Zuhaitz Gurrutxaga, c¨®mo la comedia salv¨® la salud mental de un jugador de Primera Divisi¨®n: ¡°Llegu¨¦ a odiar el f¨²tbol¡±
El ex de la Real Sociedad repasa en un mon¨®logo su accidentada carrera y los problemas mentales que le ocasion¨® la presi¨®n de la ¨¦lite
El fil¨®sofo alem¨¢n Friedrich Nietzsche proclam¨® que ¡°el hombre sufre tan terriblemente que se ha visto obligado a inventar la risa¡±. Esta cita se ajusta a la perfecci¨®n a Zuhaitz Gurrutxaga (41 a?os, Elgoibar). Con tan solo 19 a?os, toc¨® el cielo debutando con la Real Sociedad, el equipo de su vida, en Primera Divisi¨®n. El problema fue que todo lleg¨® demasiado pronto y la presi¨®n por las expectativas estuvo a punto de llev¨¢rselo por delante. ¡°Llegu¨¦ a odiar el f¨²tbol, estaba en guerra con ¨¦l por todo lo que me hac¨ªa sufrir¡±, explica Gurrutxaga. ¡°Ten¨ªa mucho miedo de fallar en el campo y poco a poco eso me llev¨® a tener problemas de ansiedad, depresi¨®n y al final acab¨¦ con un severo trastorno obsesivo compulsivo¡±. Es decir, un TOC, que se origina en pensamientos y miedos que se vuelven obsesivos, lo que afecta a la vida diaria, causando un gran sufrimiento emocional.
Hace una d¨¦cada que Gurrutxaga colg¨® las botas en busca de la reconciliaci¨®n consigo mismo y con el f¨²tbol. Y como dec¨ªa Nietzsche, de tanto sufrir, descubri¨® la risa. ¡°Creo que el humor es la manera m¨¢s realista de ver el mundo y darme cuenta de eso me ha ayudado a salir adelante¡±, reflexiona el exjugador ahora convertido en monologuista. El pasado 4 de septiembre, Gurrutxaga estren¨® en el teatro Reina Victoria de Madrid su espect¨¢culo Futbolistoc, un mon¨®logo con el que ya ha triunfado en Euskadi, en el que repasa su carrera, plagada de an¨¦cdotas, y tambi¨¦n narra los problemas mentales que le ocasion¨® el no haber sabido gestionar la presi¨®n. Las funciones son cada domingo hasta el 6 de noviembre. ¡°El show es un 95% c¨®mico en el que me r¨ªo de mis fallos, mis goles en propia meta y mis expulsiones¡±. Sin embargo, el otro 5%, el que es m¨¢s dram¨¢tico, es la parte m¨¢s importante.
Hola @jf9hasselbaink! No te acordar¨¢s, pero nos conocimos durante un partido en el que intercambiamos de todo menos las camisetas. En septiembre estar¨¦ en Madrid con #Futbolistoc, un mon¨®logo en el que entre otras cosas hablo de nuestro primer encuentro. Est¨¢s invitad¨ªsimo! ? pic.twitter.com/f6hlBo9HWp
— Zuhaitz Gurrutxaga (@ZGurrutxaga) August 15, 2022
¡°Me llegu¨¦ a sentir como un fracasado. No sab¨ªa lo que me pasaba y tampoco ped¨ª ayuda. ?A qui¨¦n pod¨ªa acudir? ?Al club? ?C¨®mo les iba a contar lo que me estaba pasando? Has llegado a cumplir tu sue?o, a tener unos contratos muy buenos y quieres seguir teni¨¦ndolos. Pero cuando apareci¨® el TOC ya fue imposible de esconder¡±, relata. Los problemas de ansiedad empezaron a castigar a Gurrutxaga desde muy temprano. Su debut en el Calder¨®n ante 40.000 personas, en el que sac¨® de quicio a Hasselbaink hasta ser expulsado, le convirtieron en una de las promesas del f¨²tbol vasco, pero todo se torci¨® muy r¨¢pido. ¡°Tras el primer a?o en la Real, ya no me ped¨ªan solo seguir al mejor jugador rival por todo el campo. Ya no era ese chico del B al que se le perdona todo. No pude con esa presi¨®n, empec¨¦ a jugar cada vez menos, a sufrir por ello, y llegu¨¦ a no querer jugar directamente¡±, explica. Sin oportunidades en la Real, se march¨® a Algeciras no por alejarse de los focos, sino porque los problemas mentales se hab¨ªan agravado tanto que no encontr¨® otro club que le ofreciese un puesto.
