El Atl¨¦tico hunde al Sevilla
Los de Simeone derrotan con claridad y perdonan la goleada a un equipo andaluz muy d¨¦bil que acent¨²a su desplome y en el que Julen Lopetegui puede ser destituido
Se acab¨®. No hay m¨¢s. Ni tiene ya mucho sentido. El Sevilla de Julen Lopetegui est¨¢ en ruinas. El Atl¨¦tico de Madrid rein¨® en el S¨¢nchez Pizju¨¢n, donde antes lo hicieron el Barcelona o el City, o incluso el Valladolid, ante un equipo que ha perdido todas sus se?as de identidad. El Atl¨¦tico fue hasta bueno. Y se entiende esta frase desde el concepto de la generosidad, puesto que pudo someter al Sevilla a una goleada escandalosa. Sus futbolistas fallaron una ocasi¨®n tras otra ante la meta de Bono. Lo que antes era una muralla, ahora es un p¨¢ramo, un desierto por el que sus rivales marchan uno tras otro en un desfile victorioso.
El Sevilla es un juguete roto y bien que se aprovech¨® este Atl¨¦tico para vencer con eficiencia, tambi¨¦n con falta de colmillo. Por eso extra?¨® el paso atr¨¢s del conjunto madrile?o en los primeros minutos de la segunda mitad, cuando el Sevilla lo intent¨®. Morata acab¨® con cualquier debate en el en¨¦simo regalo de la zaga andaluza.
En esta situaci¨®n, Lopetegui est¨¢ pr¨¢cticamente sentenciado. El Sevilla, casi en puestos de descenso, sufre tambi¨¦n en la Champions. En el an¨¢lisis, la culpa de la situaci¨®n ata?e directamente al que probablemente pague los platos, Lopetegui, y tambi¨¦n a Monchi, el director deportivo. La planificaci¨®n ha dejado mucho que desear y el panorama es ahora ciertamente complicado. El Atl¨¦tico, que ven¨ªa tocado despu¨¦s del derbi, se aprovech¨® l¨®gicamente de un equipo desplomado para obtener un triunfo que debe darle tranquilidad. La amplitud de plantilla que tiene y la direcci¨®n de Simeone son dos grandes avales, aunque el f¨²tbol tiene muy poca memoria.
El estado inerme en el que vive el Sevilla se demuestra en una gran cantidad de factores. Por ejemplo, que Rekik, despu¨¦s de un par¨®n de competici¨®n de dos semanas, se lesione muscularmente a los 29 minutos. Cuando entr¨® Alex Telles, lo primero que hizo fue no salir al disparo de Marcos Llorente que acab¨® en la red de Bono. Pero hay m¨¢s factores que explican el pl¨¢cido primer tiempo que vivi¨® el conjunto de Simeone en Nervi¨®n- Donde antes habitaban Navas, Kound¨¦, Diego Carlos y Acu?a lo hacen ahora Jos¨¦ ?ngel, Nianzou, Salas y Rekik. Un pu?ado de ni?os y un futbolista que se lesiona siempre, o casi. En el avispero que es el Sevilla ya no reluce ni Isco, sometido ante la presi¨®n del Atl¨¦tico. El conjunto madrile?o no est¨¢ para tirar cohetes, sin duda, pero est¨¢ mucho m¨¢s hecho que este Sevilla en pleno declive, un derrumbe que se puede llevar por delante a su entrenador, Julen Lopetegui. Al Atl¨¦tico le bast¨® con el f¨²tbol de Koke, las correr¨ªas de Llorente y un par de escarceos de Morata para mostrar una superioridad indudable sobre un rival sin f¨ªsico ni velocidad, lastrado por un f¨²tbol tan premioso como ineficaz.
Es evidente que el Atl¨¦tico, en ventaja y replegado, es un rival dif¨ªcil de superar, pero la ausencia de argumentos del Sevilla es demasiado llamativa. Despu¨¦s de que Morata fallara un gol clar¨ªsimo a pase de Koke, Marcos Llorente acert¨® ante Bono sin que nadie le pusiera en apuros. El Atl¨¦tico se iba fabricando una victoria suave, concediendo cierta tregua a un Sevilla al que, derrotado, se le reconoc¨ªan ciertos horrores.
Lopetegui intent¨® recomponer a su equipo al descanso. Orden¨® una defensa de tres centrales, entraron Rakitic y Navas y el Sevilla pareci¨® respirar. Fue un puro espejismo. Morata hizo el 0-2. Mientras los Biris segu¨ªan animando, el p¨²blico fue abandonando Nervi¨®n a medida que Griezmann, Cunha, Correa o Llorente fallaban un gol tras otro. En un momento dado, la grada pidi¨® la dimisi¨®n del presidente Jos¨¦ Castro. Fue la escena clave de una jornada en Nervi¨®n donde el Sevilla mostr¨® sus m¨²ltiples carencias y el Atl¨¦tico se llev¨® un triunfo justo, golpeando en el momento preciso y sin querer hacer demasiada le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo. La bronca fue tremenda a la finalizaci¨®n del partido. No era problema del Atl¨¦tico, vencedor en Nervi¨®n.
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