Juan Ayuso logra en el Circuito de Getxo su primer triunfo como profesional

Aprieta el calor en la tarde getxotarra, y aprieta la UCI con los puntos que pueden suponer la permanencia en la ¨¦lite del ciclismo, as¨ª que una carrera como el Circuito de Getxo, que pese a ser la segunda m¨¢s antigua del calendario espa?ol despu¨¦s de Ordizia, languidec¨ªa en la ¨²ltima d¨¦cada, ha resucitado desde la pandemia, porque los grupos deportivos que rozan la permanencia se juegan mucho y acuden con algunas de sus figuras.

Ocho equipos del World Tour se apuntaron, y alg¨²n otro qued¨® fuera por falta de presupuesto. Por all¨ª aparec¨ªa Alejandro Valverde, al rescate de un deprimido Movistar. El murciano no corr¨ªa en Getxo desde sus tiempos del Kelme. Pero el Israel, que tambi¨¦n anda en apuros, apareci¨® con Nizzolo, ganador el a?o anterior, por si la flauta sonaba otra vez, el Education First alineaba a Cort Nelsen, ganador de etapa en el Tour, y el Bora, por aquello de que el a?o pr¨®ximo la primera etapa del Tour coincidir¨¢ con la carrera vizca¨ªna en la parte m¨¢s jugosa de su recorrido, se present¨® con un equipo digno de la mejor carrera del mundo, con Buchmann, cuarto en Par¨ªs en 2019, Jan Hindley, el ¨²ltimo ganador del Giro, o Wilco Kelderman, que estuvo cerca de la victoria.

Pero el UAE de Pogacar, que aunque no corri¨® en Getxo, durmi¨®, o dio vueltas en la cama, la noche anterior, junto a sus compa?eros de equipo en un hotel cercano a la llegada antes de volver a casa, ten¨ªa una bala preparada, que se llama Juan Ayuso, una de las promesas de un ciclismo espa?ol que le espera como al man¨¢ en el desierto, y que persegu¨ªa su primer triunfo como profesional desde que debut¨® hace un a?o.

Tiene 19 a?os y una clase indudable. Esper¨® paciente en el pelot¨®n a que madurara la carrera mientras consum¨ªa kil¨®metros en el circuito inicial, en medio del ambiente festivo de los Saninazios de Algorta, por la playa de Ereaga, vac¨ªa por el tiempo inestable de mediod¨ªa; por la cuesta de Txomintxu y la desaparecida tienda de los Ros¨¢enz, donde las cuadrillas compraban jam¨®n y chorizo para sus bocadillos, por la estaci¨®n, y luego por la Universidad de Leioa.

Ayuso no despert¨® hasta que la carrera se fundi¨® con el recorrido planeado para el Tour, y el pelot¨®n, cazada ya la fuga inicial, se estir¨® en las cuestas de El Vivero. All¨ª saltaron Kelderman y Piccoli, que abrieron camino. El corredor catal¨¢n no se aguant¨® m¨¢s y sali¨® a por ellos, pero la cabeza segu¨ªa abriendo camino, y la distancia se manten¨ªa, sin llegar nunca a m¨¢s de veinte segundos. En el descenso de el Vivero, en la exigente ascensi¨®n a Pike Bidea, se mantuvo la situaci¨®n, y en el r¨¢pido descenso hasta la R¨ªa, no cambi¨® nada.

Hasta que surgi¨® el catalizador de la carrera, Valentin Ferron, un ciclista del Total Energies, que decidi¨® hacer la guerra por su cuenta y se uni¨® a Ayuso.

Entre los dos fue m¨¢s f¨¢cil. A Kelderman, adem¨¢s, le avisaron de que por detr¨¢s pod¨ªa unirse su compa?ero Buchmann, y levant¨® el pie. El d¨²o se convirti¨® en cuarteto, a la espera de que llegara el quinto, pero en la rampa final, cuando se uni¨®, ya no le llegaban las fuerzas. En la meta, junto a los Juzgados, donde se dictaba la sentencia de la carrera, los argumentos de Ayuso fueron los m¨¢s firmes. Se impuso por cent¨ªmetros a Piccolo y Kelderman y por fin ya conoce el sabor de la victoria como profesional.

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