El estimulante legado de la Canad¨¢ campeona de la Davis

Pocas cosas m¨¢s poderosas en el deporte que una barrera in¨¦dita. Escribir una historia sin precedente va mucho m¨¢s all¨¢ de la adrenalina del momento, de la agitaci¨®n del resultado. Completar un logro por primera vez abre un horizonte nuevo, refuerza la convicci¨®n colectiva. En definitiva, nos empuja a dejar atr¨¢s realidades que tom¨¢bamos por imposibles. Si esto nos ayuda a crecer como sociedad, el deporte es una fuente inagotable de ejemplos.

Canad¨¢ lograba este fin de semana la primera Copa Davis de su historia, firmando una de las p¨¢ginas doradas de su deporte moderno. Un equipo liderado por F¨¦lix Auger-Aliassime y Denis Shapovalov, dos jugadores j¨®venes y con ra¨ªces diversas, muestra de un mundo cada vez m¨¢s globalizado, escrib¨ªan un cap¨ªtulo muy buscado por el tenis canadiense en los ¨²ltimos a?os.

El tenis es un deporte individual en el que la fuerza del grupo gana terreno a?o tras a?o. Los jugadores se rodean por equipos de especialistas cada vez mayores, facilitando carreras amplias como nunca vimos. Las interacciones a trav¨¦s de las redes rompen la burbuja del deportista, algo m¨¢s aislado hace unos pocos a?os. Y las competiciones por equipos se multiplican, con el espect¨¢culo a?adido de la camarader¨ªa de un vestuario.

Canad¨¢ ha dominado con maestr¨ªa esa nueva realidad, atrapando cada competici¨®n que ha exigido un esfuerzo entre compa?eros. La ATP Cup que abri¨® la temporada cay¨® en sus manos, por primera vez qued¨® la Laver Cup fuera del poder europeo y el triunfo en la Copa Davis refuerza una tendencia fortalecida como en ning¨²n otro a?o.

Lo m¨¢s importante de todo es el legado a futuro. En uno de los pa¨ªses con mayor crecimiento reciente en el circuito, el logro firmado en M¨¢laga refuerza la visi¨®n ganadora de futuras generaciones. Haza?as de este tipo convierten a los jugadores en pioneros, en figuras visibles para los m¨¢s j¨®venes. Ejemplos para iniciar un camino donde hay lugar para el triunfo deportivo.

La final de la Copa Davis fue un est¨ªmulo absoluto. Si Canad¨¢ nunca hab¨ªa conquistado la competici¨®n, Australia, una de las naciones hist¨®ricas del tenis, lleva cerca de 20 a?os sin levantar la Ensaladera. Son dos ejemplos de pa¨ªses con la fuerza suficiente para inspirar a los m¨¢s peque?os y convertir la raqueta en una opci¨®n real camino del deporte profesional.

Cuando uno comienza a competir, tener una figura referente juega un papel clave. En mis primeros pasos, ver las haza?as de Conchita Mart¨ªnez y Arantxa S¨¢nchez-Vicario, leyendas de nuestro deporte, inconscientemente era una gu¨ªa a la hora de trabajar. Tener ese rumbo marcado es un est¨ªmulo a valorar, una senda a seguir por la que sentirnos privilegiados. En tantos y tantos deportes, hay carreras porque antes hubo maestros. Ah¨ª est¨¢ la importancia de lo conseguido por Canad¨¢.

Ha sido un camino repleto de tenacidad. En la temporada 2015, siendo apenas unos ni?os, lograron levantar en Madrid la modalidad j¨²nior del torneo. El tenis es un deporte que exige una dedicaci¨®n absoluta, donde el nivel se consigue mediante la pr¨¢ctica permanente. El grupo liderado por F¨¦lix y Denis ha sembrado durante a?os los frutos que acaban de recoger, llegando a lo alto de una monta?a que comenzaron a escalar hace much¨ªsimo tiempo.

Esa uni¨®n de grupo, esa comuni¨®n entre compa?eros, hay que trabajarla con la dedicaci¨®n de una amistad. Hasta saber qu¨¦ necesita el otro con apenas una mirada, intuir su sensaci¨®n en la pista o encontrar la palabra de motivaci¨®n necesaria. Son detalles que, en estos niveles, pueden decidir partidos. Lo que ha recogido Canad¨¢ solo es la consecuencia de un grupo humano unido entre personas, con or¨ªgenes diferentes, que un d¨ªa se dieron la mano en el camino.

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