De la part¨ªcula de dios al bal¨®n
F¨ªsicos te¨®ricos, matem¨¢ticos y programadores impulsan los departamentos de ¡®big data¡¯ de algunos de los principales clubes de f¨²tbol de Europa, que les atribuyen mejoras en el juego y los fichajes
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Dos empleados del Liverpool se sentaban el viernes pasado a mediod¨ªa en la grada de Stamford Bridge mirando el c¨¦sped vac¨ªo mimado por seis carros de l¨¢mparas LED de calor. Uno era Ian Graham, doctor en f¨ªsica te¨®rica por la Universidad de Cambridge. Otro, William Spearman, doctor en f¨ªsica de part¨ªculas por Harvard a partir de su trabajo en el CERN durante la caza de la part¨ªcula de dios, el bos¨®n de Higgs. Fran?ois Englert y Peter Higgs predijeron que exist¨ªa el bos¨®n y ganaron un Nobel en 2013. Spearman midi¨® la masa y el ancho de la part¨ªcula. Unas filas m¨¢s all¨¢, cinco pisos por encima de la hierba del campo del Chelsea, el director deportivo del Leeds United, V¨ªctor Orta, charlaba con Guillermo Alonso, un colaborador.
El grader¨ªo se encontraba poblado por una mezcla rara a esa hora: f¨ªsicos, matem¨¢ticos, programadores, directores deportivos, ojeadores, asistentes de entrenadores. Era la pausa del almuerzo de una jornada de debates sobre los puntos en los que se cruzan el big data y el f¨²tbol, organizada por Statsbomb, una de las principales empresas de recolecci¨®n de datos y elaboraci¨®n de m¨¦tricas avanzadas. Nadie compara ya los porcentajes de tiempo de posesi¨®n. Los goles no cuentan toda la historia, sino que se mide cu¨¢nto acerca al gol cada lance del juego. Y ha dejado de buscarse el reino de los mil pases, porque unos pases no son iguales que otros. Ni parecidos.
Javier Buld¨², investigador del Centro de Tecnolog¨ªa Biom¨¦dica de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid, present¨® un modelo que eval¨²a la decisi¨®n de los futbolistas al elegir un pase: compara el que dieron con los que pod¨ªan haber dado, en cuanto al riesgo y al valor que a?aden o restan a una jugada. Se hablaba de mediciones, datos de localizaci¨®n, y tambi¨¦n de la incomprensi¨®n que todav¨ªa flota entre el cient¨ªfico y el futbolista. ¡°Se necesitan traductores de un mundo al otro¡±, se o¨ªa entre charla y charla.
No se trata solo de ganancias marginales, sino que son posibles grandes mejorasIan Graham (Liverpool)
Vosse de Boode, la responsable del departamento de ciencia deportiva y an¨¢lisis de datos del Ajax, lleva diez a?os cerrando esa brecha: ¡°Puedo llamar a la puerta del entrenador y decirle: ¡®Mira lo que hemos encontrado¡±, cuenta. Como cuando notaron algo raro en c¨®mo encaraba los tiros cercanos el portero Andr¨¦ Onana (Camer¨²n; 25 a?os). Se plantaba con los pies m¨¢s abiertos de lo que se aconsejaba en la cantera. Cuando se dispon¨ªan a corregir a Onana, De Boode se pregunt¨®: ¡°?Y si tiene raz¨®n ¨¦l?¡±. Le cubrieron de sensores, le rodearon de c¨¢maras y lo compararon con lo que hac¨ªan los dem¨¢s porteros: Onana era el m¨¢s r¨¢pido, un 20% m¨¢s veloz. De modo que, durante ocho semanas, lo que hicieron fue ense?ar al resto de los porteros a hacerlo como ¨¦l. ¡°Me sorprendi¨® que la mejora fuera tan grande en este nivel¡±, dice De Boode.
El Ajax ha recorrido un camino poco habitual en el uso del big data. En general, los departamentos de an¨¢lisis m¨¢s potentes, que en Espa?a apenas destaca en el Bar?a, se han formado al abrigo de propietarios estadounidenses, una cultura en la que el dato lleva a?os ayudando al negocio. Como en el caso del Liverpool, bajo el mismo paraguas corporativo que los Boston Red Sox de b¨¦isbol, Fenway Sports Group. Ian Graham, el f¨ªsico te¨®rico que dirige su oficina de an¨¢lisis, comparti¨® alguna clave: ¡°No se trata solo de ganancias marginales, sino que son posibles grandes mejoras¡±, dijo. Seg¨²n sus c¨¢lculos, elevar el rendimiento un 2%-3% puede llegar a suponer 60 millones de euros m¨¢s en premios para un club que juega la Champions.
