De Asensio a Haaland
Hasta bien entrada la Liga, los aficionados no se animan a enamorarse de un jugador, no sea cosa de que se lo lleve el enemigo y tengamos que odiarlo
Ni el gol es lo que era. Aquel f¨²tbol simple que conocimos solo habita en el recuerdo. Los cambios se aceleran. Desde el juego mismo, que era la suma de talentos que diferenciaban sus roles para alcanzar un orden, hasta el f¨²tbol metodol¨®gico de hoy, al que los an¨¢lisis inform¨¢ticos y las estad¨ªsticas destripan en el af¨¢n de tenerlo todo bajo control. Alg¨²n d¨ªa la inteligencia artificial terminar¨¢ desvelando todos los misterios. Espero no verlo. ?Recuerdan aquel reglamento genial en su simpleza? La letra peque?a no se cansa de deformarlo. Hasta en el bald¨ªo m¨¢s cutre del mundo se sab¨ªa lo que era falta, lo que era mano y, sobre todo, lo que era gol. Ese grito sagrado que provocaba una explosi¨®n hoy ya no detona, porque el VAR ha conseguido convertirlo en un petardo mojado.
Compra/venta. Tambi¨¦n el mercado confunde. Hasta bien entrada la Liga, los aficionados no se animan a enamorarse de un jugador, no sea cosa de que se lo lleve el enemigo y tengamos que odiarlo. Visto lo visto, en la pr¨®xima temporada las operaciones las har¨¢ directamente Amazon que, como sabemos, acepta hasta devoluciones. Los directivos (que piensan en clave econ¨®mica) sufren porque no pueden vender y el 95% de los entrenadores (con el foco puesto en el juego) sue?an con, al menos, no debilitarse. Este a?o el mercado ha sido m¨¢s expl¨ªcito que nunca exagerando las diferencias entre ricos y pobres. Pint¨¢ndolo con brocha gorda: todos afilan el l¨¢piz haciendo n¨²meros, menos el PSG y la Premier, que derrochan como si no hubiera un ma?ana. En cuanto a los jugadores, tuvieron la maleta lista y el tel¨¦fono en la mano hasta el 1 de septiembre, esperando la llamada salvadora que les permitiera escapar. ?Qui¨¦n sabe de qu¨¦?
La indefinici¨®n. Lo peor que le puede pasar a un jugador es quedarse en el medio. Pretender marcharse y no conseguirlo rompe el v¨ªnculo afectivo con los aficionados. Cristiano anim¨® el verano buscando un equipo Champions. Esa b¨²squeda ansiosa debilitar¨¢ su relaci¨®n con el Manchester United en el futuro y estuvo a punto de debilitar su relaci¨®n pasada con el Madrid, cuando coquete¨® con el Atl¨¦tico en un movimiento que incomod¨® a las dos partes de la ciudad. Asensio es otro caso. Llev¨® al mercado las dudas que tiene en el campo y que no le dejan expresar la pureza de su talento. En la cancha, Asensio es como esos tipos que, en una reuni¨®n, tratan de decir algo interesante, pero siempre hay alguien que habla m¨¢s alto y, como no le dejan intervenir, se calla. Se trata de una excelente persona y de un gran jugador, pero si no define su personalidad no encontrar¨¢ sitio en el Real Madrid ni inter¨¦s en el pr¨®ximo mercado.
?Qu¨¦ quieren de m¨ª? Haaland es un rompehielos que destroza t¨¦mpanos, un viento huracanado que no deja un ¨¢rbol en pie, un trueno en un d¨ªa de sol¡ El City, como todo equipo de Guardiola, busca los espacios con paciencia, tiene mecanismos muy engrasados que aseguran la pulcritud del juego y una armon¨ªa colectiva como ning¨²n otro equipo. A esa delicadeza le faltaba un toque animal, el salvajismo de un depredador que merodee el ¨¢rea y tocando ocho balones marque tres goles. Compr¨® al mejor por unos m¨®dicos 60 millones de euros, que ridiculizan el precio de todos los jugadores medianos que llegaron a la Premier por valores escandalosos. Haaland tra¨ªa la m¨¢s pesada de las expectativas: la que crea el goleador. Lo que promet¨ªa no era algo opinable, como el juego, sino algo tan pr¨¢ctico, tangible y dif¨ªcil como el gol. Mientras se va adaptando, marca uno y medio por partido.
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