El salto de Milit?o
Cuando el joven central brasile?o ahora en el Madrid sale de la cueva, recuerda el ni?o goleador que fue
En el minuto 2 de partido entre el Getafe y el Real Madrid, Luka Modric se dirigi¨® a lanzar un c¨®rner. En el ¨¢rea, fijados con sus marcas, estaban Tchouameni, Alaba, R¨¹diger, Vinicius, Rodrygo y Eder Milit?o. Un arsenal. A Milit?o lo agarraba Stefan Mitrovic. Es interesante el acompasamiento que se produce entre el momento en el que el jugador que tira el c¨®rner y los halcones que lo buscan en el cielo. De esas d¨¦cimas de segundo que hay entre la distancia del lanzador con el bal¨®n y su golpeo depende la coreograf¨ªa que se produce en el ¨¢rea, tan importante como saber el momento en el que saltar. Lo que hizo Milit?o, echado al segundo palo, fue salir hacia afuera despeg¨¢ndose de Mitrovic, que lo persigui¨® quedando atrapado en una peque?a mara?a de jugadores, y para cuando el bal¨®n de Modric iba al primer palo, Milit?o ya estaba solo dispuesto a atacarlo y marcar el primer gol mientras Mitrovic, detr¨¢s, lo observaba impotente.
No fue el salto m¨¢s poderoso de Milit?o, ni le hizo falta. La relaci¨®n del l¨ªder de la defensa del Real Madrid con el viento es antigua; de ni?o, su principal pasatiempo era poner a volar cometas en Sert?ozinho, una ciudad de S?o Paulo. De ah¨ª viene un apodo que le pegaron de cr¨ªo, Kite Boy. Luego, en cuanto creci¨® y sus piernas se estiraron como muelles, dej¨® la cometa para ponerse a volar ¨¦l mismo. Como mediocampista y lateral derecho primero, como central despu¨¦s. La elasticidad, la zancada, la posici¨®n y el Oporto (y el dinero r¨¦cord del traspaso) hizo que se le comparara pronto con Pepe. Un par de actuaciones entre discretas y calamitosas en los primeros partidos lo metieron en el mismo caj¨®n que Vinicius: hay pocas cosas que unan m¨¢s en el antimadridismo que un fichaje caro del Madrid que salga mal. En los ¨²ltimos a?os las cosas est¨¢n tan espesas ah¨ª fuera que hay temporadas de los clubes rivales salvadas por un partido malo de Vinicius, unas risas, un jaj¨¢ como el de Nelson en Los Simpsons. La cosa acab¨® como acab¨®.
El traspaso de poderes entre Milit?o y Ramos trajo tambi¨¦n consigo un traspaso en la manera de entender la defensa. Milit?o, como Pepe, abarca campo y m¨¢s campo, defiende mejor en aguas abiertas, encima al contrario, le reta en el sprint, f¨ªa a la explosividad y la anticipaci¨®n sus duelos con los rivales. Ramos, un prodigio f¨ªsico, ten¨ªa m¨¢s cuerpo y m¨¢s gol, ganaba en el choque, era mejor con el bal¨®n y ocupaba otro lugar en la jerarqu¨ªa del Madrid del que puede ocupar Milit?o (24 a?os). Que el brasile?o se haya hecho tan r¨¢pido con la zaga y en plena descomposici¨®n (se fue Varane, se fue Ramos, se fue Marcelo, queda Carvajal) es la mejor noticia que pudo recibir el Madrid, un equipo construido hist¨®ricamente de arriba abajo. Con pocos problemas a la hora de martillear arriba y muchos cuando le roban la cartera al contragolpe, precisamente la especialidad de Milit?o: mucho campo y un contrario con bal¨®n al que aterrorizar.
Eder Milit?o no es producto de una vocaci¨®n. Nunca le interes¨® el f¨²tbol, pese a que su padre fue futbolista y quer¨ªa que el chico continuase la tradici¨®n. ¡°?der no era muy fan del f¨²tbol. Nunca fue de jugar en la calle. De ni?o, lo ¨²nico que quer¨ªa hacer era andar en bicicleta y jugar con la cometa¡±, dijo su padre al portal portugu¨¦s Maisfutebol. Cuando empez¨®, gole¨®; jugaba de medio y ten¨ªa remate y facilidad para marcar. Se fue acomodando atr¨¢s. Pero cuando el joven drag¨®n del Oporto ahora en el Madrid sale de la cueva, recuerda el ni?o goleador que fue.
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