Jakob Ingebrigtsen derrota a los africanos en los 5.000m y se lleva su primer Mundial en Oreg¨®n

Llegaba herido a la final del 5.000 metros Jakob Ingebrigtsen. Cinco d¨ªas atr¨¢s se hab¨ªa quedado a un paso del oro en los 1.500 metros tras ser derrotado por un brit¨¢nico, Jake Wightman, con el que pocos contaban como candidato. Y el noruego no ocult¨® su decepci¨®n por haber perdido con alguien ¡°inferior¡±. Ese calificativo a un rival que le gan¨® limpiamente en el tart¨¢n le granje¨® cr¨ªticas. Y volvi¨® a resucitar la controversia sobre su personalidad: hay quien cree que su talento es tan grande como su arrogancia. Para otros, en cambio, es solo la leg¨ªtima ambici¨®n del que se ve preparado para todo, hasta el punto de desde?ar la plata.

As¨ª arribaba Ingebrigtsen a la ¨²ltima jornada en Oreg¨®n, con ganas de saldar cuentas pendientes y lograr su primer t¨ªtulo mundial. Uno de sus grandes rivales, el ugand¨¦s Joshua Cheptegei, r¨¦cord del mundo, toma el mando en los primeros compases y pasa los primeros 1.000m en 2m 36s, un ritmo r¨¢pido. A la hora de la prueba, las 18.05 de la tarde, Hayward Field hierve, no tanto por el calor del p¨²blico como por las altas temperaturas, todav¨ªa ligeramente por encima de los 30 grados. As¨ª que la organizaci¨®n decide colocar una mesa con agua para que los atletas beban durante la carrera si as¨ª lo desean, algo poco habitual.

Ingebrigtsen, que ha salido guardando fuerzas en la parte trasera, se aparta del grupo y bebe. Est¨¢ sediento, y a la siguiente vuelta, convencido de su dominio, no le importa volver a moverse hacia la calle exterior, repite la maniobra y se hidrata de nuevo. Confiado en su potente final, deja hacer por delante a los africanos, que reducen el ritmo inicial en los siguientes parciales (2m 41s el segundo 1.000m, 2m 47s el tercero). Parece relajado el portento europeo, 21 a?os, parte de una familia de atletas que pase¨® su apellido por las pistas antes de que Jakob llegara a ellas. ¡°En nuestra familia todo es una competici¨®n¡±, reconoce Jakob, que antes de llegar a la ¨¦lite vio hacerlo a sus hermanos Henrik y Filip, y hasta hace poco era entrenado por su padre.

A falta de 1.000 metros, ve llegado su momento. Asume el mando por la calle 1, protege su posici¨®n de las arremetidas de los kenianos Nicholas Kipkorir primero y de Jacob Krop despu¨¦s, y abre hueco a falta de 150 metros con un ataque definitivo que incluso le permite celebrar la victoria metros antes (13m 9,24s). El keniano Jacob Krop ser¨¢ plata (13m 9,98s). Y el ugand¨¦s Oscar Chelimo bronce (13m 10,20s). Cheptegei cede y acaba noveno, y el campe¨®n de las dos ¨²ltimas ediciones, Muktar Edris, finaliza 13?. A pie de pista, Ingebrigtsen est¨¢ exultante. Feliz de, ahora s¨ª, haberse probado superior. ¡°Quer¨ªa demostrar que soy mejor corredor que todos los dem¨¢s¡±, dice en la entrevista sobre el tart¨¢n.

La precoz estrella n¨®rdica, al que hab¨ªa quien auguraba una corta carrera profesional, supuestamente quemado por su prematura irrupci¨®n en los grandes campeonatos, suma as¨ª un nuevo ¨¦xito tras el oro en los 1.500m que consigui¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio 2020. Y se convierte en una de las sensaciones del Mundial con sus dos medallas. Detr¨¢s de esa aparente facilidad con la que se impone, no solo hay un don natural. ¡°Cuando tenia cinco o seis a?os, la gente dec¨ªa que yo ten¨ªa m¨¢s talento que ellos, pero tal vez hab¨ªa corrido 10 veces m¨¢s que la gente contra la que compet¨ªa¡±, explicaba en un v¨ªdeo en el que repasaba su carrera. En casa de los Ingebrigtsen, solo vale el oro. ¡°Correr no es nuestra pasi¨®n. Es ganar¡±.

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