momento de duda siendo adolescente, cuando medit¨® si quer¨ªa enfocar su carrera atl¨¦tica en la p¨¦rtiga, el tiempo ha acabado dando la raz¨®n a Duplantis. ¡°Estoy en paz con esa decisi¨®n ahora, cada vez me divierto m¨¢s¡±, reconoce. Los ojos est¨¢n sobre ¨¦l, pero la presi¨®n no parece tocarle. ¡°Cuando estoy ah¨ª fuera compitiendo me siento como si estuviera jugando de nuevo en mi patio trasero¡±.

Duplantis ya supera a la leyenda ucrania Sergu¨¦i Bubka en saltos por encima de los seis metros (48 frente a 46). Y la suficiencia con la que salt¨® en Oreg¨®n dice que su techo no ha llegado. ?Hasta d¨®nde? Su amigo y rival Renaud Lavillenie, quinto en Oreg¨®n, le augura 6,25m.

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