Tras muchas vueltas por las divisiones inferiores del f¨²tbol espa?ol, la vida de Gurrutxaga empez¨® a encauzarse una vez que descubri¨® c¨®mo desahogar el estr¨¦s. Mientras segu¨ªa jugando, aprendi¨® a tocar la guitarra y fund¨® un grupo de m¨²sica indie con el nombre de Vanpopel, en honor al ciclista neerland¨¦s de los a?os 90 Jean Paul van Poppel. ¡°Ten¨ªa mucho tiempo libre y empec¨¦ a dar conciertos. Pero por suerte para m¨ª y para el p¨²blico ya estoy retirado de la m¨²sica¡±, bromea. Con 25 a?os, fich¨® por el Rayo Vallecano, en Segunda B, y todo cambi¨® para siempre. ¡°Fue el mejor a?o de mi vida. Sin duda no en lo futbol¨ªstico, porque tampoco jugaba en el Rayo, pero se me abri¨® un mundo¡±. Sus inquietudes culturales le hab¨ªan llevado a buscar ambientes diferentes a los habituales de un futbolista, y en Madrid, en el barrio de Prosperidad, decidi¨® apuntarse a una academia amateur de teatro. ¡°Quer¨ªa conocer gente de fuera del entorno del f¨²tbol y en mi cabeza eso era lo m¨¢s lejano¡±.
As¨ª, un central acostumbrado a la brega, aprendi¨® c¨®mo moverse sobre un escenario, donde empez¨® a sentirse m¨¢s c¨®modo que en el c¨¦sped. Primero con una guitarra como escudo, hasta que se fij¨® en que la gente prestaba m¨¢s atenci¨®n a lo que dec¨ªa que a lo que cantaba. ¡°Entre canci¨®n y canci¨®n yo explicaba las letras contando una historia. Me di cuenta de que la gente se interesaba mucho m¨¢s por lo que yo explicaba¡±. Y de ese modo, solt¨® la guitarra y decidi¨® dedicarse a la comedia, aunque a¨²n con las botas puestas.
Antes de su retirada definitiva, Gurrutxaga vivi¨® en su propia piel una de las gestas del f¨²tbol modesto en el siglo XXI: la eliminaci¨®n del Real Madrid en la Copa del Rey a manos del Real Uni¨®n de Ir¨²n en 2008. ¡°Fue lo m¨¢s grande que he vivido en el f¨²tbol. Fue un sue?o y a la vez una despedida, porque sab¨ªa que no volver¨ªa a vivir algo as¨ª¡±. Pero los problemas de ansiedad segu¨ªan haciendo mella en ¨¦l, aunque ya hab¨ªa decidido recurrir a ayuda profesional. Hasta que, en 2010, firm¨® por el Lemona, un equipo de Segunda B de un pueblo de Bizkaia de 3.000 habitantes. ¡°Hab¨ªa gente que curraba 8 horas y que iba a entrenar. Ellos s¨ª le echaban huevos, no como yo, que todav¨ªa solo viv¨ªa el f¨²tbol. Ah¨ª empec¨¦ a disfrutar del f¨²tbol de nuevo, algo que no hac¨ªa desde juveniles. Creo que la Segunda Divisi¨®n B era mi sitio y punto¡±.
Aquella noche en el Bernab¨¦u, entre otras tantas an¨¦cdotas, forman parte de Futbolistoc, un mon¨®logo que ya ha presentado ante las plantillas del Athletic y la Real Sociedad, el mejor p¨²blico posible en su opini¨®n. Pero para Gurrutxaga, su show es m¨¢s que una actuaci¨®n. Supone una terapia personal. ¡°Ten¨ªa muchas cuentas pendientes con el f¨²tbol, much¨ªsimas. Era mi pasi¨®n y lo acab¨¦ detestando. Ahora con este mon¨®logo creo que estoy haciendo las paces con ¨¦l¡±.
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