La Operaci¨®n Firmino
Aunque a lo que m¨¢s tiempo dedic¨® sobre el escenario fue a la selecci¨®n de personal: ¡°Cualquier analista que no est¨¦ trabajando en reclutamiento est¨¢ perdiendo el tiempo¡±, dijo. A sus informes se atribuye, por ejemplo, el empuj¨®n final para contratar a J¨¹rgen Klopp, pese a que en su ¨²ltimo a?o como entrenador del Borussia Dortmund solo termin¨® s¨¦ptimo en la Bundesliga. Sobre el escenario, Graham record¨® el fichaje de Firmino por 30 millones de euros: ¡°Un jugador de un equipo de la mitad de la tabla en Alemania, sin experiencia en la Premier, que no hab¨ªa sido internacional, que no marcaba m¨¢s de diez goles al a?o¡ Pero ten¨ªa cosas que eran importantes para nosotros y no tanto para el mercado, como la cantidad de ocasiones que creaba y su fortaleza en el juego a¨¦reo¡±, dijo. Y en los pasillos se murmuraba: ¡°No cuenta ni el 10% de lo que hacen¡±.
Pablo Pe?a Rodr¨ªguez, responsable de innovaci¨®n de Statsbomb, apunta hacia d¨®nde cree que el acceso a m¨¦tricas refinadas dirige a la industria: ¡°Cuando el suficiente n¨²mero de competidores en una Liga adoptan estas nuevas maneras de proceder, dejan de ser opcionales, al menos si no se quiere competir en desventaja¡±.
Mi sue?o es que la opini¨®n no tenga ning¨²n peso en las decisiones, que sean solo los datosJames Cryne (Barnsley)
La ventaja que pod¨ªa aportar la recolecci¨®n ordenada de datos ya la intu¨ªa V¨ªctor Orta en sus comienzos a las ¨®rdenes de Monchi en el Sevilla. Por entonces, antes de la llegada de Statsbomb u Opta, el ahora director deportivo del Leeds construy¨® un Excel con las puntuaciones que otorgaban los peri¨®dicos deportivos de los futbolistas en los partidos que ¨¦l no pod¨ªa ver. ¡°As¨ª localizamos a Gameiro, porque L¡¯Equipe casi siempre le daba las m¨¢s altas¡±, cont¨®. Ahora trabaja en la elaboraci¨®n para su club de un modelo propio, mixto: ¡°?Por qu¨¦ elegir entre el dato y la gente? No vamos a firmar a alguien solo con los datos, y no vamos a firmar a nadie sin mirar los datos. Hay cosas que no aparecen en ellos¡±, dijo. Como el an¨¢lisis psicol¨®gico, fundamental cuando se trasplanta un jugador de un sitio a otro.
A su lado en el escenario, uno de los directivos del Barnsley, de Segunda, James Cryne se sit¨²a en un punto a¨²n m¨¢s radical: ¡°Mi sue?o es que la opini¨®n no tenga ning¨²n peso en las decisiones, que sean solo los datos¡±. Su conversi¨®n viene de una experiencia l¨ªmite. Despu¨¦s de ver durante a?os c¨®mo su familia sosten¨ªa un club al borde de la quiebra, en 2017 vendieron el 80% a un grupo inversor que inclu¨ªa a Billy Beane, el ejecutivo del b¨¦isbol que inspir¨® Moneyball. Patrick Cryne, el padre de James, se entreg¨® a los datos para salvar el club, pero James, pese a sus estudios universitarios de matem¨¢ticas, dudaba: ¡°?Y si no es la manera de hacerlo?¡±, se preguntaba. Pero ahora est¨¢ convencido: si el equipo volviera a bajar, tienen jugadores para vender que conservan valor. Mientras que recuerda que en su momento de mayor crisis, solo cuatro ten¨ªan menos de 24 a?os y hab¨ªan jugado m¨¢s de 100 minutos: un erial m¨¢s fruto del p¨¢nico que del an¨¢lisis.
Tambi¨¦n es un gran creyente en las respuestas de los datos Harry Moyal, director general adjunto del Olympique de Lyon, que lo fich¨® en 2015 de McKinsey. Antes de llegar a los despachos del f¨²tbol, Moyal era un apostante en grupo concienzudo, miembro de una especie de pe?a quiniel¨ªstica. Ahora ya no puede apostar, as¨ª que mont¨® un departamento de an¨¢lisis de datos en el club que le ayuda al negocio y le permite mantener algo de la diversi¨®n: ¡°Predecir el futuro es dif¨ªcil, pero no imposible¡±, dijo al auditorio, antes de explicar sus c¨¢lculos sobre la longevidad de los mejores rendimientos. ¡°Un futbolista que est¨¢ entre el 20% de los mejores tiene el 67% de posibilidades de seguir en ese grupo tres a?os despu¨¦s¡±, dijo mientras explicaba su m¨¦todo para calcular el riesgo financiero de las operaciones de fichaje del club, el juego en el que apuesta ahora.
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