La fragilidad del h¨¦roe

Todas las sociedades necesitan h¨¦roes. Figuras a las que trasladarles sus anhelos, sus miedos, sus grandezas y sus miserias. A las que proyectarles los sue?os frustrados de cada uno, para verlos realizados a trav¨¦s de otro. Lo que suele suceder es que las sociedades se olvidan de que esos h¨¦roes tambi¨¦n son humanos. Y tienen sus propios anhelos, miedos, grandezas y miserias. Y sue?an, a su vez, con cotas que no podr¨¢n alcanzar. Y, adem¨¢s, tienen que enfrentarse a las expectativas depositadas sobre ellos, complicando la gesti¨®n del asunto principal: el ser humano. El deporte, factor¨ªa en continua producci¨®n de ¨ªdolos y referentes, est¨¢ repleto de casos en los que la figura p¨²blica hizo olvidar a la persona que hab¨ªa detr¨¢s, llev¨¢ndose por delante la carrera y, en ocasiones, la vida del protagonista.

Frank Vandenbroucke era un ciclista de gran talento y mucho carisma. Nacido en B¨¦lgica, uno de los pa¨ªses que m¨¢s y mejor venera el deporte de las dos ruedas, los medios de comunicaci¨®n se refer¨ªan a ¨¦l como ¡°el chico de oro¡± y sus disc¨ªpulos como ¡°dios¡±. D¨¦cada y media despu¨¦s de la retirada de Eddy Merckx hab¨ªa aparecido un sucesor. Para completar la historia, ten¨ªa aires de estrella de rock, lo que contrastaba con la aparente normalidad de los ¨ªdolos del momento ¡ªIndurain o Rominger¡ª. Era un polo de atracci¨®n para los aficionados, que no pod¨ªan ver ni imaginar lo que se escond¨ªa debajo de aquella personalidad deslumbrante. Solo pudieron hacerlo cuando apareci¨® muerto en extra?as circunstancias en una habitaci¨®n de hotel de Senegal. Era 2009. Ten¨ªa 34 a?os.

Dios ha muerto (Libros de ruta) es el libro del periodista ingl¨¦s Andy McGrath en el que, a trav¨¦s de los relatos del entorno m¨¢s cercano del ciclista reconstruye su trayectoria vital y profesional. Un camino que lo llev¨® al ¨¦xito y que emprendi¨® luego una turbulenta ruta de descenso. Un retrato de un talentos¨ªsimo ciclista que, en el fondo, escond¨ªa en su aparentemente infinita confianza en s¨ª mismo a aquel chico que creci¨® en el bar familiar buscando el cari?o de todo el mundo. Que tapaba con su arrogancia una fragilidad que termin¨® por quebrarlo.

Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.